El desembarco de Óscar López en Madrid ha tenido dos vertientes: una pública, en la que la izquierda se ha mostrado entusiasmada –pero tampoco mucho–, y otra privada pero más real en la que anda enseñando los colmillos. Y es que a nadie se le escapa que los posibles compañeros de Más Madrid no ven con buenos ojos un fichaje que puede dar más proyección al debilitado socialismo madrileño. A López, pese a las palabras, no le van a poner las cosas fáciles ni en su campo político.