Galicia se ha pronunciado hoy sobre si quiere mantener la hegemonía del Partido Popular o si prefería un cambio de rumbo y que gobernara una coalición entre los nacionalistas del BNG y el PSOE, que según las encuestas será la tercera fuerza política de la región, pero que tiene opciones de gobernar tal y como ocurrió en las pasadas elecciones generales ganadas por el PP de Alberto Núñez Feijóo.

El PP defendía una holgada mayoría absoluta pero la división del voto y el empuje del BNG dejaban abierto el escenario electoral. La importancia de estos comicios ha hecho que la participación se haya disparado hasta el 69 por ciento.

Pero desde la publicación de los resultados ya quedaba confirmado que Galicia no quería un cambio y que prefería la continuidad. Con el 100 por 100 de los votos escrutados, el PP de Alfonso Rueda revalida la mayoría absoluta con el 47,36 por ciento de los votos y 40 escaños, dos menos que hace cuatro años. El BNG gana seis escaños, hasta 25, y el 31,57 por ciento de los votos. El PSOE se queda como tercera fuerza en Galicia, con 9 escaños, cinco menos que en 2020 y un 14,04 por ciento de los apoyos. Democracia Ourense obtiene el escaño restante y Sumar, Podemos y Vox se quedan fuera del parlamento regional.

Los resultados confirman que el PSOE no ha podido utilizar la estrategia que le hizo remontar en las encuestas durante las elecciones generales del pasado verano, y el plan de tratar de debilitar al PP apoyando a los nacionalistas del BNG, e incluso a Vox, no se puede trasladar a nivel regional. La última semana de la campaña electoral, los mensajes de los líderes socialistas iban encaminados a debilitar a Rueda y a fortalecer al BNG. Pero el resultado final ha sido que su líder, José Ramón Gómez Besteiro, ha perdido cinco escaños y ha pasado de 14 en 2020 a los 9 de estas elecciones, el peor resultado en la historia del partido. Es cierto que el BNG ha sido la gran beneficiada de esta estrategia, con seis escaños más y más del 30 por ciento de los apoyos, pero ha sido insuficiente para hacer frente a la fortaleza del PP en la región, que ha revalidado la mayoría absoluta y podrá gobernar en solitario durante los próximos cuatro años.

Además del PSOE, otra de las grandes perdedoras ha sido Yolanda Díaz, que comparecía por primera vez en su tierra con Sumar, pero no ha convencido a los gallegos, que la han dejado sin representación parlamentaria. Tampoco Podemos, en proceso de desintegración, ni Vox, tendrán ningún representante en la cámara gallega.

El que sí lo ha logrado ha sido Democracia Ourensana, que de la mano de Gonzalo Pérez Jácome pretendía convertirse en la llave de la gobernabilidad, pero su escaño no servirá de nada debido a la mayoría absoluta lograda por Rueda.