Seguridad Social
El Banco de España desmonta la previsión de ingresos por cotizaciones de Escrivá en la reforma de pensiones
Advierte al Ejecutivo que no han tenido en cuenta el aumento de los costes laborales sobre el empleo y los salarios. Rebaja dos puntos (del 1,1%% del PIB al 0,9%) los ingresos por las cuotas
El Banco de España no se cree la previsión recaudatoria presentada en la reforma de las pensiones de José Luis Escrivá, reduciendo en dos puntos las expectativas, del 1,1% del PIB al 0,9% en 2050. Una diferencia que podría ser incluso más elevada ya que las proyecciones del supervisor -en línea con las ya anunciadas por la AIReF y Fedea- no han tenido en cuenta el efecto que causará el aumento de los costes laborales sobre el empleo y los salarios, por lo que advierte de que "la capacidad recaudatoria de la reforma podría ser incluso más baja".
El artículo -firmado por Brindusa Anghel, Sergio Puente y Roberto Ramos- analiza el impacto de las tres medidas recogidas en el último bloque de la reforma de las pensiones, que tiene como objetivo garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones por la vía de la subida de las cotizaciones sociales. La primera tiene que ver con la subida progresiva de la base máxima de cotización, que tendrá un impacto recaudatorio del 0,1% del PIB en 2030 e iría creciendo hasta alcanzar el 0,3% del PIB en el año 2050. Además, se elevará el tipo efectivo entre 0,8 puntos y 1,6 en 2025, y entre 1,2 puntos y 11,3 en 2050. La segunda, referida al mecanismo de equidad intergeneracional, aportaría menos del 0,5% del PIB a partir de 2029. Y la tercera, la controvertida cotización adicional por encima de la base de cotización máxima de los salarios, la proyección es que la recaudación se sitúe en torno al 0,1% PIB en 2050. Estas tres medias juntas otorgaría una crecimiento de los ingresos entre el 0,6% del PIB en 2030 y al 0,9% ya en 2050, por debajo lo que que espera el Ejecutivo.
Los analistas creen que estas medidas tendrán un impacto "asimétrico" en la distribución de ingresos, pues "los salarios por debajo de la base de cotización máxima se verán afectados únicamente por el MEI", mientras que los ingresos más altos deberán afrontar el "aumento de cotizaciones derivado de las tres vías mencionadas". También reconocen la "gran incertidumbre" existente sobre el efecto preciso de estas medidas dado que "el horizonte de cuantificación es muy amplio" y la "materialización de cambios en el mercado de trabajo y la propia reacción de los agentes obligarán a reevaluar su alcance en el futuro" y puntualizan que esa recaudación podría ser menor "si los mayores costes labores afectan negativamente a la competitividad, los salarios o el empleo". En este sentido recuerdan la cláusula que podría aplicarse a partir de 2026 para elevar el MEI, en la medida en que el gasto en pensiones promedio proyectado se desvíe de un valor de referencia y no se aprueben medidas adicionales de contención del gasto o de crecimiento de los ingresos. En tales circunstancias, el incremento de los tipos de cotización efectivos sería mayores en los tramos salariales por debajo de la base máxima de cotización.
Según sus cálculos, con la cotización adicional establecida a partir de 2025 para gravar la cuantía de los salarios que exceda de la base máxima de cotización, la aplicación de los tipos variaría entre el 0,92% y el 1,17% en 2025 y aumentarán año a año hasta llegar a un mínimo del 5,5% y un tipo máximo del 7% en el año 2045. El tipo mínimo se corresponde con los salarios que se encuentran entre la base máxima y un 10% adicional de esta, mientras que el tipo máximo se aplicará a las retribuciones que superen en un 50% la base máxima.
Para ejemplificar la situación, los articulistas presentan una simulación para calcular el aumento de los tipos efectivos de cotización en 2025 y 2050 con respecto a 2022 teniendo en cuenta las subidas de cuotas sociales aprobadas. Los resultados muestran que el aumento del tipo efectivo variará entre 0,8 y 1,6 puntos en 2025 y entre 1,2 y 11,3 puntos en 2050. El tipo de cotización efectivo antes de 2023 oscilaría entre el 10,2% para los salarios de 200.000 euros y el 37,75% para los salarios por debajo de la base de cotización máxima. Los aumentos más elevados del tipo efectivo se concentrarían en la parte alta de la distribución de la renta. En particular, los salarios brutos en torno a 60.000 euros aumentarían sus cuotas sociales en una proporción mayor bajo el esquema de cotizaciones establecido en 2025, mientras que las remuneraciones en torno a 80.000 euros incrementarían en mayor medida sus cuotas, como porcentaje de la retribución, bajo el diseño para 2050. En los casos en que el salario permanezca por debajo de la base máxima, el tipo efectivo se terminaría estabilizando en un valor constante. Por ejemplo, la base de cotización máxima, que asciende a 53.946 euros en 2023, superaría en 2033 los 60.000 euros en términos reales, de manera que a partir de ese año los salarios de 60.000 euros, que hasta entonces habrían experimentado subidas en el tipo efectivo por el aumento paulatino de la base máxima, verían interrumpirse dichas subidas al caer por debajo de ésta.
El Banco de España también explica la heterogeneidad de la base máxima de cotización entre trabajadores y empresas. El crecimiento de la base máxima de cotización "tendrá un impacto desigual entre trabajadores", ya que son más habituales entre hombres en edades medianas y con mayor cualificación. En cuanto a las empresas, los cotizantes por la base máxima son relativamente más numerosos en las empresas grandes por lo que algunas sociedades de gran tamaño se enfrentarían a los mayores incrementos en sus costes laborales como consecuencia del aumento de la base de cotización máxima y de ese recargo establecido sobre la parte salarial por encima de ella. En base a los datos de la Muestra Continua de Vidas Laborales de 2021, aproximadamente 1,3 millones de personas cotizaban por el máximo legal, lo que supone el 6,8% del total de los afiliados a la Seguridad Social. La base de cotización máxima sería más prevalente en los hombres que en las mujeres (8,2% frente a 5,1%) y en las personas en edades medianas, y en las empresas con más de 500 empleados (13,8%). Estos trabajadores se encuadran principalmente en los servicios financieros (54,4%) y la consultoría (20,2%).
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