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Río de Janeiro

Misterio en torno a Pelé

Podría encender el pebetero si la empresa yanqui que maneja sus derechos lo permite

La Razón La Razón

Podría encender el pebetero si la empresa yanqui que maneja sus derechos lo permite

En Londres el suspense rodeó el encendido del pebetero, David Beckham transportó la llama en una embarcación, amarró, se la cedió a Steve Redgrave y éste a siete jóvenes deportistas que culminaron la ceremonia. En Río es el secreto mejor guardado, ¿quién cubrirá el último tramo de la antorcha olímpica con el fuego purificador de los Juegos Olímpicos? Tres nombres sobresalen por encima del resto y uno por el de todos los demás, por este orden: Pelé, el ex regatista Grael y el ex tenista tres veces ganador de Roland Garros Guga Kuerten.

Todas los dedos señalan a O’Rei, pero el misterio permanece. Thomas Bach le ha pedido al símbolo del fútbol de Brasil que encienda él el pebetero; el presidente del Comité Organizador, también. Pelé quiere, no es que se deje querer, es que está por la labor, pero hay un inconveniente, la empresa estadounidense que maneja sus derechos de imagen. Cabe entonces preguntarse si hay alguna ocasión mejor que ésta para vender a un ídolo.

Pelé ha sido imagen de una tarjeta de crédito y de viagra. No tiene inconveniente en promocionar dinero de plástico y píldoras de la felicidad, mucho menos en representar a su país en un acontecimiento tan importante y trascendente como unos Juegos Olímpicos. Por cierto, singulares a más no poder, en el caso de Río.

El pebetero se encenderá en un estadio que sólo acogerá la ceremonia inaugural y tres partidos de fútbol. Eso sí, se trata de Maracaná, la leyenda que acogió la final del último Mundial de fútbol entre Alemania y Argentina, y aquella otra memorable final entre Brasil y Uruguay que acuñó el término «Maracanazo», porque ganaron los vecinos. La llama, no obstante, lucirá también en el puerto. Cosas de Río, ciudad misteriosa.