Doble moral
La hipocresía de Pedro Sánchez con Vox: del halago al insulto
Hace apenas dos meses, la formación que lidera Santiago Abascal era un ejemplo de “moderación y sentido de Estado” para el Gobierno. Ahora, es una “amenaza para la democracia”
Febrero de 2021. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega al Congreso de los Diputados tras conseguir sacar adelante su “decretazo de fondos europeos”. Un decreto que pasa el trámite gracias al apoyo de EH Bildu y Vox. En ese momento, los ataques por la foto de Colón, el “discurso del odio” o la xenofobia pasan a un segundo plano en el discurso del Ejecutivo y Santiago Abascal se convierte en un líder “moderado” que da “lecciones de responsabilidad y de sentido de Estado”.
Palabras que hoy rechinan en nuestras cabezas tras los últimos acontecimientos ocurridos en plena campaña electoral en Madrid. Y es que el propio presidente del Gobierno ha acusado a Vox de ser “una amenaza para la democracia”. Tras el rifirrafe entre la candidata de esta formación, Rocío Monasterio, y el aspirante de Podemos, Pablo Iglesias, el pasado viernes, el tono se ha endurecido. Las amenazas de muerte y las “dudas” planteadas por la formación que lidera Santiago Abascal, provocaron un antes y un después en una campaña ya de por sí polarizada.
Pero, pongámonos en antecedentes. El cabeza de lista de Podemos abandonó el debate y la presentadora tuvo que darlo por terminado una hora después, cuando Ángel Gabilondo (PSOE) y Mónica García (Más Madrid) decidieron también irse. Antes de que Iglesias se levantara de la silla, Monasterio se mofó del envío con las balas y exigió a Iglesias que se marchase, no sólo del debate, sino de España.
Vox, “amenaza extremista”
“El viernes Vox cruzó una línea y será la última línea que cruce”, advertía el presidente del Gobierno durante un mitin en Getafe, en el que poco o nada se vio a Ángel Gabilondo. Y es que el candidato del PSOE por Madrid se ha difuminado ante la figura “protectora” de Sánchez, que acapara todos los titulares. “Los demócratas nos hemos levantado y nos hemos puesto en pie para decir: ¡Basta!”, bramaba antes de implorar el voto para “frenar la amenaza extremista que representa la ultraderecha”.
Y en este punto, resulta imposible no acordarse de aquellas palabras de febrero de 2021, hace apenas dos meses, donde Vox era la imagen de “la responsabilidad y el sentido de Estado”, donde los votos de Vox sí eran buenos para el Ejecutivo para sacar adelante su decreto de fondos europeos. “El agradecimiento del Gobierno por proteger a los españoles es a todos los que han entendido el mensaje. Hoy se trata de proteger a España”, argumentaba en aquel momento la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo. Y en ese “todos” iba incluido Vox. La formación que, a juicio del Ejecutivodecidió ponerse “a disposición de este país, aunque eso implique de forma indirecta darle la razón al Gobierno”.
Pero la realidad podía haber sido muy distinta. Un mes después de la votación, el líder de Vox, Santiago Abascal, admitía que se habían equivocado al abstenerse en la votación en el Congreso del decreto de los fondos europeos. Y es que, en aquel entonces, el Ejecutivo ocultó un informe del Consejo de Estadoque recomendaba reforzar los controles sobre estos fondos europeos. “Fue una decisión colectiva del partido. La meditamos el tiempo que pudimos, aunque con el informe del Consejo de Estado la decisión habría sido otra”, matizaba Abascal.
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