Novak Djokovic estaba sufriendo en su reino, el Open de Australia, en la semifinal que le enfrentaba a Jannik Sinner (puede seguir el encuentro en directo aquí). Las diez semifinales anteriores del serbio en la Rod Laver Arena las ganó, además sólo en una, contra Wawrinka en 2013 (1-6, 7-5, 6-4, 6-7 [5/7] y 12-10, todavía no había supertiebreak en el quinto) necesitó llegar al último parcial. El tenista italiano empezó arrasando, de forma sorprendente, se llevó los dos primeros sets por 6-1 y 6-2 en apenas hora y media, pero la reacción de Nole tenía que llegar. Mejoró con su saque el número uno del mundo y con 5-5 y 40-40 en el tercer set, se escuchó un grito en la grada.

Djokovic rápidamente se dio cuenta y paró la rutina de saque, miró a la grada mientras un grupo de aficionados rodeaban a un hombre que se fue al suelo. Hubo un rato de tensión y el juez de silla dijo que tenían que esperar hasta que llegaran las asistencias médicas. Tardaron un poco, Nole incluso fue a su silla, pero justo en ese momento llegó la buena noticia de la jornada: el hombre que sufrió el desmayo salió por su propio pie, con dificultades y con la ayuda de los sanitarios, pero por su propio pie.

La resurrección de Djokovic

No se dejó de jugar lo suficiente como para que hubiera un calentamiento. Los tenistas volvieron cada uno a su lado de la pista y a jugar. La reacción de Novak no pudo ser mejor: conectó un saque directo para empezar y después ganó el siguiente punto, algo más largo, después de que la pelota tocara en la cinta.

Se aseguró el tiebreak. Sinner no tembló al juego siguiente, y en el desempate incluso llegó a tener una pelota de partido, al resto. Puso la pelota en juego muy bien el transalpino, pero después mandó una derecha a la red. Dio vida a Djokovic, que se llevó ese tiebreak por 8-6 y alargó un partido que tenía perdido.