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Santander y BBVA, dos bancos y dos destinos

Orcel impulsará la internacionalización de Santander; Torres reforzará la apuesta digital de BBVA.

Carlos Torres y Andrea Orcel son las apuestas respectivas del BBVA y Santander para el futuro inmediato de ambas entidades financieras–
Carlos Torres y Andrea Orcel son las apuestas respectivas del BBVA y Santander para el futuro inmediato de ambas entidades financieras–larazon

Orcel impulsará la internacionalización de Santander; Torres reforzará la apuesta digital de BBVA.

Afirman que fue una coincidencia, pero parece bastante increíble. El banco Santander y el BBVA anunciaron con sólo unas horas de diferencia dos nombramientos que marcarán el futuro inmediato de ambas entidades. El italiano Andrea Orcel (1963) será consejero delegado del Santander y el salmantino con alma de gallego Carlos Torres (1966) ocupara la presidencia ejecutiva del BBVA. Ambos estrenarán sus cargos en 2019 y, en contra de lo que pudiera parecer, estarán al frente de dos bancos muy diferentes y con dos destinos.

El Santander se adelantó y anunció los cambios el martes 25, al cierre del mercado. El BBVA lo hizo al día siguiente, a primeras horas de la tarde. En el Santander, muy pocos conocían lo que iba a ocurrir y la mayoría de los «enterados» lo supo muy poco antes. Nadie se atreve a precisar cuándo tomó la decisión la presidenta Ana Botín, aunque hay indicios de que todo empieza en 25 de junio tras el anuncio de que el histórico vicepresidente Rodrigo Echenique dejará sus funciones al final del año. La presidenta maduró la operación en verano y a mediados de septiembre la remató con su equipo más cercano. Eso incluía al hasta ahora consejero delegado, José Antonio Álvarez, que ocupará la presidencia ejecutiva de Santander España y también será vicepresidente ejecutivo del grupo. En el banco insisten que no tenían la menor idea de los planes del BBVA y, por su parte, en éste defienden que el anuncio de los cambios del Santander no precipitó la comunicación de los suyos. Ambos insisten en la casualidad, algo que pocos creen en el sector.

Los cambios en el Santander y en el BBVA tienen tanto calado que, a medio, plazo pueden suponer una auténtica revolución. Cuatro años después de la muerte repentina de Emilio Botin –10 de septiembre de 2014– el Consejo de Administración que preside Ana Botín tiene poco que ver con el que heredó de su padre. Rodrigo Echenique, Guillermo de la Dehesa y Esther Jiménez Salinas son los únicos que aún permanecen en el órgano de gobierno. Y, por razón de edad, De la Dehesa (77) y Echenique (72), aunque nadie les empujará, deberían ser los próximos en dejar un Consejo muy internacionalizado, como el banco, con integrantes con seis nacionalidades (española, portuguesa, británica, norteamericana, mexicana e italiana).

Negocio global

Ana Botín, todavía más que su padre, apuesta por el futuro internacional de la entidad. La llegada del italiano, procedente de UBS (Unión de Bancos Suizos), es la demostración. Expertos y analistas del sector apuntan que la llegada de Andrea Orcel impulsará la vertiente de banco de negocios global, la gran vocación de Botín, convencida también de la importancia de la banca comercial –minorista– y de que es un negocio en una transformación tecnológica y de hábitos de clientes que obliga a fortalecer otros caminos ya explorados por ella misma en el pasado. El hasta ahora consejero delegado lo dijo en el Congreso de los Diputados: «El Santander no gana dinero en España», en donde su negocio es sobre todo minorista. Volverá a ganar cuando suban los tipos de interés, pero la llegada de Orcel marcará el inicio de otra etapa en uno de los principales bancos europeos e incluso del mundo.

Francisco González (FG) preside el BBVA desde su creación en octubre de 1999, como resultado del BBV y de Argentaria. Antes y desde 1996 presidía Argentaria, entidad heredera del Banco Exterior de España, privatizado por el Gobierno de José María Aznar. FG cambió varias veces los estatutos para poder seguir en el cargo ya que, inicialmente, le obligaban a cesar a los 65 años.

De hecho, podía permanecer en la presidencia hasta finales de 2019, aunque el Banco Central Europeo (BCE) nunca ocultó que deseaba que adelantara su salida. El motivo, razones de edad. FG siempre se resistió y había quien creía que agotaría todos los plazos. El BCE, además, defiende que en los grandes bancos el presidente no sea ejecutivo y que, de esta manera, desde la presidencia ejerza un cierto control sobre el consejero delegado. Es la fórmula más común en los grandes bancos mundiales y la que se aplicó en Caixabank tras la salida de Fainé, con un presidente sin poder ejecutivo como Gual y un consejero delegado como Gonzalo Gortázar. FG discutió el asunto durante meses con el BCE y, con el ejemplo próximo del Santander –Ana Botín es presidenta ejecutiva–, se ha salido con la suya y, además, nombra a su sucesor, el actual consejero delegado, Carlos Torres. Se garantiza una transición tranquila, en un entorno internacional complicado. En la recámara esperaba otra persona de confianza, como Jaime Caruana, que parecía el candidato idóneo para el BBVA como presidente no ejecutivo, con Carlos Torres como consejero delegado. El nuevo presidente, además de elegir consejero delegado –suena, entre otros, Ricardo Forcano, actual director Global de Talento y Cultura– deberá afrontar los retos de una entidad que FG ha intentado orientar hacia la banca digital.

Santander y BBVA han coincidido a la hora de anunciar cambios estratégicos en ambas entidades. Sin embargo, son bancos muy distintos y sus destinos también lo son. A principios de siglo, el BBVA era mayor que el Santander, que ahora dobla en tamaño a su competidor. En el futuro, todo está por escribir.