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Liderazgo ético: coherencia entre lo que se dice y se hace
Las empresas necesitan de líderes respetuosos con la dignidad humana, que sepan fidelizar y atraer el mejor talento
Ejercer un liderazgo ético no es sólo hacer las cosas bien, sino ser coherente con lo que uno dice y luego hace, mirando no sólo en favor de los miembros de la organización sino respetando a todos los grupos de interés de la empresa. El liderazgo ético se basa en comportamientos éticos y para ello hay que formar a los líderes para que a la hora de tomar decisiones complejas sean las correctas. Los verdaderos líderes actúan con ética e integridad, lo que les otorga mayor credibilidad, al tiempo que generan confianza en el equipo. Son facilitadores de la atracción y retención del talento. Hoy más que nunca las empresas necesitan de este tipo de líderes, respetuosos con la dignidad humana y potenciadores de las habilidades de los trabajadores. El siglo XXI trajo una crisis de valores y de confianza, y las empresas se han dado cuenta de la importancia, hoy más que nunca, de los códigos de conducta. «El liderazgo ético está relacionado con la transparencia y la rendición de cuentas y empieza por el personal directivo. Los directivos tienen que ser un modelo en la toma de decisiones complejas, además de saber motivar. Les corresponde a ellos modelizar y establecer estándares éticos. Deben contar con códigos de conducta que estén vivos y que además se vivan dentro de la organización», explica Gustavo Aguilar de Armas, responsable de CEU ILEAD (Institute for Leadership Ethics and Advanced Development).
Confianza
Gestionar correctamente generará confianza en los clientes, los proveedores, los empleados, etc. y atraerá talento. Como apunta Aguilar de Armas, «en la crisis de escasez de personal cualificado que se vive actualmente, las nuevas generaciones huyen de las empresas que vivan una crisis de reputación y esto resta. Y es que ser éticos es, además, rentable».
Desde que comienza a ejercer su liderazgo, el líder se convierte en un modelo a seguir por sus colaboradores, por ello es esencial que se trate de un líder ético, que haga las cosas de manera correcta. «Un líder ético tiene que inspirar confianza, tratar a los demás de manera justa y consistente y promover altos niveles de integridad dentro y fuera de la organización. Es un líder que cumple con sus compromisos y se esfuerza por promover activamente una cultura que refuerza los valores y principios de la organización», sostiene Ximena Jarrín, consultora sénior de PeopleMatters. «Tener un liderazgo ético es muy importante porque influye directamente en la cultura de la empresa. Los líderes son personas referentes en la organización, por lo tanto, si los colaboradores en general trabajan con líderes que tienen principios éticos y coherentes, habrá más probabilidad de que todos los miembros de la organización actúen en esa línea, algo que es importante para la reputación de la compañía», añade Jarrín.
Con personas que apuestan cada vez más por la diversidad de género, de raza, de cultura, de edad, de personalidad, de capacidades, etc. se necesitan empresas que reorienten sus códigos de conducta y de líderes respetuosos con los mismos. «Es importante dar con líderes que den ejemplo y si antes nadie le daba la suficiente importancia a los códigos de conducta, ahora se integran en la cultura de la compañía. El líder que cumple con el código de la empresa reproduce muy bien la cultura de la misma», sostiene Joaquín Garralda, decano de Ordenación Académica y profesor de Estrategia Empresarial de IE. Aunque a Garralda le gusta más hablar de integridad que de ética. «La palabra ética se usa con demasiada imprecisión. Hay definiciones muy filosóficas».
No cuidar la ética laboral, a la larga, trae consecuencias negativas. Las organizaciones cuyos objetivos sólo se centran en el corto plazo, tienen una alta probabilidad de desaparecer, al romperse algo fundamental para ellas: la confianza que el mercado deposita en ellas. En ocasiones, sostienen los expertos, la ética no se considera relevante en los negocios y sin embargo debe estar presente en la toma de decisiones de cualquier directivo, con la finalidad de que las personas mejoren como personas. «Los líderes éticos tienen indentificados los principios de actuación que deben regir el desempeño de sus funciones. Es decir, tienen claramente indentificados los aspectos que no son negociables a la hora de gestionar equipos, dirigir el trabajo y construir relaciones con clientes, proveedores y otros grupos de interés. Asimismo, los líderes éticos demuestran una clara coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, dentro y fuera de la organización», apunta la experta de People Matters.
El reto está en que el liderazgo ético se extienda a todas las áreas de la organización, concluye Aguilar de Armas.
Obligaciones fiscales
El 58% de los consumidores estaría dispuesto a pagar más por una marca que tiene un comportamiento ético, siendo casi el 60% el porcentaje de consumidores que ya premian o favorecen a una marca que respete el medio ambiente, se preocupe de aspectos sociales o cuide a sus trabajadores.
Así lo recoge un estudio de la agencia de marketing 21gramos, con la colaboración de Corporate Excellence y la compañía Nielsen. Del mismo modo, el estudio refleja que un 48% de los encuestados haría boicot a las compañías que no cumplen con sus obligaciones fiscales.
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