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Violencia

“Vaya la que le he dado al maricón de mierda”. El principal agresor se jactó con posterioridad de la paliza a Samuel

La conversación avalaría la tesis de que el crimen pudo tener motivaciones homófobas. Los participantes en la paliza se pusieron de acuerdo para borrar los mensajes de sus móviles

Vaya la que “le he dado al maricón de mierda”. La frase, pronunciada con posterioridad a la agresión, por Diego, designado por la investigación como “agresor 1″, en un parque cercano a donde sucedieron los hechos, vendría a avalar la tesis de que el ataque como consecuencia del cual murió Samuel Luiz en La Coruña tendría motivaciones homófobas.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes conocedoras del asunto, los agresores se reunieron en un parque cercano después de lo ocurrido en la playa de Riazor y en la calle Buenos Aires.

La Brigada de Policía Judicial cuenta con un testimonio, incorporado a diligencias, en la que una persona relata con detalle lo que comentarios que hicieron los agresores, entre los que figura la referencia a Samuel como “maricón de mierda”. Asimismo, tal y como adelantó este periódico, los agresores, lejos de arrepentirse por lo que habían hecho, se justificaban entre ellos por lo ocurrido.

Una de las consignas que se comunicaron, según las citadas fuentes, fue la de borrar todos los mensajes que se habían cruzado, probablemente porque ya eran conscientes de la gravedad en la que habían dejado a Samuel.

Los expertos de la Policía no han concluido aún el volcado de los móviles de los agresores. Según las técnicas de que se dispone en estos momentos, se podrán recuperar esos mensajes en los que, a la vista de los comentarios hechos en la reunión que mantuvieron en el parque, podrían encontrarse evidencias de las motivaciones que los llevaron a realizar la salvaje agresión que acabó con la vida de Samuel.

De acuerdo con los datos facilitados por las mencionadas fuentes, la palabra “maricón” dirigida como insulto hacia la víctima se habrá pronunciado, al menos, en dos ocasiones: en el momento de la agresión, según relata una testigo presencial, y, con posterioridad, en la reunión de los agresores en el parque.

Puede tratarse de una mera repetición, de una palabra que utiliza habitualmente el “agresor 1″ contra personas contrarias, pero la investigación la va a tener en cuenta. Si cuando finalice el volcado de los teléfonos hay nuevas referencias al asunto, el crimen podría ser calificado como homófobo. De momento, todas las hipótesis están abiertas, aunque nadie llega a explicarse la brutalidad de la agresión por la mera sospecha que una persona pudiera grabar a otra con un móvil. Se trata de una desproporción ante una persona que no se podía defender y que sólo clamaba auxilio.