Real Madrid
El Madrid choca con los Spurs (1-1)
El equipo de Zidane dominó gran parte del partido y generó varias ocasiones claras. El Tottenham se defendió bien y supo golpear.
La primera que tuvo Kane la sacó como pudo Keylor Navas. Fue un remate de cabeza abajo, tras un saque de esquina. En la segunda que tuvo el afamado delantero inglés ni siquiera tuvo que tocarla para que fuese gol: quiso rematar de tacón, no tocó la pelota, pero rebotó en Varane y fue el primer tanto del partido y un golpe para el Madrid. Había llevado el peso del partido, le había dado mil vueltas, pero era el rival el que había marcado y ahora tenía que remontar frente a un potente enemigo.
Pochettino ordenó a su equipo con cinco defensas y con la sorpresa de Llorente junto a Kane arriba para buscar una salida rápida. Se las vieron Varane y Ramos con los dos delanteros rivales, como se las vio el ataque del Madrid con el muro que organizó el entrenador argentino. Esta vez sí estaba Isco en el equipo titular y fue quien más buscó romper entre líneas, pero durante gran parte del partido fue misión imposible. Modric intentaba mover a los suyos sin mucho éxito. Era un día para trabajar y para no desperdiciar ocasiones, como hizo Benzema con la más clara en la primera mitad, cuando después de un remate de cabeza de Ronaldo al poste, le cayó el balón y lo mandó fuera.
Buscaba el Madrid, pero se encontraba con defensas que parecían armarios y que en ningún momento dudaron. Ahora todos los equipos ingleses compiten y no se impresionan ante nada. Quería mover al rival el campeón de Europa, sacarle de su zona de seguridad, pero estaban más que tranquilos los jugadores de un Tottenham rezagado, esperando su momento y con la seguridad de que por la banda derecha podía romper a Marcelo, como hizo en el tanto, su jugada más colectiva. Decía Zidane que era la primera de la dos finales y tenía razón. El Tottenham llegó al Bernabéu para pelear sin complejos y lo hizo con seguridad atrás y convencimiento cuando se fue para arriba.
Al Madrid le costó mucho encontrar la velocidad adecuada para mover el partido. Cuando lo consiguió generó ocasiones para ganar. Lo hizo en el penalti que dio paso al empate: por fin pudieron conectar cerca del área los jugadores con talento y Kroos casi se mete con el balón hasta la línea de gol. Le derribaron y Ronaldo siguió sumando tantos para enseñar sus cifras a jóvenes como Kane.
Con el empate y con el respiro del descanso, el Madrid aumentó su marcha en la segunda parte y arrinconó al Tottenham. Entonces sí que lo pasó mal el equipo inglés. Hay que tener mucha presencia para superar esos minutos infernales en el Bernabéu, en la portería sur. Casemiro dio un paso adelante y, con él, mejoró el Madrid en la recuperación del balón y pudo atosigar al contrario. Marcelo se adelantó y los de Zidane ya no sólo atacaron por el lado de un Achraf que corre mucho, pero que necesita, a veces, desacelerar.
Tuvo que marcar el Madrid porque entonces sí que empezó a generar fútbol donde hay que hacerlo, a diez metros del área, con los laterales en los costados y recuperando todas las posibles salidas del rival. Fue entonces cuando apareció Lloris para hacer una parada casi imposible con los pies a un cabezazo de Benzema y sacarle una mano a un lanzamiento enfurecido de Ronaldo.
Sobrevivió el Tottenham a la tormenta blanca y volvió a sacar la patita (que en su caso es una garra). Fue Navas quien rebajó el nivel de Kane con una parada para acallar a sus críticos cuando los incansables hinchas ingleses cantaban gol. Y como dos boxeadores que ya han dado todos sus golpes, el partido no dio para más.
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