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Una trayectoria de éxito interrumpida

La Razón
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Con Emilio Botín desaparece una figura clave e irrepetible en la reciente historia económica española, indisolublemente ligada al Banco Santander y al mundo de las finanzas, a los que dedicó casi sesenta años de su vida. Protagonista de la transformación de la entidad hasta convertirla en el primer banco de la zona euro y uno de los mayores del mundo, Emilio será también recordado por su decisiva contribución a la expansión internacional de la economía española y de su tejido empresarial y como impulsor fundamental de los mejores atributos de la marca España fuera de nuestras fronteras: la innovación, la calidad, la pujanza, la gestión moderna y vanguardista con los que nuestras principales compañías son hoy reconocidas internacionalmente.

Pero más allá de su enorme dimensión como banquero y de su impresionante legado como artífice del liderazgo mundial del Banco Santander, quiero recordar, conmocionado aún por su repentino adiós, al amigo cercano y entrañable con el que tuve la suerte de compartir muchos momentos de colaboración profesional y de trato personal y de aprender de su experiencia, de sus conocimientos, de su amplitud de miras y de una visión empresarial única que constituye una referencia ineludible como modelo de gestión. Optimista incorregible, audaz, trabajador infatigable, no quiero dejar de mencionar la antigua vinculación de Emilio Botín con una de las empresas fundadoras de Iberdrola, como consejero de Iberduero, y del perdurable recuerdo que conservan quienes tuvieron la oportunidad de colaborar con él.

En los últimos años la frecuencia de nuestros encuentros fue felizmente mayor con motivo de la presencia del Banco y de Iberdrola en el Consejo Empresarial para la Competitividad, fundaciones como el Real Instituto Elcano y en otras instituciones. Esta mayor proximidad, tan enriquecedora y fructífera para mí, me permitió apreciar la coincidencia de nuestros planteamientos sobre la necesidad de abrir nuevos mercados a las empresas españolas al calor de nuestro crecimiento internacional, donde el Santander e Iberdrola desarrollaron una trayectoria paralela en Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y México; nuestros puntos de vista comunes en la defensa de las fortalezas de la economía española y el convencimiento de que el enorme caudal de talento colectivo y capacidad de esfuerzo de nuestro país nos llevarán a recuperar el lugar que nos corresponde entre los más avanzados del mundo. A la consecución de esos objetivos dedicó todo su esfuerzo y sus capacidades en los últimos años de una trayectoria de éxito, súbita y tristemente interrumpida.