Terrorismo
El otro 20 de octubre del que nadie hablará: un gallego asesinado en 1983 por vender pan a la Guardia Civil
Cándido Cuña sufrió dos atentados, el segundo mortal, por “colaborar” con la Benemérita a la que suministraba alimentos
Es el otro aniversario, el otro 20 de octubre, esta vez de 1983, cuando Cándido Cuña González fue asesinado por ETA en Rentería por colaborar con las “fuerzas de ocupación”. Su “delito”: era panadero y vendía pan a los agentes de las Fuerzas de Seguridad. Mañana no se hablará de él sino de lo buenos que son los terroristas.
Tenía 46 años y acababa de tomar una consumición en el bar “Tres Cepas”de la calle Zubiaurre de Rentería. Cuando salía del establecimiento, alrededor de la siete de la tarde, dos individuos encapuchados se acercaron a él y le dispararon a bocajarro. Ya en el suelo, uno de los terroristas le remató. Estaba cerca de su casa
Dos de sus tres hijos fueron los primeros en llegar al lugar del atentado. Uno de ellos, Manu, contó en una entrevista cómo habían vivido los días posteriores al atentado: “Mi madre estuvo los tres días siguientes sentada en el pasillo, con la puerta de casa abierta, esperando que mi padre entrara por allí”. Fue trasladado al hospital de la Cruz Roja donde sólo se pudo confirmar su fallecimiento. Había recibido dos tiros en la cabeza.
Cándido Cuña era miembro de una cooperativa panadera de Pasajes y habíasufrido otro atentado el 21 de abril de 1979. En aquella ocasión, fue tiroteado cuando salía de su domicilio, en la calle Zamalbide. Varios miembros de ETA le dispararon alcanzándole con ocho proyectiles en el cuerpo, lo que le causó graves heridas y tuvo que permanecer hospitalizado durante varios meses. Sin embargo, logró salvar la vida y continuar con su trabajo, pese a que ya tenía la diana de la banda terrorista en su cuerpo. No quiso abandonar Rentería ni ceder a la presión terrorista.
Por aquel intento de asesinato, la sección 2.ª de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó a José María Zubiaurre Portugal a la pena de 17 años así como a indemnizar a los familiares de la víctima con 2.900.000 pesetas.
ETA se responsabilizó del asesinato de Cándido y le acusó de colaborar con las Fuerzas de Seguridad, consistente en “vender pan a los agentes del cuartel de Pasajes”. Gallego de nacimiento, estaba casado y tenía tres hijos, de diecinueve, veintidós y veintiséis años.
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