Fórmula Uno
Hamilton, Verstappen, Alonso, Sainz... y 2022 o el año de la revolución
Los cambios en la normativa de la Fórmula Uno para el próximo curso ofrecen un Mundial plagado de incógnitas en el que el peso de los pilotos será mucho mayor
Hace casi tres años, la Federación Internacional de Automovilismo empezó a considerar la idea de cambiar las normas técnicas de la Fórmula Uno debido al total dominio de Mercedes y a la escalada de costes que la competición estaba fomentando. Se trataba de buscar una mayor competitividad e igualdad a la vez que se barnizaba el toque elitista que estaba adquiriendo el campeonato. La premisa era crear monoplazas más igualados, aparentemente menos complicados técnicamente y así poder tener un espectáculo más atractivo, como el vivido en 2021 con el triunfo en el Mundial de Max Verstappen por delante de Lewis Hamilton. Lo ocurrido este año con tanta igualdad entre Red Bull y Mercedes no entraba en los planes de casi nadie, pero el nuevo reglamento ya estaba hecho e incluso su entrada en vigor fue pospuesta debido a la pandemia y el confinamiento inicial. Los equipos llevan varios años diseñando sus nuevos coches, ya que buena parte de la normativa cambia de forma radical, aunque el concepto de los motores se mantiene. A partir del 20 de marzo en el circuito de Bahréin y durante 23 carreras, el Mundial de F-1 cambia sustancialmente.
Efecto suelo
La principal novedad para 2022 será el regreso del denominado efecto suelo. Es decir, la carga aerodinámica que «pega» los coches al asfalto ya no vendrá de arriba, del ala trasera y delantera principalmente, sino que irá por debajo del coche. El aire se recogerá desde el morro, creará un flujo en esa zona del monoplaza y eso servirá para obtener la mayor carga aerodinámica posible. La eficacia de los alerones quedará disminuida para reducir al máximo el aire sucio que generan los coches de ahora y que impiden que se vean más adelantamientos fuera de la zona del DRS, un invento artificial que modifica por unos segundos la posición del alerón trasero para conseguir menos resistencia al viento y aumentar la velocidad punta para adelantar. Más adelantamientos, más espectáculo. El efecto suelo fue prohibido en décadas pasadas, pero a diferencia de lo que sucedía en aquellos tiempos, no habrá faldones, ya que representaban un riesgo de accidente muy grande en caso de que hubiera una rotura.
Llantas más grandes
El otro gran cambio es la llegada de las llantas de 18 pulgadas, mucho más grandes que las actuales y que se parecen más a las que llevan los coches de calle. Además, los alerones tendrán menos elementos, serán bastante más sencillos. El resultado es que la conducción del monoplaza será más compleja para los pilotos porque habrá menos estabilidad, los coches serán más nerviosos y se necesitará un periodo de adaptación para conocer las reacciones de cada chasis y, sobre todo, la gestión de los neumáticos. El desafío para los pilotos será mayor.
La importancia del piloto
Esto significa que en las primeras carreras el margen de los pilotos será mayor para marcar diferencias. Unos necesitarán más tiempo de adaptación y otros menos. Y ésa es la gran baza que deberán jugar pilotos como Alonso, cuyo talento le ha llevado a amoldarse rápidamente a los cambios de reglamento que ha vivido la F-1 en sus 18 años en esta categoría y por tratarse de un piloto que es capaz de sacar lo máximo de un coche mucho antes que cualquiera y conocer los secretos de un circuito nuevo antes que sus rivales. Hay pilotos que sufrirán mucho en este sentido como es el caso de Daniel Ricciardo, cuya adaptación al McLaren no ha sido fácil. Hay quienes incluso reducen su rendimiento si pasa de un equipo a otro que emplea un suministrador de frenos diferentes (de los dos que existen en la Fórmula 1). Las simulaciones de la FIA afirman que habrá mucha más igualdad. Quienes hayan interpretado mejor el reglamento sacarán tajada. Red Bull y Mercedes parten de nuevo como favoritos por su mayor músculo financiero, aunque no hay que descartar a otros como Ferrari, aunque tradicionalmente los cambios de reglamento nunca le sentaron bien. En Alpine hay un optimismo moderado. Su actual jefe de equipo, Marcin Budkowski, estuvo como máximo responsable técnico de la FIA para la F1 hasta 2018 y su paso a Renault (ahora Alpine) estuvo salpicado de polémica por conocer algunos secretos de otras escuderías (como árbitro y juez que era) y por haber estado presente en las primeras reuniones técnicas que configuraron el reglamento que entrará en vigor en 2022, previsto para un año antes. Si Alpine logra tener un coche medianamente competitivo Alonso podría visitar el podio con cierta asiduidad.
Presupuestos más bajos
El último aspecto a tener en cuenta y no por ello el menos importante es la progresiva reducción de los presupuestos de todos los equipos, con un máximo en 2022 de 124 millones de euros por escudería. Los grandes puede que no sepan competir igual con tan poca dinamita.
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