Pablo Iglesias
El PSOE cede a Podemos el ministerio de Trabajo
Podemos también ostentará una Vicepresidencia y la cartera de Universidades. Sanidad también quedaría en manos de los socialistas
Las negociaciones para articular el Gobierno de coalición avanzan ajenas al ruido exterior. Ni las consultas a la militancia que han puesto en marcha varios partidos ni las voces que surgen para explorar otras vías que no pasen por Podemos y los independentistas están alejando a Pedro Sánchez de su objetivo de ser investido cuanto antes. Antes de que acabe el año. Esta premura para dejar de estar en funciones contrasta con el ritmo de la negociación, que sigue su curso. Despacio, pero con paso firme. Los contactos se suceden con la máxima discreción y comandadas por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en primera persona y por perfiles de su máxima confianza en segundos niveles. La última reunión entre ambos se produjo este lunes en La Moncloa para seguir cimentando las que serán las bases de su futuro Gabinete. La estrategia se comparte incluso en los mensajes que se busca trasladar a la opinión pública a cuenta del eventual bloqueo de ERC. Iglesias lidera la rama dura, prometiendo una «plurinacionalidad» que Sánchez no puede asumir en primera persona.
No se descartan en las próximas semanas más citas para dar el visto bueno al trabajo que se va avanzando por parte de los respectivos jefes de gabinete y portavoces; Iván Redondo y Adriana Lastra por el PSOE y Pablo Gentili e Irene Montero por Unidas Podemos. Pocos son los que están al corriente de los pormenores del acuerdo. El objetivo es evitar los vicios, en forma de filtraciones interesadas, que dieron al traste con las negociaciones en julio y en septiembre. Los socialistas ya asumieron que su autocrítica de los resultados del 10-N vendría en su forma de negociar ahora y esto no solo se refería a aceptar la coalición sin pestañear.
Según confirman fuentes de los equipos negociadores a LA RAZÓN, PSOE y Podemos trabajan precisamente bajo el esquema de la oferta fallida de julio. Una estructura que garantiza independencia en la gestión de los ministerios al partido que lo detente, en contraposición al modelo de «gobierno a la valenciana», en el que en cada área existen representantes de los partidos en los diferentes niveles de la administración de la misma. El principal escollo es actualmente determinar las competencias que el partido morado podría detentar en el Ministerio de Vivienda, que podría no desgajarse de Fomento. A día de hoy, por tanto, la cuota morada en el Consejo de Ministros se limitaría a Trabajo, Igualdad y Universidades, así como una vicepresidencia de corte social para Iglesias.
Respecto a la cartera de Vivienda, la formación no quiere un sillón vacío y para presidirlo necesitaría el aval socialista para poder desempeñar las políticas sociales de las que Pablo Iglesias hace bandera, como la subida del SMI o la garantía de un alquiler estable, entre otras. Desde el PSOE no ven factibles las medidas intervencionistas que Podemos lleva en su programa electoral. De hecho, los socialistas han atado ya esta cartera y será Nadia Calviño con su vicepresidencia económica la que asuma el control dentro del Consejo de Ministros. Las mismas fuentes confirman que el PSOE hará guiños a los morados manteniendo las prioridades sociales que éstos exigen, pero, existen reticencias a dejar en manos de Iglesias el ministerio de Vivienda.
La novedad de este acuerdo, principalmente, es que Sanidad no entraría dentro de la cuota morada, un ministerio que sí copó parte de la negociación anterior. Como ya ocurriera en julio, los morados no ocuparían ministerios de Estado. Así, los nombres que hoy peligra su continuidad en el gobierno de Sánchez son los de Magdalena Valerio (Trabajo) y Pedro Duque (Ciencia, Innovación y Universidades). Una vez descartado Vivienda, en un principio, la cartera de Trabajo que hasta ahora dirige Magdalena Valerio entraría en juego como contrapartida. En verano, Podemos exigió en el último minuto las políticas activas de empleo para aceptar la oferta socialista. Ahora, el departamento podría dividirse, por lo que la gestión de la Seguridad Social continuaría dependiendo de los socialistas y las materias laborales recaerían en Podemos.
Aquí, una de las partidas más deseadas por los de Iglesias; el control sobre la reforma laboral y herramientas para luchar eficazmente contra la precariedad laboral, entre otros. Uno de los aspectos que más reticencias despierta en el sector empresarial. En todas las quinielas la diputada gallega Yolanda Díaz sería la mejor posicionada para dirigirlo, un perfil de acreditada experiencia y de la total confianza de Iglesias. El ministerio de Igualdad, con la portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero, a la cabeza ya entró también en la última negociación, pero entonces Carmen Calvo se negaba a ceder la competencia que ella misma detentaba. Ahora el puente estaría abierto y el partido morado podría desarrollar competencias sociales y encarnar la lucha contra la violencia machista. En cuanto a la cartera de Ciencia, Innovación y Universidades, el partido morado podría acaparar el departamento educativo.
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