Partidos Políticos
Álvarez de Toledo hace estallar al PP contra Casado
Desautoriza al líder nacional y evidencia la descoordinación interna. Arremete con virulencia contra La Sexta, mientras Casado carga contra Iglesias por atacar a los medios
Cayetana Álvarez de Toledo es un problema para Pablo Casado. Ayer removió los cimientos del PP e hizo estallar al núcleo de la estructura del partido contra el líder nacional, responsable tutelado de su nombramiento. Que ejecutó en contra del criterio de la mayoría de su Comité de Dirección y de sus más directos colaboradores y apoyos en el proceso congresual que terminó con su elección como relevo de Mariano Rajoy como presidente del PP.
Fue un nombramiento tutelado porque la decisión de colocarla en el cargo que ostenta al frente del Grupo Parlamentario del Congreso se atribuye directamente a la larga mano en Génova del ex presidente del Gobierno José María Aznar, y a la influencia de sus «tentáculos» en el equipo de asesores al que escucha Casado. Sus declaraciones contra La Sexta desnudaron una vez más la descoordinación interna, la falta de estrategia y la decisión de la portavoz de «ir por libre y de imponer sus opiniones personales y su protagonismo sobre la estrategia del conjunto del partido». Las críticas por todas estas razones le llueven desde que empezó a sonar su nombre como candidata a la portavocía en el Congreso. Pero ayer dio un paso en falso que compromete a Casado, al que le piden explicaciones por los daños que deja el hacer político de la portavoz.
Tiene frentes abiertos con «pesos pesados» de la dirección nacional, que intentan hacer de dique contra su ofensiva para hacer del grupo parlamentario «su chiringuito, en manos de FAES». Y tiene también en contra a la mayoría de los presidentes regionales y provinciales: muchos de ellos ya advirtieron a Génova sobre el error de auparla a la portavocía del Congreso.
Álvarez de Toledo no es nueva en el PP. Fue una de las principales ideólogas, con apoyo externo, de la teoría de la conspiración sobre los atentados del 11-M, que llevó al PP a la derrota electoral de 2008 y que obligó a Mariano Rajoy a «enterrar» a todo aquel PP «duro», con el que compadreaba entonces Álvarez de Toledo desde su posición al frente del Gabinete de Ángel Acebes, secretario general del partido. Rajoy la apartó y ella se recolocó al lado de Aznar, desde donde influyó y participó en la campaña del ex presidente del Gobierno contra el PP dirigido por Rajoy.
El asentamiento de Casado en Génova ha ido acompañado de una conquista de posiciones de los afines a Aznar, con FAES cada vez con más poder en la estructura ideológica del PP. Les escucha Casado en Génova y controlan el grupo parlamentario. Que no tengan cargo en la estructura orgánica no rebaja su poder, ya que como asesores, y «susurradores» en los oídos del líder, tienen más capacidad de influir que barones y dirigentes territoriales del partido. «Han dejado que mande FAES, con Cayetana al frente, y Aznar no se presentó al Congreso porque si se hubiera presentado no le habríamos votado». Esta idea está en las entrañas del PP y aflora de manera recurrente cada vez que se siente el poder de Aznar sobre las decisiones de Casado. O cada vez que la portavoz marca su terreno propio sin encomendarse ni siquiera a la dirección nacional del partido. Al final su sombra da lugar a que en el PP se pregunten quién manda realmente en la formación.
El problema con Álvarez de Toledo ya venía arrastrándose, y eso que la legislatura está empezando a rodar. Pero sus declaraciones de ayer en Onda Cero, en una entrevista con Carlos Alsina, han echado leña al incendio hasta llegar a quemar al líder nacional. Casi al mismo tiempo que Casado atacaba al vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, por «amenazar» a los medios de comunicación, su portavoz se descolgaba en el programa «Más de uno» con un duro ataque contra La Sexta, a la que acusó de «trabajar para erosionar la democracia» por su posición respecto a Cataluña. Álvarez de Toledo sigue la misma estrategia que el independentismo, pero desde el otro extremo, al «disparar» contra la pluralidad informativa, y mintiendo, además, en cuanto a la posición editorial de la cadena frente al «procés» y en contra de la política secesionista. Los trabajadores de La Sexta han sido víctimas, como los compañeros de otros medios de comunicación, de la furia independentista radical en reacción contra la posición editorial de la cadena.
Ayer, Álvarez de Toledo se colocó en «una posición de superioridad intelectual», que tanto le afean dentro del PP, para repartir lecciones en todos los ámbitos. A los españoles, en general, a los periodistas, a las elites empresariales... «Hago un llamamiento a la responsabilidad de las elites españolas, de personas influyentes, de los intelectuales, de los empresarios, de los dueños de medios de comunicación, porque mirar para otro lado, incluso hacer negocio con esta operación de erosión de las democracias, como la nuestra, es una inmensa y gravísima irresponsabilidad». «Hay televisiones que hacen negocio. La Sexta hace negocio, por ejemplo, con la erosión de los valores de nuestra democracia, que no son de derecha ni de izquierdas. Eso es hacer negocio con la erosión de nuestro sistema democrático. Y yo creo que es un momento crítico. Insisto hay mucho desistimiento, mucho cansancio y mucha connivencia activa por parte del Gobierno de España». «¿Usted cree que La Sexta trabaja por la destrucción de la democracia en nuestro país?», preguntó Alsina. «Por la erosión, sí. Hace negocio con eso. Lo he dicho siempre, sí, sí». Carlos Alsina aclaró que no comparte las palabras de la portavoz del PP. «La Sexta tiene su propia línea de trabajo, su línea profesional, periodística y editorial, que no creo que vaya en contra de la democracia ni de las instituciones».
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