Economía
Traspié en el índice de complejidad
Este indicador muestra las perspectivas de crecimiento de un país en los próximos cinco o diez años, de acuerdo con sus capacidades productivas. España ocupa el puesto 33 en el índice, cuatro puestos más atrás que en 2015
René Lavand (1928-2015), un ilusionista argentino experto en cartomagia, citaba a veces en sus actuaciones a Unamuno (1864-1936) para decir que «amo la simplicidad extrema, que cobija una gran complejidad interna». Una filosofía similar defiende el Harvard Growth Lab –laboratorio de crecimiento de Harvard– de la Escuela de Gobierno Kennedy de esa universidad, que elabora el Atlas de Complejidad Económica (ECI), con el objetivo de rastrear las oportunidades de crecimiento de cada país. El Atlas incluye el llamado Índice de Complejidad Económica, que combina datos de qué importa y exporta un país, cómo ha evolucionado su comercio, cuáles con los motores del crecimiento de las exportaciones, qué nuevas industrias podrían surgir en un lugar determinado, cuáles podrían desaparecer y cuales con las perspectivas de crecimiento de un país en los próximos cinco o diez años, de acuerdo con sus capacidades productivas. Obviamente, a mayor complejidad de un país en estos asuntos, mejor posición tiene en el índice y en el ranking que se elabora a partir de él y en el que, de forma indirecta, mediante la aportación de datos, participa el BBVA.
Los últimos datos disponibles para todos los países analizados corresponden a 2020. En ese año, el ranking del Índice de Complejidad Económica colocaba a España en el puesto 33, cuatro puestos más atrás que en 2015 y ocho por debajo del lugar que ocupaba en 2010. En los cinco primeros lugares figuran, por este orden, Japón, Suiza, Alemania, Corea del Sur y Singapur. Por delante de España aparecen los grandes países europeos y muchos otros de la Unión Europea, pero también otros, en teoría más sorprendentes, como Filipinas, Tailandia, Polonia, México y, por supuesto, Israel. Portugal ocupa el puesto 34, justo uno solo por detrás de España, aunque ha mejorado una posición con respecto a 2015. El Atlas y el Índice de Complejidad no son ninguna biblia, pero sí otro indicador –consultado por inversores y estrategas– que conviene tener en cuenta y en el que España, en los últimos años –a falta de los datos de 2021 y 2023– ha retrocedido. Y no hay olvidar que la simplicidad es compleja y progreso, lo dijera Unamuno o el ilusionista Lavand.
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