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Universidad

España, referencia internacional en formación universitaria

El número de alumnos y los niveles de inserción avalan el crecimiento de la enseñanza superior

Además del contenido académico, las competencias transversales se han convertido en un apoyo imprescindible para las universidades DREAMTIMELA RAZÓN

Desde hace varios años, la demanda de estudios superiores ha crecido en España hasta llegar casi a los dos millones de estudiantes universitarios en el curso 22-23, según datos del Ministerio de Universidades. A esto deben sumarse los estudiantes matriculados en escuelas de negocios y diferentes estudios de posgrado como másteres y demás tipos de capacitación profesional, cifrada en cerca de 400.000 alumnos, según AEEN (Asociación Española de Escuelas de Negocios). Un número que crece año tras año con la inclusión de nuevos grados y programas formativos, cada vez más concretos y adaptados a las necesidades del alumno. El único segmento donde la presencia de estudiantes superiores ha disminuido (un 5,5%) es los doctorados, sumando en el curso 22-23 algo más de 92.000 doctorandos.

Dejando de lado este último dato, ¿cuál puede ser el secreto de este crecimiento en nuestro país? En declaraciones a LA RAZÓN, la presidenta de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y rectora de la Universitat Jaume I, Eva Alcón, explica que el personal docente de las universidades recoge gran parte del mérito de este crecimiento. «La posición que hoy ocupamos se debe, fundamentalmente, al enorme esfuerzo y sacrificio personal de la comunidad universitaria. De PDI y PAS para ofrecer una docencia y unos servicios de calidad internacionalmente reconocidos y de estudiantado y sus familias para acceder y permanecer en la universidad», explica la rectora.

De igual manera, Emilio Viciana, consejero de Educación, Ciencia y Universidades de la comunidad de Madrid, ha comentado que «este posicionamiento en España y en Europa está estrechamente ligado a los agentes que componen la oferta del conocimiento, como las universidades, facilitando el acceso al empleo y a las oportunidades sociales». Por ello, las universidades de nuestro país son hoy un importante polo de atracción tanto para estudiantes tanto nacionales como extranjeros.

Para María Ángeles Fernández, Vicerrectora de Planificación de la Universidad Camilo José Cela, la clave de esta alta calidad está en la regulación que rige el mundo académico, lo que «asegura un alto nivel académico y de investigación, lo que nos permite mantener estándares competitivos a nivel internacional».

De hecho, la internacionalización es uno de los factores clave del crecimiento de la enseñanza superior, que viene avalado por un aumento de las medidas tomadas en favor de estudiantes extranjeros tanto por los gobiernos central como regionales. Así lo explica Viciana en declaraciones a este periódico: «Desde el próximo curso académico bajaremos las tasas de las universidades públicas para alumnos hispanoamericanos, equiparándolas a las de alumnos españoles y europeos».

«Las universidades y centros de educación superior», continúa el consejero, «son conscientes del valor de la internacionalización de su actividad, como se observa en el hecho de que todas nuestras universidades públicas hayan desarrollado fuertes alianzas extranjeras, estableciendo convenios de colaboración con distintos países y trabajando para establecer ofertas educativas, siempre teniendo en cuenta los intereses de alumnos extranjeros. La enseñanza universitaria en Madrid cuenta con una oferta de gran calidad, ya que contamos con algunas de las mejores universidades del país en nuestra región».

Contacto con la empresa

En opinión de Emilio Viciana, «uno de los retos de futuro es adecuar la oferta educativa a las necesidades cada vez más especializadas de las empresas, lo que se está fomentando con programas que faciliten la formación universitaria dual y la implantación de titulaciones dirigidas a nuevas áreas de conocimiento». De hecho, cada vez es más frecuente encontrar aulas donde el profesor compatibiliza su actividad profesional con la docencia, algo que aporta un plus de valor para los alumnos, pues se aplica el conocimiento académico a las situaciones reales de la empresa y el mundo laboral.

«España tiene un tejido productivo de pymes y micropymes con una capacidad muy reducida para aprovechar el conocimiento que se genera en nuestros campus», asegura Eva Alcón. Desde las universidades, continúa, «nos estamos volcando, sobre todo, en adaptar nuestra oferta curricular a las demandas sociales y a las necesidades del mercado laboral», concluye. Mª Ángeles Fernández coincide con esta tendencia, y afirma que «la educación superior debe evolucionar para mantenerse relevante y responder a las demandas cambiantes de la sociedad y la economía global».

Durante este proceso no es menos importante contar con la colaboración administrativa y burocrática, que en muchas ocasiones se ha convertido en un freno, sobre todo en instituciones públicas, para poder adaptarse a la realidad social y empresarial. «El calvario burocrático que las universidades tenemos que superar para poder ofertar nuevas titulaciones es injustificable», constata Alcón.

Formación transversal

Sin embargo, no se puede jugar todo a una sola carta, y los programas académicos considerados como tradicionales deben tener su peso e importancia en la formación de los alumnos. Ramas del conocimiento como las Humanidades, tan separadas a priori de las nuevas y atractivas disciplinas STEM, se han revelado como pilares fundamentales en la formación integral de la persona, haciendo despuntar destrezas y capacidades muy importantes en el mundo laboral como el pensamiento crítico, la adaptación a situaciones disrruptivas, el trabajo en equipo o la resolución de problemas.

Así lo afirma Mª Ángeles Fernández: «La formación de los alumnos implica no solo enseñar habilidades técnicas, sino también fomentar competencias transversales como la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de adaptación».

La formación continua, que se prolonga en la carrera profesional y no termina con la presencia en las aulas, destaca como una de las principales patas en las que se apoya el modelo formativo actual, dotando a los estudiantes y profesionales de la capacitación necesaria para afrontar los continuos cambios y revoluciones laborales, tecnológicas y sociales que la sociedad experimenta desde principios de siglo.

Siguiendo el camino iniciado, y con el objetivo de lograr sacar lo mejor de cada alumno, es muy seguro que en los años venideros la enseñanza superior de nuestro país continúa siendo referente internacional, aumentando lo que hoy es ya una realidad: que España es uno de los países europeos con mejor formación superior, manteniéndose como un polo de atracción de nuevos estudiantes y profesionales.

El futuro también pasa por la excelencia

Los próximos retos a los que se enfrenta la enseñanza superior en nuestro país están marcados por continuar la senda transitada en los últimos años. Como apunta Emilio Viciana, es importante reconocer el «valor generador del conocimiento de las universidades a través de la investigación e innovación», por lo que anunció que se está diseñando una nueva ley de universidades y ciencia.

Por su parte, Eva Alcón coincide en que invertir en investigación es una tarea pendiente, pero también dirige los retos de futuro hacia la atracción del talento, mejorar la empleabilidad, impulsando la relación universidad-empresa, entre otros, y destacando el importante factor de ascensor social que mantiene la enseñanza universitaria desde hace décadas. Mª Ángeles Fernández apuesta por un futuro marcado por la «integración de la inteligencia artificial, la adaptación a las demandas del mercado laboral y la promoción de competencias transversales».