Comercio

Los primeros efectos de la guerra comercial de Trump

Las compañías extranjeras que exportan a EE UU verán mermadas sus ventas, pero las estadounidenses tampoco saldrán indemnes, ya que sus costes de producción aumentarán

Donald Trump asume su segundo mandato presidencial
Donald Trump asume su segundo mandato presidencialEuropa PressEuropa Press

La reciente declaración de guerra comercial por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no ha sentado bien a los mercados financieros internacionales. En Asia y Europa, así como en la propia bolsa estadounidense, las correcciones han sido claras. Si bien no podemos hablar de un pánico histórico, la subida de aranceles a Canadá, México y China, unida a la amenaza de extenderlos a la Unión Europea, ha generado incertidumbre e inquietud entre los inversores.

No es difícil comprender por qué. Una medida proteccionista de esta índole afecta negativamente a las expectativas de beneficios futuros de las empresas. En primer lugar, las compañías extranjeras que exportan a Estados Unidos verán mermadas sus ventas, ya se trate de bienes de consumo final o de componentes intermedios. Menores ventas implican menores beneficios y, por ende, menores precios de sus acciones. Además, las empresas estadounidenses tampoco salen indemnes. Sus costes de producción aumentan al encarecerse la importación de insumos, y la desarticulación de cadenas globales de suministro las obliga a reorganizarse de manera menos eficiente, todo lo cual también conduce a menores beneficios.

Asimismo, la perspectiva de una escalada arancelaria recíproca, con represalias de los socios comerciales, añade combustible a la volatilidad bursátil. De concretarse estas contramedidas, las compañías estadounidenses que operan en el extranjero también se verían perjudicadas por la caída de sus ventas, y las empresas extranjeras verían, a su vez, aumentar sus costes internos. En resumen, la guerra comercial reduce la capacidad de generar beneficios futuros por parte del sistema empresarial, y el mercado –anticipando un entorno más adverso– penaliza las valoraciones bursátiles.

Pero junto a este debilitamiento de los mercados de renta variable, el dólar se ha fortalecido frente al resto de divisas. ¿Por qué? Si Estados Unidos importa menos bienes extranjeros, disminuye su demanda de divisas foráneas. Además, al sustituir importaciones por producción interna, aumenta la demanda de dólares para realizar pagos domésticos. Por ambas vías, la cotización del dólar frente a las divisas extranjeras se incrementa.

Paradójicamente, esta apreciación del billete verde puede anular parte del efecto proteccionista que persigue Trump, pues abarata las exportaciones extranjeras en términos de dólares y limita la ganancia de competitividad de la industria estadounidense. Con todo, los riesgos de las políticas arancelarias son claros: deterioran los resultados empresariales, generan ineficiencias productivas e incrementan la volatilidad en los mercados. Si la escalada prosigue, los inversores deberán prepararse para episodios aún más turbulentos.