Cuando la mente dice basta
Ricky Rubio, Abrines, Iniesta, Nadal... ¿Por qué se deprimen los deportistas de élite?
El jugador de baloncesto se ha visto obligado a parar su carrera por su "salud mental" pero no es el único atleta de élite que sabe lo que es sufrir un “fundido en negro”.
Su mente dijo basta. Horas después del primer amistoso de España, como preparación para el Mundial, Ricky Rubio abandonaba la concentración de la selección y ponía cara al enemigo más silencioso del deporte. "He decidido parar mi actividad profesional para cuidar mi salud mental. Quiero agradecer todo el apoyo que he recibido de la FEB para entender mi decisión. Hoy #LaFamilia tiene más sentido que nunca. Gracias. Pediría que se respetara mi privacidad para poder afrontar estos momentos y poder dar más información cuando sea el momento", anunciaba a través de un comunicado.
Sin embargo el caso de Ricky no es único y la hay otros muchos deportistas a los que la gloria y la presión de estar en la élite le han pasado factura. Depresiones, cuadros de ansiedad, pánico... Phelps, Nadal, Iniesta, Kevin Love, Soderling, Edurne Pasabán... Hay quienes incluso ha intentado suicidarse o, en el peor de los casos lo han conseguido. Es el lado más desgarrador del deporte.
Pero ¿Por qué se deprimen los deportistas de élite?
Según la Organización Mundial de la Salud, 300 millones de personas alrededor del mundo sufren depresión. Aunque sea solo por estadística, por lo tanto, este trastorno también afecta el mundo del deporte. Existen varios factores que pueden influir en el estado de ánimo de un atleta, como puede ser el estar lejos de los suyos, los periodos de lesiones, la dureza de la competitividad o perder tras llegar a lo más alto.
Un buen ámbito para entender esta tristeza y ansiedad que sienten los deportistas pese a haber alcanzado la cima del éxito es el fútbol, donde la depresión afecta a un 38% de los jugadores, según el Sindicato Mundial de Futbolistas. Para entender la dimensión de este enemigo hasta ahora casi invisible de los atletas de élite, la incidencia de la depresión entre la población es del 6 %; entre los deportistas, oscila entre el 17 y el 21 %.
La depresión es, de hecho, una de las principales causas de suicidio entre los deportistas. Estudios como el llevado a cabo en la Universidad Rochester nos hablan de que este riesgo aumenta cuando el atleta está haciendo frente a una lesión. ¿Cuáles son los sentimientos que provocan un estado depresivo en los deportistas?
El estado depresivo se expresa en inhibición, pérdida de interés y de los deseos habituales del deportista, falta de ánimo y alegría; rechazo al entrenamiento, dificultades en el sueño y en general para la recuperación, pérdida del apetito.
Muchos deportistas creen que cuanto mayor sea el volumen, carga o intensidad del entrenamiento, mejores serán los resultados. Esto no es cierto: entrenar sin control aumenta las probabilidades de sufrir el síndrome de burnout, o como se dice coloquialmente, quemarse.
Síndrome de burnout
El burnout se produce cuando el deportista es sometido a un nivel de estrés que sobrepasa sus capacidades de afrontamiento. Cuando un deportista está quemado, su motivación decae, sus pensamientos se vuelven negativos y se encuentra irritado y desesperanzado. En relación con lo anterior, según un estudio publicado en la revista International Journal of Clinical and Health Psychology, el burnout se relaciona de manera positiva con los síntomas de depresión. Esto significa que este síndrome es un predictor de la depresión en deportistas.
El miedo al futuro, tener unas expectativas demasiados altas o tener que estar lejos de su familias o allegados son las causas más comunes que afectan a la salud mental de un deportista de elite.
Según los estudios recientes, miles de atletas anónimos lidian a escondidas con sus oscuridades y sus laberintos de sufrimiento. Por suerte son otros muchos los que ha dado un paso al frente para dar visibilidad a los problemas de salud mental. Estos son algunos de los deportistas de élite que han puesto voz con sus dramáticas historias a la cara más amarga de la gloria:
1. Andrés Iniesta
El futbolista se ha convertido en todo un referente en dar visibilidad a los problemas de salud mental en el deporte de élite. Andrés Iniesta quedó en la historia del fútbol español por muchos motivos. Además de ser un mediocampista lujoso con la pelota, de esos que enamoró a los fanáticos del épico Barcelona de Pep Guardiola, se convirtió en el hombre que convirtió el gol que le dio a la selección de España su primera y única Copa del Mundo. Aquella conquista en la final del Mundial Sudáfrica 2010 ante Holanda, marcó su vida para siempre.
Pero no todo fue fácil en la vida del Genio de Fuentealbilla. A los 25 años, cuando ya era una figura de reconocimiento mundial, justo después de haberse consagrado campeón por segunda vez de la Champions League con el equipo culé ante el Manchester United en Roma, Iniesta sufrió un duro proceso depresivo.
«Caí en un pozo sin salida. Sólo deseaba que llegase la noche para poder tomarme una pastilla y dormir. Me di cuenta de que o buscaba ayuda o no sé a dónde iba a parar. Cuando sufres depresión no eres tú», confeso el ex jugador del FC Barcelona.
2. Irene López
Irene López, campeona del mundo sub-17 en el año 2018 y futbolista del Madrid CFF, ha sido una de las últimas deportistas en anunciar a través de las redes sociales que dejaba los terrenos de juego por ‘cuestiones de salud mental’. Lo hacia en febrero de 2022. “Hoy me despido del deporte que me ha acompañado toda mi vida, desde que me alcanza la memoria. Podría ‘disfrazar’ los motivos por los cuáles dejo el fútbol, pero no lo voy a hacer, lo dejo por cuestiones de salud mental”, explica en su texto. La jugadora admite que la “salud mental” sigue siendo un tabú en el deporte pero espera quehacer pública su historia sirva para ayudar a aquellos que estén “sumidos en una oscuridad que no les permite ver los colores de la vida”.
La vida de Irene López cambió cuando aparecieron unos fantasmas que llevaban un tiempo escondidos y, de repente, dijeron “Hola, aquí estamos”. La futbolista, campeona del mundo y de Europa con la Selección femenina Sub-17, empezó a sentir aversión a aquello que hasta entonces tanto amaba. No disfrutaba del fútbol. Se sentía fuera de lugar. Ahora ha decido dar un paso al frente y tomar distancia con el deporte.
3. Simone Biles
Es uno de los casos más recientes. La gimnasta más brillante de las últimas décadas, Simone Biles, abandonaba los Juegos Olímpicos de Tokio para proteger su salud mental. Detrás de su decisión se encuentra un fenómeno ampliamente conocido y estudiado en Psicología del Deporte, la presión psicológica o asfixia bajo presión. Un factor que deteriora el rendimiento y que es fruto, en la mayoría de los casos, del esfuerzo que está haciendo el individuo por conseguir unos resultados extraordinarios.
Simone Biles saltó a la fama en los Juegos Olímpicos de Río 2016, cuando con apenas 19 años conquistó cuatro medallas de oro, algo inédito para una gimnasta estadounidense. En Tokio 2020, el mundo esperaba deleitarse con su talento, pero las consecuencias mentales del sufrimiento pasado le impidieron brillar ante los ojos de millones de personas y apenas sumó un bronce en la prueba de barras por equipos, la única final de la que participó. La norteamericana es una de las víctimas de abuso sexual del médico Larry Nassar, quien cumple una sentencia de cadena perpetua después de haber sido condenado en 2017 y 2018 por agresiones sexuales a más de 250 gimnastas.
4. Naomi Osaka
La tenista mejor pagada del mundo y ganadora de tres Grand Slams, recibió en mayo de 2022 una multa de Roland Garros por negarse a hacer ruedas de prensa. Finalmente, la estrella del tenis abandonaba el torneo francés por salud mental. En un comunicado publicado en su cuenta de Twitter reconocía que lleva lidiando con la depresión desde 2018 y que se iba para no molestar a nadie.
“Creo que lo mejor para el torneo, el resto de jugadoras y mi propio bienestar es abandonarlo para que así todo el mundo pueda volver a concentrarse en el tenis. Nunca quise ser una distracción y acepto que el timing elegido no fue el ideal y que mi mensaje pudo ser más claro”, compartía Osaka siendo autocrítica. Para luego añadir: “No me gustaría trivializar con la salud mental o usar el término a la ligera. La verdad es que he sufrido largos períodos de depresión desde el US Open de 2018 y que lo pasé realmente lidiando con esto”.
5. Rafa Nadal
¿Puede una persona que ha hecho feliz a todo un país estar inmensamente triste e inseguro? Sí, puede. El tenista manacorí confesaba en 2015 sus problemas de ansiedad. “Por primera vez en mi carrera profesional no he sido dueño de mis emociones en la pista, no he tenido el control de mis nervios, he pasado malos ratos… pero lo he superado”. Rafa Nadal se desnudó explicando que ese año su “lesión había sido mental”. En un deporte individual en el que se debe responder con la misma contundencia tanto la primera pelota como la última, la cabeza se convierte en un protagonista tan activo como los músculos encargados de dar un raquetazo.
“Si el ‘coco’ no funciona el resto da igual. No controlaba la bola ni la respiración. Pensaba: lo has logrado todo y no tiene ningún sentido sufrir ansiedad a esas alturas, pero aun viendo todo eso muy claro, no lograba mantener el control”. confesó.
6. Robin Söderling
Estremecedora fue la confesión de Robin Söderling, el primero en ganar a Rafael Nadal en Roland Garros. El extenista sueco, que llegó a ser número 4 mundial, reveló que sufrió ataques de pánico y ansiedad en su mejor etapa deportiva que provocaron su temprana retirada en 2015 a los 31 años. Söderling, que llegó a buscar por internet distintas formas para suicidarse, abandonó el deporte profesional oficialmente por una mononucleosis, pero el ex deportista confesó que llevaba sufriendo problemas años antes de serle diagnosticada esa enfermedad.
“Tenía ansiedad constante, me roía por dentro. Me sentaba en el apartamento y miraba al vacío sin entender, el ruido más pequeño me provocaba pánico. Cuando una carta caía sobre el felpudo, me entraba tal pánico que caía al suelo. Si sonaba el teléfono, temblaba de miedo. Caí en un abismo negro sin fondo. Cualquier cosa era mejor que vivir en ese infierno”, relató.
7. Noah Lyles
La gran estrella de la velocidad Noah Lyles, campeón del mundo de 200 metros, confesaba en agosto de 2020 en sus redes sociales que está tomando medicamentos contra la depresión. El que muchos consideran el sucesor de Bolt no dudó en hacer públicos sus problemas.
“Recientemente decidí tomar medicamentos antidepresivos. Esa fue una de las mejores decisiones que he tomado en mucho tiempo. Desde entonces, he sido capaz de pensar sin el matiz oscuro en mente de que nada importa. Gracias a Dios por la salud mental”, escribió en su perfil de Twitter el atleta que acaba de cumplir 23 años (el 18 de julio).
El velocista ya se había referido a sus problemas de ansiedad extrema y depresión cuando se proclamó campeón del mundo en Doha en 2019. Lyles contó entonces que había sufrido depresión cuando era un niño por sus problemas de aprendizaje y dislexia, lo que provocó que en el colegio sufriera acoso que le llevó a la depresión.
8. Edurne Pasabán
La primera mujer de la historia en ascender a los 14 ochomiles pasó de la cima del mundo al subsuelo y tuvo que ser ingresada en un hospital psiquiátrico. La alpinista aboga ahora por hablar de la depresión sin tabúes, “es una enfermedad más”. “Cuando me hospitalizaron durante cuatro meses en 2006 a mis padres les costaba mucho decir a los amigos que yo estaba ingresada en un hospital psiquiátrico. Eso no hubiese sido un problema si se hubiese tratado de otra enfermedad. El problema es que al no hablar de ello, no lo podemos reconocer”, afirma.
Pero Edurne fue más allá. No solo pensó en el suicidio, también lo intentó. “Cogí los frascos de antidepresivos, volqué en el hueco de mi mano la máxima cantidad que pude y me los trague”, desveló en 2019.
9. Michael Phelps
Tras su retirada en 2016, el nadador, máximo medallista olímpico con 28 metales, relató que había sufrido distintos episodios de ansiedad y depresión durante su carrera, y que le habían llevado a la bebida. Phelps era la viva imagen del éxito pero tras ello se escondía un ser humano con todas sus luchas internas. «Soy alguien que ha pasado por al menos tres o cuatro períodos de depresión fuerte después de los Juegos y llegué a poner mi vida en peligro», expresó Phelps el pasado mes de enero cuando admitió que afronta una carrera de fondo ante una enfermedad que se ha agravado con el confinamiento. «La pandemia es un reto al que nunca pensé que me enfrentaría. La incertidumbre, estar encerrado en casa, me angustia. Ahora mis emociones me envuelven y estoy pendiendo de un hilo», confesó sin tibieza Phelps.
10. Kevin Love
El ala-pívot de los Cavaliers Kevin Love pasó por una dura depresión. En 2020, el campeón de la NBA habló sin tapujos en una entrevista sobre su crisis mental de 2012 y apuntó que había tenido tendencias suicidas.
Pese a negar cualquier tipo de intento directo, Love sí que habría planeado la forma de hacerlo. “Tenía varias formas. Lo bueno que sucede es que cuando buscas eso, aparece la línea nacional de prevención del suicidio. Barajaba diferentes formas de hacerlo, pero daba miedo tomar ese camino y pensar en la idea de quitarme la vida. Era algo que me pasaba por la cabeza muy a menudo, especialmente cuando estás en un momento así”, agregó el californiano de 32 años cuando le preguntaron por su depresión.
Kevin califica esa etapa como el momento más aterrador de su vida, pues para él todos los días eran iguales. Estancado en la monotonía y la ansiedad se replanteó el peor de los planes, aunque por suerte, no fue más allá de eso. Ahora, el cinco veces All-Star está muy comprometido con la salud mental. Sus grandes donaciones a la investigación de este tipo de problemas y su respaldo económico a proyectos comprometidos con la causa son un ejemplo de ello.
11. Alex Abrines
El jugador de baloncesto Alex Abrines, siendo jugador de los Oklahoma City Thunder de la NBA, estuvo 13 partidos inactivo. Finalmente se llegó al cese de su contrato por “motivos personales”. Luego explicó que no podía ni salir a la pista. Sufría ataques de pánico. Se apartó del juego y recurrió a ayuda profesional. “Era un sueño todo lo que estaba viviendo, pero exploté. Empecé a dejar de disfrutar. Y en un mes me pegó un bloqueo que no podía salir a la pista. Decidí apartarme del equipo y empezar a recuperarme mentalmente con profesionales. Saber que en una semana o un mes tendría que volver a viajar con el equipo me generaba mucha ansiedad, y pensaba que no podría superar esta enfermedad de la depresión y la ansiedad sin dejar el equipo y dedicarme a mejorar mi mente”, relató.
12. Kelly Catlin
La ciclista estadounidense, plata en Río 2016 y tres veces campeona mundial de persecución, se quitó la vida con 23 años poco después de reconocer que le costaba compaginar todas sus actividades. “Como atletas, estamos socialmente programados para ser estoicos con nuestro dolor y soportar nuestras cargas sin quejarnos, incluso cuando ese estoicismo alcanza la estupidez y esas cargas comienzan a hacernos daño”, había confesado la tricampeona.
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