Tenis
Alcaraz calienta la Caja Mágica con el triunfo ante Basilashvili: “Me siento un afortunado, la gente me quiere”
El murciano ganó en su estreno en el Mutua Madrid Open 2022 a Basilashvili: 6-3 y 7-5
Del “Vamos Rafa” al “Vamos Carlitos”. La Caja Mágica tiene un nuevo ídolo. El antiguo, Nadal, sigue en pie y hoy le toca entrar en escena contra el serbio Kecmanovic. El joven es Alcaraz y en su estreno en la pista Manolo Santana en esta edición de 2022 ya encendió al público. Fue un duelo con idas y venidas ante Basilashvili (6-3 y 7-5) en el que el joven murciano, que mañana jueves cumple 19 años, mostró de lo que es capaz y también lo que tiene que mejorar. Su partido acabó pasada la medianoche, empezó el martes y acabó el miércoles, pero había 10.000 personas en la grada. “Me siento un afortunado por vivir este tipo de momentos y que la gente me quiera tanto”, aseguró después, rodeado de micrófonos. El día fue largo, pasó la mañana tranquilo con su equipo, “entre risas”, según desveló. Sabía que le iba a tocar jugar tarde y se lo tomó con calma, aunque admite que “no es el horario ideal” para la recuperación. Se despidió con un “gracias”, muy educado.
Contra Basilashvili enseñó la calidad de golpes que tiene. Empezó con un break abajo, pero después entró en ebullición para pasar del 1-3 al 6-3. Cinco juegos seguidos en los que su derecha quemaba con varios ganadores seguidos, pero también el revés tiene su peligro. Cuando está en racha su tenis no tiene fin. Además, con su saque liftado hace mucho daño y manda a los oponentes a restar al reloj que hay en la esquina. Respondía así a la fiereza de Basilashvili, que le pega muy duro a la pelota tanto con la derecha como con su revés a dos manos y que a veces ni así lograba desbordar a Carlos. Porque Alcaraz es tenis ofensivo, pero el punto del partido fue defensivo. Una pared el murciano, que puso en pie a todo el público. “Me gusta luchar todas las pelotas hasta el final”, confesaba.
De la racha buena pasó al atranque al comienzo del tercer set, a cometer varios errores seguidos. Sufría un break, lo recuperaba y parecía que tenía todo encauzado, pero entonces volvía a conceder una rotura. El duelo parecía destinado a trasnochar mucho, pero cuando Basilashvili servía para llevarse el segundo parcial, no supo hacerlo. Incluso el último punto lo regaló con una doble falta. El volcán Alcaraz volvió a encenderse y sus llamaradas ya no se apagaron hasta que levantó los brazos con un último tanto en el que la pelota tocó la cinta y se quedó muerta. Hasta la fortuna está de su parte.