Editorial
La formación de una Reina de España
Nos hallamos ante una cuestión de la máxima trascendencia política e institucional, que fue resuelta de manera impecable por el actual Gobierno en funciones,
Hoy, la Princesa de Asturias comienza su formación castrense en la Academia General Militar de Zaragoza, donde cursan sus estudios los futuros oficiales del Ejército de Tierra español. Seguirá un programa especial, si se quiere más exigente que el del resto de sus compañeros porque condensa dos cursos en un solo ejercicio, pero su formación militar no concluirá hasta que siga programas similares en la Escuela Naval, en Marín (Pontevedra), y en la Academia General del Aire, en San Javier (Murcia).
Sigue, así, Doña Leonor los mismos pasos que su padre y que su abuelo, lo que, en cierto modo, es una confirmación de las previsiones sucesorias de la Monarquía parlamentaria española, puesto que, cuando la Providencia lo disponga, la Princesa de Asturias será Reina de España y Jefe de Estado de una de las democracias plenas del mundo. No es posible obviar que la formación militar de quien está llamada a tan altas funciones responde no sólo al hecho de que el Jefe del Estado, como dispone la Constitución, desempeña el mando supremo de las Fuerzas Armadas y tiene la responsabilidad de declarar la guerra y hacer la paz, sino porque la enseñanza militar es más que exigencia académica, es escuela humanística que reciben nuestros cadetes y que impregna una manera de ser, rica en valores, dispuesta al sacrificio, ejemplo de camaradería, de entrega y desprendimiento, prendas que encontrará entre sus compañeros de promoción, y siempre puesta al servicio del conjunto de los españoles.
Refleja, además, la realidad de una Fuerzas Armadas que en los últimos 35 años han integrado a las mujeres en sus filas, con celeridad y eficacia, y que son exponente destacado del empleo de las nuevas tecnologías, desde la electrónica avanzada a la informática, pasando por la Inteligencia Artificial, que, sin duda, dotarán a la cadete Borbón de un bagaje técnico y cultural que podrá complementar con la carrera profesional que elija para completar su formación.
Pero más allá de las circunstancias personales de la Princesa de Asturias, de la emocionante etapa vital que comienza y de la natural atención que despierte en la sociedad española ver a Doña Leonor vestir el uniforme militar, ejercitarse en los campos de entrenamiento, ocupar su puesto en los buques de la Armada y pilotar aviones de combate, lo cierto es que nos hallamos ante una cuestión de la máxima trascendencia política e institucional, que fue resuelta de manera impecable por el actual Gobierno en funciones, con especial mención a la ministra de Defensa, Margarita Robles, dejando en simple ruido los embates de un republicanismo trasnochado que apenas tiene aceptación entre el conjunto de la sociedad española. Porque la, desde hoy mismo, cadete Borbón, representa también la continuidad en el tiempo de la Nación.