Europa

La UE investigará el derrumbe del vertedero de Zaldibar

La Comisión Europea ha dicho que hubo "importantes deficiencias” en el funcionamiento de la escombrera y que pedirá explicaciones al gobierno vasco

El 6 de febrero se produjo un derrumbe en el vertedero de Zaldibar, cerca de las localidades de Ermua y Eibar
El 6 de febrero se produjo un derrumbe en el vertedero de Zaldibar, cerca de las localidades de Ermua y EibarMiguel ToñaAgencia EFE

Bruselas toma partido en el desastre medioambiental del derrumbe del vertedero de Zaldibar. A punto de cumplirse cien días de la tragedia, la Unión Europea anunció ayer que investigará las causas del desprendimiento de la escombrera que se produjo el pasado 6 de febrero y sepultó a dos trabajadores cuyos cuerpos siguen sin encontrarse.

El comisario de medio ambiente Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, manifestó su preocupación por la «gravedad» de este accidente que pudo deberse a una sobreexplotación del vertedero. El comisario deja entrever que hubo «importantes deficiencias» en su funcionamiento, que las autoridades competentes deberían «haber detectado, vigilado y, en última instancia, sancionado». De hecho, asegura que la Unión Europea pondrá en marcha una investigación propia para conocer las causas y las consecuencias del que ya es considerado como uno de los mayores desastres medioambientales de la historia de España.

El Ejecutivo de la UE hizo estas valoraciones en sus respuestas a una batería de cinco preguntas presentadas el pasado 20 de febrero por la portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, y por el eurodiputado vasco del PP, Javier Zarzalejo.

La gestión del desastre de Zaldibar generó un gran malestar entre los vecinos de Ermua y Eibar, las dos localidades próximas a la escombrera. Tras el derrumbe y posterior incendio descubrieron que en el interior del vertedero se almacenaba amianto así como otros desechos para los que, presuntamente, la compañía encargada de la explotación –Verter Recycling– no tenía autorización. Además, en sendas localidades se detectaron dioxinas y furanos, obligando los vecinos a permanecer en sus viviendas por motivos de salud.

También la oposición en bloque criticó la respuesta del gobierno vasco. Todos las formaciones solicitaron la comparecencia en una comisión de investigación del lendakari, Íñigo Urkullu, quien reconoció «los errores» sin asumir responsabilidades. Tras conocerse ayer la noticia, el candidato de la coalición PP+Cs a lehendakari, Carlos Iturgaiz, aseguró que resulta «clarificador» que Bruselas aprecie que hubo «importantes deficiencias» en el funcionamiento del vertedero de Zaldibar. «No es un desastre natural como el PNV ha querido hacer ver. Y además, ha pretendido tapar con su ley del silencio lo que era una evidencia para toda la sociedad vasca y ahora confirman las instituciones europeas», señaló.

Sin embargo, desde el departamento de Medio Ambiente del Gobierno Vasco, lamentaron ayer que el comisario europeo «no se haya informado directamente sobre el control administrativo realizado sobre el vertedero de Zaldibar, antes de expresar conclusiones sin una base fundamentada».

Desde el mes de febrero un juzgado de Durango investiga por presuntos delitos medioambientales al titular del vertedero. Por otro lado, el Departamento de Medio Ambiente Vasco encargó a principios del mes de abril un informe a tres expertos para que determinen las causas. Sin embargo, ninguna de las dos arroja, por el momento, resultados.

“Un vertedero low cost”, según los vecinos

El de Zaldibar era un vertedero «low cost» y, a su vez, la principal escombrera de residuos industriales del País Vasco. Su instalación en la ladera del monte Montía, con dos centenares de metros de desnivel y enormes pendientes, carece de todo sentido. Ubicado a escasos metros de dos núcleos urbanos, su sola presencia chirría. El vertido de residuos se hacía de manera tan descontrolada, que aunque su vida útil se situaba en 35 años, en solo una década habría alcanzado su capacidad.

La escombrera contaba con capacidad para 2,74 millones de metros cúbicos, lo que supone unos 80.000 metros cúbicos y unas 118.000 toneladas anuales. Teniendo en cuenta que la actividad comenzó en 2011 y que en 2017 se vertieron hasta 380.000 toneladas, luego en 2018 ascendieron a 540.000 y en 2019 sumaron otras 510.000, en su interior se estaba vertiendo entre tres y cuatro veces el vertido autorizado anualmente. Ese incremento excedería la capacidad del vertedero rápidamente dado que en nueve años ya había ocupado más de la mitad del volumen total del vertedero. En su interior se almacenaba todo tipo de residuos.