Brexit

La City pierde el cetro como capital financiera europea

Londres se deja cada día la gestión de casi 9.000 millones, la mitad de los activos de su mercado, en favor de Ámsterdam, que pasa de ser el sexto parqué europeo a líder indiscutible tras el Brexit

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Los inviernos fuera de la cálida y mediterránea UE, al menos en parte, son cada vez más negros para los británicos. Ya lo cantaban The Clash en su «Safe European Home»: «Me quedaría, pero estoy sentado en mi seguro hogar europeo, en mi gris y aburrido hogar europeo». Aunque la mítica banda del «London Calling» contraponía una atribulada visita a Jamaica con la tediosa placidez de las islas y su té a las cinco, lo cierto es que los británicos se despiertan cada día con una bofetada de realidad propinada por el Brexit en sus hasta ahora idílica relación con el continente. La última es más un puñetazo directo a la mandíbula: Ámsterdam ha desplazado a Londres como el principal centro financiero de Europa en cuanto Reino Unido ha dejado la UE. La ciudad de los escaparates rojos, los canales y los «coffee shop» se ha quedado con un buen puñado del negocio de derivados por el camino mientras los grandes fondos europeos, que operaban desde la City londinense, han vuelto a casa.

Los intercambios diarios de acciones en enero en el principal mercado holandés sumaron los 9.200 millones de euros, por encima de los 8.600 millones de euros gestionados en Londres, de cuerdo con los datos recabados por Cboe, el mayor operador estadounidense de opciones, que trabaja a ambos lados del paso de Calais, o como lo llaman los británicos, el Canal Inglés.

La media de Londres a lo largo del pasado año, fue de 17.500 millones de euros operados a diario, con Fráncfort en segundo lugar pero a una distancia sideral al negociar de media 5.900 millones diarios en acciones y derivados. La media diaria negociada en Ámsterdam el pasado año apenas llegaba a 2.600 millones. Londres ocupaba la cima mientras la ciudad holandesa era la sexta plaza financiera europea. El sorpasso tiene indudables repercusiones. La City londinense provee de nada menos que el 10% de todos los impuestos sobre beneficios recaudados en Reino Unido, una cantidad que como consecuencia de este desplazamiento ha quedado reducida a la mitad.

La milla cuadrada que ocupa la City, flanqueada por dragones, es casi independiente de Londres pese a estar enclavada en su corazón y elige a su propio Lord Mayor por el sistema más enrevesado posible, que no es precisamente el sufragio directo. Tan es así, que la City tiene un sistema impositivo independiente gracias a la situación que le confiere la propia Magna Carta como el más antiguo gobierno de la isla, elegido mayoritariamente por las empresas (por cada residente hay 43 personas trabajando en los dos kilómetros cuadrados de la vieja ciudadela romana). Pese a su independencia, los impuestos de la City redundan en beneficio de todo Reino Unido, que ve cómo menguan sus ingresos con el éxodo de empresas al continente.