Atlético de Madrid
Los otros Torres y Griezmann
Su trabajo ayer era ahogar la salida del balón del Bayern. El gol se lo dejaron a Carrasco.
Su trabajo ayer era ahogar la salida del balón del Bayern. El gol se lo dejaron a Carrasco.
La pelota no es un fin para el Atlético. Es sólo un instrumento para llegar al gol. Un objeto que no necesita amasar, le basta con saber dónde dirigirlo y tener preparadas las piernas de sus delanteros para correr. Para eso jugó Fernando Torres, dedicado a la tarea de la presión alta y la carrera. Se le negó el gol al «9» rojiblanco. Tampoco fue él quien robó la pelota para que llegara el gol, el único del encuentro, en un disparo de Carrasco desde fuera del área. Fue Griezmann el que la recuperó. Ése era ayer el trabajo de los dos delanteros del Atlético. «Con Fernando intentamos presionar la salida de Alonso y Griezmann estaba volcado a la salida de Vidal. Son los que ofrecen mucho juego a las puntas», explicaba el Cholo después del encuentro. «Cuando recuperáramos íbamos a tener espacios para correr. Así fue y así llegó el gol. El equipo interpretó el partido tácticamente de una manera impresionante», añadía.
«El Atlético ha jugado como esperábamos, a la contra. Así ha llegado el gol, que nos ha complicado el partido», confesaba Ancelotti. Funcionó el planteamiento de Simeone y, aunque tuvo menos la pelota, el Atlético supo elegir los momentos. Como Carrasco, que con el Atlético sólo ha marcado en Europa al Real Madrid y al Bayern. Y con la camiseta del Mónaco, al Arsenal. Elige con cuidado sus víctimas el belga, que marcó en la misma portería en la que lo hizo Saúl la temporada pasada en la ida de las semifinales.
El Atlético crea nuevas costumbres para terminar con dolorosas leyendas. El Bayern fue una pesadilla para varias generaciones de aficionados rojiblancos. Aquel gol de Schwarzenbeck y todo lo que llegó después en la noche de San Isidro de 1974 amargó el regreso de los hinchas rojiblancos que se atrevieron a viajar a Bruselas para ver la primera final del Atlético en la Copa de Europa y la infancia a todos los que llegaron después.
«No sé cuándo fue la última vez que perdió el Bayern, pero si no fue en el Calderón debe de estar cerca», decía orgulloso el entrenador rojiblanco. La fiera aparece ahora domesticada. El Atlético le ha ganado dos de los últimos tres partidos que han disputado. Y en el otro le eliminó con un gol de Griezmann.
Al francés le traicionó la memoria cuando se decidió a lanzar el penalti que le habían hecho a Filipe Luis. Mientras el brasileño recibía la cariñosa felicitación de Gameiro, el «7» se hacía con el balón para sacudirse el fantasma de la pasada final de la Liga de Campeones. Acertó con su lanzamiento en la tanda, pero el que tuvo durante el partido lo mandó al larguero. Como ayer. «Griezmann ha fallado un penal como han fallado Maradona, Messi, Platini, Zico... los mejores del mundo. Seguirá tirando porque tiene una personalidad tremenda y estamos muy contentos con el trabajo de Antoine. Hoy ha jugado de volante izquierdo y arrancó el contragolpe del gol de Carrasco. Hay mil cosas que nos da que siguen posicionándolo entre los tres mejores del mundo», asegura Simeone.
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