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Aerolíneas

¿Viaja en avión y sufre un retraso? Muy probablemente, la culpa sea de los controladores franceses

Los retrasos en ruta por congestión aérea en Europa son ahora un 55% superiores a los de 2019 por la falta de capacidad de control en países como Francia

Viajeros en el aeropuerto de Barajas EUROPAPRESS

Volar y que el avión sufra un retraso es una realidad a la que se enfrentan a diario miles de pasajeros en toda Europa. A la hora de buscar culpables, la primera a la que se mira es a la aerolínea que opera el vuelo. Pero la realidad es que muchos de estos retrasos tienen que ver con problemas de control aéreo. Pero, en el caso de España, no están provocados en la mayoría de las ocasiones por los controladores españoles sino por los franceses.

Según explicó ayer la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), entre junio y agosto de este año, aunque el tráfico aéreo en Europa todavía estaban un 2,6% por debajo del nivel pre-pandemia, los retrasos en ruta por congestión aérea han sido un 55% mayores que los de 2019, siendo una de las principales causas de estos retrasos la falta de capacidad del control aéreo europeo para dar respuesta a las necesidades de la demanda.

Para Javier Gándara, presidente de ALA, "claramente tenemos un problema de gestión del tráfico aéreo en Europa, localizado en países como Francia y Alemania". El directivo explicó que durante la pandemia, en estos países, a diferencia de lo ocurrido en España, "no se hicieron las inversiones para adelantarnos al incremento del tráfico", lo que está provocando "retrasos por congestión del sistema en niveles no vistos hace mucho" que afectan en gran medida a España dado que un importante volumen de vuelos con origen o destino en España tiene que sobrevolar espacio aéreo francés.

Como muestra del impacto de los problemas con el control aéreo francés en la operativa de las aerolíneas españolas, Gándara explicó que el 70% del tráfico del aeropuerto de Barcelona-El Prat sobrevuela espacio aéreo francés.

Para afrontar este problema, ALA reclama que el Gobierno presione para que otros estados solucionen los problemas de capacidad de gestión de tráfico aéreo. Todo lo que pasa en Francia tiene impacto directo en España.

“Se debe superar estas ineficiencias del espacio aéreo para atender las necesidades de demanda y dar solución a estas crecientes demoras. Es necesario que se garantice cuanto antes la capacidad suficiente y una eficiente gestión, de esta manera se dará un mejor servicio a las aerolíneas y también a los ciudadanos”, afirmó Gándara.

A las críticas de la patronal de las aerolíneas a la situación del control aéreo en Europa, fuentes de este sector recuerdan que, según Eurocontrol, más del 80% de los retrasos son imputables a las aerolíneas. Añaden, además, que si las demoras son atribuidas a los controladores, las compañías no tienen obligación de indemnizar al pasajero.

Invierno y año récord

ALA hizo estas consideraciones durante la presentación de las previsiones de las aerolíneas para la campaña de invierno, que arranca a finales de octubre y acaba a finales de marzo.

Las compañías pronostican un invierno de récord, con una oferta de asientos prevista desde octubre de este año hasta marzo de 2025 de 137 millones, un 11,6% por encima de lo operado en la temporada de invierno de 2023.

Estas buenas previsiones y la evolución positiva del tráfico aéreo que se ha venido registrando en este verano, alcanzando los 177 millones de pasajeros transportados, un 8,6% más que en el mismo período de 2023, anticipan un probable año récord, después de que en 2023 se batiesen los registros de tráfico con 283 millones de pasajeros.

Aunque el horizonte se vislumbra con optimismo, Gándara mostró cautela por los factores externos que podrían condicionar la buena marcha del tráfico aéreo. A este respecto, y además de los problemas de capacidad del control de tráfico aéreo, el presidente de ALA apuntó a la situación geopolítica inestable actual por la escalada bélica en Ucrania y, especialmente, en Oriente Próximo, dada su afectación en el precio del combustible -que representa el 30% de los gastos de las compañías-, la evolución de la inflación o, en su caso, un deterioro de la situación económica.