Sénior
Sólo dos de cada 10 españoles mayores de 55 años están dispuestos a retrasar su jubilación
Fundación Mapfre critica que las fórmulas de jubilación parcial, activa y flexible tienen requisitos disuasorios. La mitad de la población sénior tiene que ayudar a sus familiares a llegar a fin de mes y prevé tener que hacerlo en mayor medida en 2024
Los sénior son la principal red de apoyo del país. El 53% de los mayores de 55 años (16 millones) ayuda económicamente a su familiares y conocidos, una tasa 10 puntos inferior respecto a 2022 (63%), pero que se sitúa por encima de los niveles de 2021 (43%). Además, la mayoría de los sénior (77,8%) cree que tendrá que ayudar más a sus seres cercanos en el futuro, al considerar que la situación económica de los más jóvenes se seguirá deteriorando. No obstante, el 68,6% considera que este empeoramiento no les va a afectar, por lo que sólo dos de cada 10 (19%) se plantean alargar su vida laboral. Estas son algunas de las principales conclusiones del IV Barómetro del Consumidor Sénior, que ha elaborado Fundación Mapfre, en colaboración con Google España, con el objetivo de dar a conocer los cambios de comportamiento de los mayores españoles como consumidores.
Solidaria, con dinero, propiedades y con salud. Esta es la fotografía de la población sénior en España. La esperanza de vida en España es la tercera del mundo, con 82 años. Los mayores de 55 años rondan los 16 millones de personas en España, un tercio de la población. De los sénior, 4,1 millones trabajan (frente a 2,9 millones de jóvenes); uno de cada tres es autónomo, casi un millón, frente a 189.000 jóvenes autónomos, ya que, ante la falta de ofertas, muchos se ven obligados a autoemplearse; representan el 40% del censo electoral, el 60% del gasto en España y aportan el 25% del PIB.
El informe revela que el porcentaje de la población sénior que dispone de más de un ingreso en el hogar es del 55,8%, casi la mitad de la población mayor de 55 años tiene la capacidad de ahorrar (49%, por encima de 2022 y 2021), el 81,8% son propietarios de una vivienda y sólo el 24% paga algún préstamo o hipoteca. En este sentido, hay que tener en cuenta que la situación económica de este colectivo suele estar más saneada que la de la población más joven, al haber hecho frente ya a buena parte de los grandes gastos de su vida (vivienda, coche, crianza de los hijos, etc.). Pese a ello, la población sénior se muestra precavida con el futuro y esto queda patente en sus ahorros. Según el barómetro, el ahorro se realiza con el fin de obtener seguridad y tranquilidad ante posibles imprevistos, para poder hacer frente a futuras situaciones de enfermedad y dependencia, así como para ayudar a familiares.
Al igual que el resto de la población, los mayores de 55 años también se han visto perjudicados por el impacto de la inflación. El 94,5% han notado bastante o mucho (94,5%) la subida de los precios de la cesta de la compra. Seis de cada 10 sienten que el precio actual de la vivienda y la energía es un riesgo para su estilo de vida y la mitad lo percibe respecto a los alimentos y bebidas no alcohólicas. Además, para 2024, prevén un incremento del gasto en vivienda, combustible y alimentación. Asimismo, más de ocho de cada 10 españoles sénior creen no poder gastar menos en sanidad (85%) ni vivienda (82%) sin bajar su calidad de vida. Por el contrario, más de uno de cada cuatro piensa que sí puede hacerlo en restauración, ocio y cultura, tecnología, alimentos y bebidas no alcohólicas, ya que son partidas más baratas.
En este contexto, aumentan los sénior que ven la vivienda como una herramienta económica y los que la abandonaría por otras fórmulas. A más de uno de cada tres sénior (34,6%) le gustaría sacar mayor beneficio económico de su vivienda. Además, se aprecia un menor apego a seguir en su vivienda actual, pasando del 82% en 2020 a solo el 45% en 2023. No obstante, el 39,1% de los mayores de 55 años prioriza dejar su vivienda en herencia a sus hijos.
En cuanto a la jubilación, sólo uno de cada cuatro sénior (24%) tiene contratado un plan de pensiones, un porcentaje idéntico a los de 2020 y 2021, pero superior al de 2022 (19%), y sólo un 19% desea alargar su vida laboral (15% en 2022). Ante esta baja tasa de demora, una vía clave para aliviar la carga del sistema de pensiones, Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics, considera que en España no hay el marco adecuado para facilitar la transición desde la vida laboral al retiro. Para el experto, las fórmulas de jubilación parcial, activa y flexible tienen requisitos disuasorios que no facilitan que los mayores se acojan a estas medidas.
Las cifras lo corroboran. Mientras que en España sólo el 12% de las personas activas de entre 65 y 74 años recurren a la jubilación parcial, en Suecia lo hacen el 33%. Esta negativa a alargar la vida laboral también está respaldada por la confianza en que el sistema de pensiones les va a proporcionar los ingresos necesarios para mantener su nivel de vida actual, ya que, pese a las constantes alertas de escasez de recursos, las pensiones se siguen cobrando y siguen aumentando. Además, la mayoría de los sénior no están dispuestos a emprender (62,7%) ni a comenzar a estudiar (58,7%) con independencia de las ventajas asociadas.
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