Fórmula Uno
El mensaje de Fernando Alonso a Lewis Hamilton, tras sacarle de quicio en Austin
El español, castigado por la FIA con 30 segundos, y el británico, segundo, volvieron a tener un encontronazo en el Gran Premio de EEUU de F1
Tiene muchas batallas Fernando Alonso, quizá demasiadas para poder acabar a lo grande esta temporada de F1. Primero con Alpine, con quien está en un proceso de separación después de que las cosas no hayan ido como ambos esperaban. Están cerrando las temporada y aunque los mensajes que se mandan entre ellos son en buen tono, la impresión es que ninguno se va a echar de menos y en los entrenamientos del Gran Premio de Estados Unidos, en Austin, el piloto español se volvió a encontrar con su enemigo íntimo, el que le acompaña desde hace tiempo, Lewis Hamilton. Además, por cambiar el motor de combustión interna le sancionaron con perder cinco posiciones. Así que no salió noveno como le correspondía. Y después, en carrera, se dio un golpe con Stroll y su coche se puso a dos ruedas. Pudo pasar cualquier cosa. Stroll no siguió, Alonso sí. El español, en una remontada épica, de las suyas, terminó séptimo. El problema fue que no valió pàra nada. Horas después la FIA le castigó con 30 segundos porque el coche no estaba en condiciones aceptables. “No no sé cómo estará Fernando Alonso hoy. Yo estoy muerto, Fernando tiene que destrozado porque la carrera ha sido brutal”, ha dicho Antonio Lobato en Dazn.
El domingo, la carrera fue una locura incontrolable. Antes, todo había ido más o menos bien. “Fue un día de entrenamientos para nosotros en Austin, en el que completamos con éxito nuestro programa de rodaje”, decía Alonso en los primeros entrenamientos, pero en carretera se plasmaron sus problemas con Hamilton, que el domingo acabó segundo tras Verstappen. El español quería pasarle pero el británico, tan competitivo siempre, no le dejaba y Alonso acabó harto. Lo dijo por radio: “Hamilton no trajo hoy retrovisores, ¡increíble!”, decía sin disimular su enfado.
En la carrera no se han cruzado porque Hamilton porque el británico corrió en las posiciones de arriba casi siempre, mientras que Fernando Alonso tuvo que dedicarse a una remontada heroica que le dejó en los puntos y con la admiración total y absoluta de Alpine, puede que por primera vez en lo que vamos de temporada. Pero es que se ha tenido que rendir al piloto español. En un mensaje en las redes sociales le han calificado como el Goat, el mejor de todos los tiempos. “Es la mejor carrera del año, seguramente. Y muy física también con todos los baches y todo. La verdad es que las últimas vueltas iba empujando como si fueran vueltas de crono. Ha sido la mejor carrera del año. Pero el susto todavía lo tengo en el cuerpo”, decía Fernando Alonso antes de conocer la sanción.
Ni él se creía lo que había hecho, aunque no sirviese para nada: “Ha sido mala suerte, que no nos entendimos muy bien y cuando estaba en el aire tenía un poco de miedo, porque cuando te vas hacia las vallas exteriores, pasa en la IndyCar muchas veces que haces 360º y puede ser peligroso. Y bueno, cuando vi que aterrizaba en el asfalto dije: ‘Bueno, se habrá roto todo el coche, me retiro y se acabó la carrera aquí’. Eso es lo que pensaba cuando entré a boxes. Pero bueno, pero entré en boxes, cambiamos neumáticos y me dijeron que íbamos hasta el final. Quedaban 32 vueltas… y dije yo: ‘seguramente no podamos hacerlo’. Pero, no sé. Al final, acabar 7º parece increíble”, contaba después.
En carrera iba a ser el el día de Carlos Sainz. El español se marcaba como objetivo sumar alguna victoria en la recta final de la temporada. “Sabía que vendría chicos, lo sabía”. Fueron las palabras de Sainz por la radio cuando su equipo le confirmó el resultado. Lo intuía y no falló. Su tiempo, 1:34.356, en la última vuelta le dio la primera posición. Pero ese trofeo no le sirvió de nada. No aguantó nada en carrera.
El choque con Russell le hizo entrar en boxes y ya no pudo salir. El sueño del piloto español de ganar otra carrera con Ferrari se quedó en nada, pese a las buenas previsiones y su intención de darlo todo. Pero, en muchísimas ocasiones, la F1 no depende de uno sino que las circunstancias u otros pilotos obligan a perder la esperanza. Y eso es lo que ha sucedido con Sainz en Austin.
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