CPD

Enchufados al negocio de los centros de datos

España está atrayendo la inversión en este sector. El acceso a energía renovable es uno de los motivos, pero también de los retos

Procesadores de datos
Procesadores de datosLa Razón

España ha pasado de ser, prácticamente, un solar en materia de centros de datos (a principios de siglo no había inversiones extranjeras en este sentido) a ser uno de los principales centros de inversión.

Desde que AWS anunciara en 2022 su intención de abrir una zona cloud en nuestro país, todos los grandes jugadores de la industria tecnológica han presentado su propuesta de que España albergue una de sus zonas cloud (muchas veces compuestas por hasta tres CPD) o para ampliar estas infraestructuras: Google, Microsoft, IBM, Oracle…

Pero, antes que ellos, muchas empresas apostaron por nuestro país para servir de alojamiento a estos recursos informáticos que necesitan las empresas. Desde que en el año 2000 Digital Realty abriera su primer CPD en Madrid, el sector no ha dejado de crecer. Esta empresa, sin ir más lejos, tardó 12 años en llenar el espacio disponible mientras que el segundo se completó en seis. Para el tercero hicieron falta la mitad de año y el cuarto CPD que ha construido, y con el reto de evitar que fuera también la mitad del tiempo, se decidió construirlo muchísimo más grande (más del doble de tamaño que los primeros tres juntos).

Pero, ¿qué ha pasado para que España esté atrayendo tanta inversión en este sentido? Hay varios factores que confluyen y que han acabado por conformar una especie de «tormenta perfecta».

Posición geoestratégica

La posición geográfica de España es uno de esos factores que soplan a favor nuestro. Como señalaba recientemente Carme Artigas, ex secretaria de Estado de Inteligencia Artificial y asesora en esta materia ante Naciones Unidas, somos el punto de menor latencia (tiempo que transcurre entre que se pide una operación en las redes de telecomunicaciones y que esta llega a su destino para ser procesada) entre Europa y América. Algo que, en tiempos de cloud computing e Inteligencia Artificial, donde la excelencia se mide en milisegundos, puede ser vital para marcar la diferencia.

Además, qué duda cabe que también somos el punto más cercano entre el Viejo Continente y África con conexión a todo el Mediterráneo y siendo la puerta de entrada natural a Latinoamérica.

Esta situación en el mapa no solo es geopolítica: también energética. Por ejemplo, España puede presumir de ser uno de los países con más horas de sol a lo largo del año en Europa: más de 2.500 de media, frente a las 1.200 que se calcula que tiene Reino Unido.

El estar de cara al Atlántico y con el Mediterráneo y el Cantábrico bañando nuestras costas y la geografía de nuestro país también nos beneficia en cuanto al viento. En 2023, la energía eólica fue la principal fuente de generación de energía en España, con una participación del 23,5% del mix de generación. La generación eólica alcanzó un máximo histórico anual de 62.569 GWh, lo que significa un incremento del 2,2% con respecto al anterior máximo del año 2022.

Para completar este puzle, tenemos la densidad geográfica de nuestro país por debajo de la media europea: si en España es de 96 habitantes por km² (lo que resulta de dividir la población total entre la superficie territorial, que es de 505.970 km²), la densidad de población media en la Unión Europea fue de 109 personas por km²(datos de 2019). Algo que, según los expertos, permite que haya mucho espacio para la colocación de estas grandes infraestructuras y que eso no interfiera en las necesidades eléctricas de la población.

Energía más barata

Toda esta situación convierte a España en un paraíso para esas empresas que necesitan electricidad pero que, además, buscan cumplir con los criterios de sostenibilidad.

España no es solo es el país con la energía más barata de Europa, sino que además es capaz de ofrecer energía verde. Algo que, como insistía Artigas, nos confiere una ventaja competitiva para poder tener una soberanía de datos de las empresas europeas. Es decir, que los CPD pueden albergar esos datos que la Data Act demanda que se guarden en nuestro continente. Esta regulación europea regula la economía y los mercados de los datos, obligando a que esta información esté en Europa y procesados por cloud en el Viejo Continente.

Para lograr llevar el gato al agua, solo hay un gran reto: «tenemos que conseguir que estos CPD sean sostenibles y que requieran menos energía y agua», en palabras de Artigas.

En esa lucha, las compañías suelen firmar acuerdos de suministro energético a largo plazo, lo que no solo les garantiza tener este recurso, sino no estar sujetos a los vaivenes en el precio. AWS, por ejemplo, trabaja con distintas compañías energéticas a través de un Purchase Power Agreement (PPA) para equiparar al 100% la electricidad utilizada en sus centros de datos con energía 100% renovable, como en Aragón, «donde nuestros tres centros de datos operan con este modelo desde que inauguramos en noviembre de 2022», señalan fuentes de la compañía.

Algo similar a lo que hace, a nivel mundial, Microsoft. «Hemos anunciado que nuestra cartera total de acuerdos de compra de energía libre de carbono asciende a 19,8 gigavatios. Esto incluye acuerdos en 16 países», detallan fuentes de la compañía. «A escala mundial, tenemos más de 135 proyectos de energías renovables y estamos en condiciones de seguir aumentando nuestra adquisición de recursos renovables para cumplir nuestros objetivos». En España, por ejemplo, se cuenta con un acuerdo con Repsol para estos cometidos.

¿Energía para todos?

Las perspectivas de crecimiento son muy optimistas, sobre todo después de que AWS anunciara su intención de ampliar sus CPD en Aragón. Spain DC, la Asociación Española de Data Centers, prevé la llegada de inversiones por valor de 8.000 millones de euros al sector de los centros de datos de aquí a 2026. Sin embargo, considera que para que estas inversiones que está en cartera se cumplan y lleguen a buen puerto hace falta la construcción de redes eléctricas para que lleguen 38.000 millones de euros de inversión solo a la Comunidad de Madrid hasta 2030.

En estos momentos, España cuenta con una potencia instalada cercana a 180 MW con la previsión de crecimiento para este año del 20%. Madrid y Barcelona concentran la mayor parte de este crecimiento y superan ampliamente el avance de los principales mercados europeos. De ellos, Madrid tiene 147 MW de potencia instalada, lo que supone un crecimiento del 25,6% con respecto a los datos del 2022, pero queda 30 MW por debajo de las previsiones iniciales debido a la ralentización en la ejecución como consecuencia de las dificultades de tramitación y suministro.

Por su parte, las eléctricas se lamentan de su situación, puesto que aseguran que, con la descarbonización de la economía, todas las industrias reclaman mayor capacidad energética. Fuentes de Endesa hacen un símil. «Hemos multiplicado la producción de coches para que vayan por las mismas carreteras».

Es decir, que la red de transporte de la energía, las autopistas por las que debe discurrir la energía, necesitan ser renovadas y mejoradas si se quiere cumplir con este mandato de la descarbonización y no solo en materia de CPD. «Ahora tenemos que hacer un montón de salidas de esas autopistas y esas autovías para poder llevar esa energía a donde se necesita, que es la red de distribución», detallan estas fuentes consultadas por La Razón. «Ahí es donde tenemos el problema ahora mismo porque la red de distribución en España está bastante bien, tenemos una red más o menos robusta, pero estamos en un momento súper importante porque nos encontramos con que hay un montón de cambios se están produciendo en esa red y que necesitamos atender ya precisamente para poder recoger todas estas oportunidades industriales nuevas”, refuerzan.

Una idea compartida por Robert Assink, director general de Digital Realty. «España produce energía para exportar y lo manda a otros países (como Francia o Portugal). No hay un problema energético en cuanto a capacidad de producción. Hay un problema energético en cuanto a la distribución», expone.

Estas fuentes avanzan, además, que la solución no es sencilla porque la regulación actual está pensada para antes de la transición energética y que, por tanto, «no está preparada para absorber toda esa generación de energía eléctrica que se está produciendo».

Por hacernos una idea, solo el autoconsumo que es capaz de generar Endesa equivale a tres centrales nucleares. Pero el problema, según las eléctricas, es que esta generación está muy repartida, lo que supone un reto para la red de distribución de la energía, por lo que el sector reclama unas inversiones «brutales» para poder dar respuesta a todas estas necesidades que se están creando. Unas inversiones que están cifradas en más de 53.000 millones de euros en el Plan Nacional integrado de energía y clima, aunque la Comisión europea cifra en 600.000 millones de euros las inversiones necesarias en redes, según detallan fuentes de Endesa.

Menos consumo

En este sentido, los centros de datos reivindican su papel como posible solución para la transición energética y descartan que sean un sector electro intensivo (aunque la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía, que representa al sector de las empresas electrointensivas, cuenta con 25 compañías, se calcula que este número podría ascender a las 500 empresas).

Según Juan Vaamonde, Country Director de Data4 en España, un electro intensivo consumo 20 megavatios, mientras que el consumo de 160 CPD equivalen a 8 intensivas. «Pongamos las cosas en su magnitud», expone, añadiendo que, por mucho que crezca el sector, «no vamos a acabar con la red», sentencia, añadiendo que el sector de los CPD en España consume un tercio de lo que demanda la industria cerámica.

Eso sí, para la localización de un CPD se tienen en cuenta varias variables. Potencia eléctrica y acceso a redes de fibra óptica son dos de las más importantes, aunque su relevancia varía en función de la instalación y su propósito. «Si tienes servicios digitales que requieren alta calidad y bajo coste de transmisión de tráfico por las redes, tienes que estar cerca del usuario, en zonas metropolitanas», explica Robert Assink, director general de Digital Realty-

«Los CPD tenemos que estar donde hay demanda de servicios de conectividad, cerca de los núcleos urbanos», defiende el directivo de Data4. «Lo que tenemos que conseguir es que tengamos acceso a la energía en los sitios donde se demanda la capacidad de internet», añade. Porque, además, asegura que el 80% de la energía se usa para que funciones las máquinas dentro de un CPD y dar potencia a otros productos, como seguridad o conectividad, mientras que el 20% restante se usa para refrigerar la instalación.

Assink recuerda, además, que estas infraestructuras emplean energía renovable y asegura que consumir energía no tiene por qué ser malo. «Consumimos energía para crear servicios. Sin energía no hay vida», señala, añadiendo que es un sector con altas dosis de eficiencia energética, uso del agua, economía circular o reutilización del calor. «Es un sector puntero en la gestión responsable de todos los recursos que usamos», señala.

Diseño eficiente

Desde Google se asegura que sus CPD están diseñados, construidos y operados para maximizar la eficiencia, incluso a medida que crece la demanda informática. «Los centros de datos de Google son 1,5 veces más eficientes energéticamente que un centro de datos típico y, en comparación con hace cinco años, ahora ofrecemos tres veces más potencia informática con la misma cantidad de energía eléctrica», señalan fuentes de la compañía.

Igualmente, en el caso de Data4 sus CPD no consumen agua para la refrigeración, denunciando que estudios que se hacen en Virginia (EEUU) se trasladan sin contextualizar a España. «Claro que hay tecnologías que usan agua fresca para refrigerar, pero sería un poco irresponsable venir a España con estas técnicas».

David Amorín, CEO y fundador de Jotelulu, también defiende lo trascendental que, en su opinión, es que haya energía para este sector. «Si no hay centros de datos, no hay digitalización ni servicios en la nube. No sé de qué vamos a vivir, porque no creo que volvamos al sector primario», explica.

Además, en su opinión, algunos cálculos también se hacen de forma errónea. «Todas las nuevas cargas de trabajo de los clientes que están yendo al cloud no parten de cero. Muchas de estas empresas las estaban realizando en las instalaciones del cliente, así realmente estás quitando el consumo de un lado y la estás llevando a otro». Tal y como señala la Agencia Internacional de la Energía, desde 2010 el número de usuarios de Internet se ha duplicado y el tráfico se ha multiplicado por 25, mientras que el consumo de energía ha crecido moderadamente, gracias en parte a las mejoras en la eficiencia de los equipos informáticos y la refrigeración y a la sustitución de los pequeños e ineficientes CPD empresariales por centros de datos en la nube e hiperescala más eficientes.

Una revolución que no se puede dejar escapar

Tanto el sector eléctrico como el tecnológico coinciden en que estamos ante una revolución que España no puede dejar escapar, como ocurrió en las anteriores. «Lo tenemos todo», señalan fuentes de Endesa: una producción de renovables «envidiable para toda Europa» a unos precios muy asequibles; tenemos espacio (otros tienen sol o viento, pero no territorio) y, desde el punto de vista de la distribución, no tenemos un mal punto de partida. «El tamaño de la transformación que se está viviendo es tan grande que tenemos que actualizarnos. La oportunidad es extraordinaria. Hay muchas industrias que se están fijando en España precisamente por estas por estas condiciones. Pero tenemos ahora mismo el cuello de botella de la de las redes de distribución, en concreto de la legislación que impide las inversiones necesarias», aseguran.

En tu casa o en la mía: elige tu propio CPD

Un centro de datos es una instalación física que alberga infraestructura informática para crear, ejecutar y entregar aplicaciones y servicios, y para almacenar y gestionar los datos asociados a esas aplicaciones y servicios. Aunque en un primer momento muchas empresas tenían su propio CPD (muchas veces instalado en las propias oficinas), poco a poco se fue extendiendo la idea de que se alojaran en centros específicos para estos cometidos. Estos espacios albergan, en muchas ocasiones, la infraestructura de compañías como Oracle, IBM, Meta o Netflix. Son los servicios de «colocation» y a día de hoy siguen siendo el mayor número de CPD en nuestro país, por encime de los hiperescalares.