Titan Desert Morocco 2024
El día que Miguel Indurain hizo de gregario de Luis León Sánchez
El murciano tuvo a dos ganadores de Tour a su servicio, Pereiro le cambió la cadena, para ganar la segunda etapa y ponerse líder de la Titan Desert
"Tiene mucho gas", dice Sergio Mantecón. "Lleva una marcha más", reconoce Josep Betalú. Luis León Sánchez es una referencia para sus rivales. Es un campeón de ruta recién retirado y conserva el estado de forma que le llevó a ganar cuatro etapas en el Tour, cuatro campeonatos de España contrarreloj y uno en línea. Pero es que Luisle, además, no está solo.
El día comenzó rebelde en Boumalne Dades, con frío y viento, y fue a peor para él nada más comenzar la etapa. "Nada más salir se me ha roto la cadena y he tenido la suerte de que Pereiro es un manitas con la cadena y me la ha cambiado él con otro compañero del equipo Kosner Saltoki y luego cada vez que veía a corredores del equipo me echaban una mano. Incluso Miguel Indurain", explicaba Luisle después de ganar la segunda etapa en un apretado esprint con Jorge Lamiel y con el italiano Ricardo Chiarini, que se quejaba de que no le habían avisado del final en curva.
"Aquello", ver a Indurain rodando para él, "me ha impactado muchísimo. No estaba en mi cabeza ganar la etapa de hoy, pero se han portado tan bien conmigo, me siento tan cómodo en el desierto que quería agradecérselo de esta manera", reconocía el ganador.
"Para mí Miguel ha sido un ídolo, en casa lo tenemos como tal, como un grande y cuando lo conoces todavía es más grande. La sencillez con la que habla con todo el mundo aún lo hace más grande. Convivir con él, con Chavanel, con Óscar [Pereiro], que lo tuve de compañero, con Pruden, he tenido la gran suerte de hacerlo esta semana en el desierto y lo estoy llevando muy bien gracias a ellos", dice Luisle.
Para Indurain ya no es tiempo de ganar carreras. Ya ganó mucho cuando era profesional y ahora sólo intenta disfrutar con su hermano Pruden al lado. Para Luisle es diferente, aunque él niega que la general sea un objetivo. "Sé que cualquier día me perderé, me quedaré solo y me tocará mirar al cielo y mirar dónde van los pájaros. Voy a ir día a día, viviendo la experiencia y reviviendo los momentos de cuando era niño y cuando viajábamos con mis padres en tienda de campaña", recuerda.
Pero en carrera es el más fuerte. Le falta la experiencia del desierto y el manejo de la navegación que permitió que Betalú y Mantecón se le escaparan en la primera etapa, pero tiene las piernas que le permitieron recortarles once minutos en los últimos 30 kilómetros.
En la segunda etapa, entre Boumalne Dades y Tourza no había atajos. Aunque Mantecón los buscó. "Sobre el kilómetro 21 tenía una navegación alternativa, me he metido, pero ha sido un error, porque no tenía salida. Salía a una carretera y no se puede pisar carretera, hemos tenido que dar la vuelta y volver a enganchar al grupo", cuenta.
Después se unió a Luisle y juntos atacaron en una de las subidas donde Betalú, el primer líder de la carrera, no pudo seguirlos. "Al principio me han dado por detrás, me han roto el cable y el cambio no me funcionaba bien. Ha sido un estrés", se lamentaba. "En el último puerto han atacado Sergio y Luisle, se ha ido también Fran [Herrero] y me he quedado a nada. Saltaba el piñón, no he podido seguirles y gracias a mi equipo, a Benja [Prades] y a Jordi García me llevaban al ritmo que yo les decía y ha sido difícil. No gusta perder tiempo así como así, porque cualquier segundo cuesta recuperar", se lamenta Betalú.
Ahora llega su terreno, el de la navegación, donde la experiencia y el atrevimiento para buscar rutas alternativas cuenta tanto como las piernas. "Ahora entra en juego la navegación, el pilotaje en arena. Son etapas mucho más planas, más de fuerza, de saber interpretar bien los bancos de arena, las dunas y será una carrera totalmente diferente", explica Mantecón. Y ahí, Luisle, que es líder con el mismo tiempo que Mantecón, ya no tiene ventaja.
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