Taekwondo
Plata de Eva, bronce de Joel: el taekwondo no falla
La española, que ha tenido que perder tres kilos en Río para dar el peso, sólo cae ante la inglesa Jones, campeona también en Londres, en la categoría de -57 kilos. González, con problemas de lesiones durante todo el ciclo olímpico, sube al podio
La española, que ha tenido que perder tres kilos en Río para dar el peso, sólo cae ante la inglesa Jones, campeona también en Londres, en la categoría de -57 kilos. González, con problemas de lesiones durante todo el ciclo olímpico, sube al podio
Se ha convertido el taekwondo en uno de los deportes más fructíferos para España en cuanto a medallas se refiere. Si tres se lograron en Londres, dos se han sumado en Río, más un diploma del júnior Jesús Tortosa, que perdió el bronce en un punto de oro contra el dominicano Luisito Pie. Eva Calvo peleaba contra las rivales y la báscula. Le costó llegar al peso y apenas ha podido comer en Río, pero después, en la tapiz, ha sido la competidora nata de siempre. Llegaba a Brasil como subcampeona del mundo y fue creciendo conforme avanzaba rondas. Primero pudo con la tailandesa Harnsujin, por un ajustado 6-5. Después se impuso a la iraní Alizadeh, por 8-7, protagonizando una gran remontada, y en semifinales, a la egipcia Wahba en el punto de oro. Todo al límite, pero siempre victoriosa la chica de Leganés. Tuvo que esperar cuatro horas para la final, en las que comió por fin pollo y arroz. Ha tenido que cuidar muy bien la alimentación para dar el peso. Hasta tres kilos ha perdido desde que está en Brasil. Su último combate fue contra la británica Jade Jones, la campeona olímpica, escurridiza, muy buena, que se impuso con claridad (16-7) pese a que hubo un amago de reacción en el segundo asalto de la madrileña. Debutante en unos Juegos y con su hermana Marta, con la que empezó a practicar este deporte y que se quedó a las puertas de la clasificación, en la grada, ya puede presumir de tener un metal en la competición más importante.
También Joel González presume de eso. Del oro que logró en Londres y que buscaba repetir en Río en una categoría de peso diez kilos superior y tras una época en la que las lesiones le han impedido exprimirse como hubiera deseado. Incluso pensó en dejarlo, pero al final este licenciado en Criminología reencontró la motivación. Perdió en semifinales contra el jordano Abughaush, que le sorprendió con su agresividad. Asumió que había sido peor y se preparó para luchar por el bronce contra el venezolano Contreras, que había podido con el turco Tazegul, el campeón olímpico en esos 68 kilos en Londres y bronce en Pekín. La rodilla izquierda del español, dañada de gravedad en 2013 y con una recaída en 2015, tuvo que ser cuidada con hielo entre combate y combate, pero no lo puso como excusa. «A todos nos duele algo», dijo tras la derrota en semifinales. Últimamente se encontraba mejor, pero no al ciento por ciento. Toni Toledo, su entrenador, le dio un abrazo antes de la pelea por la medalla. Contreras se plantó quieto en el centro y hubo mucho tanteo. Ninguno quería arriesgar. Se quitó el casco el español para airearse, y otra vez a la faena en el segundo asalto. «González, González», animaba el público neutral a Joel, y todo siguió en empate, pero a uno. Una patada en la cara en el tercer asalto sirvió para decantar la pelea. Joel se defendió bien y así sumó un bronce al oro que tiene. Abrazó a su entrenador y cogió la bandera de España. Estaba feliz. «He sufrido mucho y esta medalla me sabe muy bien», confesó después.