Los rojiblancos sentencian en las Palmas y firman un triunfo basado en la intensidad, la presión y el trabajo colectivo. Vrsaljko, muy bien

Simeone sabe que la Copa es una opción para que el Atlético no se quede en blanco esta temporada –con permiso del Real Madrid y el Barça– y no hubo concesiones en el Insular. Ante Las Palmas –más bonito que bueno, que diría Luis Aragonés–, el equipo salió dispuesto a apretar, a no hacer dispendios, a juntarse, a ser intenso y a cerrar la eliminatoria si era posible. Y prácticamente lo fue. Los dos goles de diferencia colocan a los rojiblancos en el camino de los cuartos después de marcarse un partido firme, convincente para el entrenador y algo más complicado para el aficionado.

El rojiblanco no entiende por qué el equipo le regala la pelota al rival y no se dedica a tocar y elaborar más el juego. A veces lo hace y de las botas de Griezmann, Koke, Saúl o Filipe Luis salen acciones hilvanadas que sirven para sortear rivales y presentarse en superioridad en el área rival. Cuando lo hizo anoche el rival tembló, se desnudó y mostró sus carencias. La buena impronta de Roque Mesa y Viera no es suficiente para que el once de Quique Setién cree el suficiente peligro cuando enfrente tiene un rival con los dientes apretados y con el cuchillo afilado para darte una dentellada en cuanto encuentre un espacio para morder.

Y así ocurrió. Ser dueño del balón no le sirvió a Las Palmas. El Atlético, con menos posesión, más centrado en la presión, con Juanfran en su nueva posición y con un inspirado Vrsaljko, acertó pronto. Un disparo del croata, cada día más entonado, rebotó en un defensor y el zapatazo de Koke fue inapelable. Un gol que dejó tambaleándose al conjunto canario –ayer con diez canteranos en sus filas– , que no tuvo capacidad de reacción, aunque lo intentó ante un Moyá muy seguro cuando le tocó intervenir.

El Atlético sabía cómo tenía que jugar y para Setién fue un suplicio porque sus jugadores quisieron y no pudieron. Al equipo le sobran momentos de brillantez y calidad cuando el que manda es Roque Mesa y le falta más colmillo, ser más incisivo. Por eso Setién pide a gritos un goleador, un definidor que encauce el buen juego de sus compañeros. Ayer pecó de inocente el once canario y eso ante el Atlético se paga muy caro. Porque Simeone se ha empeñado en volver a sus orígenes. Prima la intensidad, el criterio defensivo, la solidaridad entre las líneas antes que lo que puedan aportar individualmente Carrasco o Gaitán. Es una vuelta al pasado pensando en los resultados.

Y en ese pasado Juanfran ahora es un interior que sube y baja, presiona y trabaja para ayudar a Gabi. También llega arriba y centra, aunque fue Vrsaljko el que intervino en los dos goles. Suyo fue el disparo en el primero y suyo fue el centro para que Gameiro, de cabeza, se la dejara a Griezmann, que también con la testa se reencontraba con el gol cuando no se había cumplido la hora y el Atlético mostraba cómo se hacen las cosas sin balón. De vez en cuando aparecía Koke para poner orden mientras Savic y Godín controlaban con personalidad en defensa. El más negado fue Gameiro, pero el francés se peleó hasta con su sombra en sus desmarques y en sus carreras. Tuvo un par de oportunidades y las falló.

Año nuevo, esquema nuevo. Y hasta hubo tiempo para ver a Giménez de mediocentro defensivo. Son las pruebas de Simeone, escaso de centrocampistas de fuerza y pelea. Además, el uruguayo tiene buen desplazamiento en largo y no desentona en esa posición. Correa y Gaitán se sumaron a la pelea y el Atlético, un poco acosado al final, acabó firmando un triunfo definitivo. Buen comienzo de año.

El entrenador rojiblanco, Diego Pablo Simeone, optó por la prudencia a la hora de analizar la eliminatoria. «La Copa se distingue por las sorpresas y se decidirá en el Calderón. Es un torneo que no te deja relajarte», argumentó el técnico del Atlético, muy satisfecho con el resultado y con la manera en la que se desenvolvió el equipo. «Cada uno buscó lo mejor con sus armas», dijo el argentino cuando se le preguntó por el once inicial y por el papel de Juanfran en su nueva posición. «Siempre salimos a jugar con los futbolistas que creemos que pueden ganar el partido», añadió Simeone. Salió contento del comportamiento del equipo, fiel al estilo que busca. Además de la prueba de Juanfran, la de Giménez, con menos minutos, también fue positiva. Simeone elogió el juego del rival: «Las Palmas siempre juega bien y no varía su fútbol jueguen los que jueguen. Eso es lo que destaca en este equipo».

- Así ha sido el partido en directo

0. UD Las Palmas: Raúl Lizoain; David Simón, David García, Aythami, Dani Castellano; Roque Mesa (Javi Castellano, min. 68); El Zhar, Hernán Santana, Vicente Gómez, Jonathan Viera (Prince Boateng, min. 73); y Asdrúbal (Mateo García, min. 78).

2. Atlético de Madrid: Moyá; Vrsaljko, Savic, Godín, Filipe Luis; Juanfran (Correa, min. 64), Gabi (Nico Gaitán, min. 75), Saúl, Koke; Griezmann y Gameiro (Giménez, min. 64).

Goles: 0-1, min. 23: Koke. 0-2, min. 51: Griezmann.

Árbitro: Juan Martínez Munuera (Comité Valenciano). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales David García (min. 81) y Boateng (min. 81), y a los visitantes Koke (min. 30), Gabi (min. 47), Vrsaljko (min. 71). También amonestó al entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, por protestar.

Incidencias: partido de ida de octavos de final de la Copa del Rey, disputado este martes en el Estadio de Gran Canaria ante 26.032 espectadores. Realizó el saque de honor el golfista grancanario Rafa Cabrera, en conmemoración del 125 aniversario del Real Club de Golf de Las Palmas. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Valentín Sainz-Rozas, vicepresidente de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas, fallecido hoy en la capital grancanaria. EFE