La tormenta perfecta

Todos pendientes del agua sobre Balaídos, atentos a que el balón no se escurriera como el jabón en la bañera. Y, en general, casi todos se mantuvieron firmes sobre un césped muy bien cuidado; sí, señor, pero inevitablemente resbaladizo, rápido. Otra cosa fue el tacticismo dominante, las trincheras de ambos equipos peleando palmo a palmo en una franja de terreno de apenas 35 metros. Se trataba (para los dos equipos) de presionar en corto, interceptar, salir flotando y largar pelotazo arriba. Así salió un partido muy intenso, y por momentos robotizado, y con el morbo de ver a Augusto Fernández como un «querido enemigo» en «su casa» de Vigo.

¡Esa pareja!

Sustentado en su poderosa solidez defensiva, el Atlético fue de menos a más, hasta soltar un par de zarpazos eléctricos que Griezmann, el de siempre, pudo convertir en gol. Pero la tormenta perfecta llegaría con una pared luminosa del francés con Vietto. Una joya que supuso el 0-1 y que apuntaba a certificar otra semana el liderato, sellado luego por Carrasco. Como sellado quedaba el nacimiento de una sociedad, la de Vietto con Griezmann (o viceversa) de altísimo nivel que ya cotiza al alza en Bolsa. La pareja de hecho para el ataque del Cholo. Esto va en serio. El liderato. La sociedad. La pareja.