Jubilación
La ilusión de la hucha de las pensiones con 25.000 millones de agujero al año
El mecanismo ideado por el tándem Sánchez-Escrivá parte de un error básico: llenar una hucha no con lo que sobra, sino con déficit
En plena estrategia por tratar de ganar la batalla de la gestión, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, como primer cómplice de sus «autoentrevistas», enarboló el pasado miércoles un gráfico en el que se vanagloriaba de que, gracias a sus reformas, se rellenará el Fondo de Reserva de la Seguridad Social con más de 120.000 millones en apenas dos décadas. «De vaciar la hucha de las pensiones a recuperarla», se jactaba en su perfil en Twitter. Pero al truco de prestidigitación se le veían los hilos por todos lados.
Para empezar, porque de cumplirse la hipótesis principal la totalidad de la hucha no daría ni para pagar el gasto en pensiones no ya de 2043, sino de este 2023 (unos 190.687 millones), con un déficit creciente desde 2026 pese a las reformas estimado en «un máximo del 8,1% del PIB en 2055, para reducirse posteriormente hasta el 7% en 2070», según el último informe de la Autoridad Fiscal (Airef).
Un agujero generado por el mayor gasto, que se acelerará desde 2035 alcanzando un máximo para 2049 del 14,8% del PIB (por el actual 11,7%) para las pensiones del sistema de Seguridad Social y del 16,3% incluyendo pensiones no contributivas y de clases pasivas.
Así pues, los supuestos 5.000 millones de euros que se generarán al año el próximo decenio por elmecanismo ideado por Escrivá para rellenar la hucha no son ni siquiera un parche ante un gasto que aumentará en 2,4 puntos del PIB (unos 33.000 millones de euros a precios actuales), frente a unos ingresos que crecerán en 1,1 puntos (15.000 millones), según la misma Airef.
Y es que el «milagro» del tándem Sánchez-Escrivá arranca de un error de partida. La hucha de las pensiones nació de una realidad que nada tiene que ver con la actual. La ley determinaba el relleno del Fondo «con cargo a los excedentes de cotizaciones sociales que puedan resultar de la liquidación de los Presupuestos de la Seguridad Social, de cada ejercicio, con la finalidad de atender a las necesidades futuras del sistema». Ese es el objetivo de una hucha: guardar de lo que sobra, no de lo que falta.
A lo largo de los años de bonanza, la hucha se fue llenando hasta alcanzar unas dotaciones de 53.601 millones de euros con rendimientos de 28.874 millones. El problema es que las sucesivas crisis hicieron necesario tirar del fondo antes de tiempo, con unas disposiciones de 80.337 millones, lo que muestra la insuficiencia del mismo. ¿Por qué?
Al margen del creciente «tsunami» de jubilaciones, que elevará la cifra de pensionistas en cinco millones en apenas dos décadas, hasta los 15 millones, está la desigual relación derivada de la elevada cuantía de las prestaciones en relación a los sueldos y la que se establece entre el número de cotizantes que pagan las pensiones y los pensionistas.
En la actualidad hay –según los últimos datos del Gobierno– 20,8 millones de afiliados a la Seguridad Social, por algo más de 10 millones de pensiones abonadas, con un gasto de casi 12.000 millones de euros el pasado mes de mayo (11.974) y 21.000 millones en las pagas extraordinarias de junio y noviembre. Con estas cifras, la cuantía del gasto es muy superior a las previsiones de ingresos por cotizaciones, un déficit que ha hecho necesario derivar recursos provenientes de los impuestos, con «préstamos» sin devengo de intereses a la Seguridad Social, contenidos en los Presupuestos.
En 2023 se recupera en las operaciones financieras la aportación al Fondo por un importe de 2.957 millones, pero no con cargo a un superávit del sistema, sino sobre un agujero.
El déficit nominal previsto para 2023 es de 7.199 millones de euros, cubierto con un nuevo «préstamo» del Estado. Si de los ingresos presupuestados para 2023 se resta la cotización vinculada al mecanismo de equidad intergeneracional, destinada al Fondo de Reserva, el agujero del presupuesto rondaría los 10.000 millones de euros.
Un déficit que, en términos contributivos reales, sería mucho mayor. ¿Por qué?
Funcas explica que de los 38.722 millones consignados para 2023 en transferencias corrientes del Estado a la Seguridad Social, solo 23.244 millones responden a la cobertura de prestaciones no contributivas y a objetivos de política social y económica, mientras que 15.478 millones son una transferencia destinada a cubrir parte de las insuficiencias de las cotizaciones para financiar las prestaciones contributivas.Si al déficit nominal de 7.199 millones se suman esos 15.478 millones y se deducen los 2.793 millones de cotizaciones que corresponden al MEI, se obtiene un déficit contributivo en 2023 de 25.470 millones, mientras se crea una ilusión gracias a préstamos y a deuda.
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