Guerra económica
Putin dispone de 310.000 millones para esquivar las sanciones
Pese al bloqueo de sus divisas en euros y dólares, Rusia aún dispone de reservas en yuanes, oro y otras monedas
La coraza que Vladimir Putin ha construido en los últimos años para salvaguardar la economía rusa ha sido más endeble de lo esperado. Este pasado domingo, los Veintisiete –en coordinación con el resto de los miembros del G7– prohibieron cualquier transacción con el Banco Central de Rusia. Esto supone un ataque sin precedente a las reservas en divisas extranjera que el Kremlin ha ido guardando con celo en los últimos años, indispensables para salvaguardar una moneda tan endeble como el rublo, asegurar las importaciones y procurar la tranquilidad de los inversores. Se calcula que Rusia -una economía similar a la española- ha ahorrado la cifra récord de 620.000 millones de dólares, pero la mitad es ahora pólvora mojada.
Según los cálculos del think tank Bruegel, los 620.000 millones de dólares (557.000 millones de euros) en divisas suponen un 40% de su PIB. Por el contrario, de manera conjunta todos los países de la zona euro disponen de 120.000 millones de euros en reservas, el 9% de su PIB.
Tras la invasión de la península de Crimea en 2014, Rusia gastó un tercio de sus reservas en apuntalar el rublo e incrementó los tipos de interés hasta el 17%. Desde entonces, Moscú se ha visto obligada a restablecer este colchón y proceder a lo que los economistas denominan una desdolarización de su economía: reducir su dependencia de la divisa estadounidense –el 40% del total en el año 2014– ante el temor a una ronda de sanciones. Desde entonces, el Kremlin se ha encargado de poner sus huevos en diferentes cestas lo que significa que parte de sus divisas son euros, libras esterlinas y yuanes. Según los últimos datos del Banco de Rusia, a finales de junio de 2021, la proporción de euros era del 32,3%, seguido del oro con un 21,7%, dólares con un 16,4%, el yuan un 13,1% y la libra esterlina un 6,5%.
Aunque la estrategia de dejar de depender del dólar e incorporar el yuan puede considerarse hábil, Putin no contaba con la contundente respuesta de estos días por parte de los Veintisiete. A pesar de fuerte dependencia energética europea respecto al gas –la UE importan un 90% de su demanda y el 40% proviene de Rusia–, los socios europeos decidieron aliarse con EE UU y Reino Unido en un ataque sin contemplaciones a la línea de flotación de la economía rusa. A esto se une que parte de estas divisas no están guardadas dentro del país sino en los bancos centrales del resto del mundo, quienes se han alineado para prohibir este tipo de operaciones y negar cualquier repatriación. Hasta ahora, este tipo de represalias tan sólo se habían tomado contra países como Venezuela, Irán o Siria.
Según los cálculos realizados por Bruselas, esta operación significa aniquilar la mitad de las reservas rusas actuales –unos 310.000 millones de dólares (279.000 millones de euros)– y obligar a Putin a aferrarse al yuan y el oro que tiene acumulados al margen del dólar y el euros –otros 310.000 millones de dólares–. Sin embargo, los analistas coinciden en que ahora no hay tantos compradores para tanto metal.
Las consecuencias de estas medidas ya son palpables. Ante la caída libre del rublo con la apertura de los mercados, el Banco Central de Rusia se vio obligado este pasado lunes a aumentar sus tipos de interés al 10,5% y los residentes en Rusia tienen desde este lunes prohibido transferir divisas al extranjero. Además, los exportadores rusos también están obligados a convertir en rublos el 80% de sus ingresos obtenidos en monedas extranjeras desde el 1 de enero de 2022. Ante el pánico desatado, muchos ciudadanos acudieron a los cajeros a sacar sus ahorros. «Las sanciones del G7 contra el BCR y no el Swift son el verdadero mazazo y ya están mostrando sus efectos», aseguró Jonathan Hackenbroich, analista del think tank European Council on Foreign Relations.
Los países europeos también han acordado con EE UU desconectar a Rusia del sistema de pagos internacional Swift, aunque esta medida no afectará a todas los bancos, sino que se aplicará de manera selectiva y se desconocen todavía los detalles. Según ha explicado la Casa Blanca, no se espera que esta represalia afecte a las compras de gas, lo que también limita su alcance.
El ministro francés de finanzas, Bruno Le Maire, no descartó ayer un reforzamiento de las sanciones «si es necesario». Sobre la opción de poder dejar de comprar el petróleo y el gas ruso, el ministro galo –cuyo país ostenta la presidencia rotatoria de la UE, reconoció que resulta «muy complicado para un cierto número de países europeos».
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