Primera etapa

Robert Gesink, primer líder de la Vuelta

El compañero de Primoz Roglic fue el primero de Jumbo Visma en cruzar la meta. El equipo neerlandés se impuso en la contrarreloj

El equipo Jumbo Visma
El equipo Jumbo VismaJavier LizónAgencia EFE

El maillot rojo que distingue al líder de la Vuelta pertenece desde hace tres años a Primoz Roglic y no está dispuesto a dejárselo a cualquiera. El esloveno no es el primer líder de la Vuelta, pero como si fuera. El que subió al podio fue su compañero Robert Gesink.

En el Jumbo Visma todo funciona como un reloj. Fueron el mejor equipo en la contrarreloj inicial por las calles de Utrecht. Hicieron lo necesario para que Roglic comenzara mandando, pero al ganador de las última ediciones no le sirve de mucho ser el primer líder de la carrera más allá del orgullo de sumar días vestido de rojo. Lo que le sirve es el tiempo, la distancia que saca ya a sus grandes rivales por el triunfo final. Son ya 13 segundos de ventaja sobre Carapaz; 14 sobre Evenepoel; 31 a Simon Yates; 41 a Hindley, el ganador del Giro; 42 a Mikel Landa y 43 a Enric Mas.

El maillot estaba previsto que fuera para Gesink y Roglic se limitó a entrar detrás de él. Para Gesink, un ciclista neerlandés de 36 años es el homenaje perfecto. En sus comienzos era visto como una de las grandes promesas para el ciclismo de los Países Bajos, pero con el tiempo se ha convertido en uno de los mejores escuderos de Roglic.

Las lesiones cortaron la carrera de Gesink, que nunca llegó a ser lo que se esperaba de él. Ya era veterano cuando consiguió el gran triunfo de su carrera, la etapa de la Vuelta que acababa en el Aubisque en 2016. Ahora la carrera española vuelve a premiarlo con su primer liderato en una gran vuelta.

Todo encaja en el Jumbo, donde Roglic marca los tiempos y todos se adaptan a él. No sucede lo mismo con Remco Evenepoel, que tiene prisa por hacer algo importante en una carrera de tres semanas. Tanta que aceleró demasiado en el último relevo antes de entrar en meta y se dejó atrás a sus compañeros. Un esfuerzo inútil del belga, demasiado impulsivo en el comienzo.

Es lo que tiene la contrarreloj por equipos, que de nada sirve la exhibición individual de fuerzas si los compañeros no son capaces de seguirla. Algo así le sucedió a Movistar, que fue perdiendo corredores desde muy pronto y llegó a meta muy justo, sólo con cinco ciclistas en el grupo, donde sí estaban, cómo no, Enric Mas y Alejandro Valverde. Para el balear fue una prueba de confianza, aunque ya le separa una distancia importante de Roglic. 43 segundos son muchos para una etapa de 23,3 kilómetros.

Pero la cabeza de Mas no está en ganar la Vuelta, sino en hacer un buen puesto y conseguir los puntos necesarios para que Movistar se mantenga en la élite del World Tour.

En el triunfo final sí está la cabeza de Richard Carapaz. El ecuatoriano ya ha anunciado su fichaje por el Education First para las tres próximas temporadas, pero tiene al Ineos a su disposición, algo que no pudo disfrutar en Movistar en 2019 después de ganar el Giro. El ciclista y el equipo se enredaron en problemas contractuales que terminaron con el ecuatoriano camino del equipo británico y sin poder correr la Vuelta en su despedida del equipo telefónico.

Desde entonces se ha convertido en el gran rival de Roglic en la carrera española. Lo fue en 2020 y vuelve a serlo este año si todo funciona con normalidad.

Asegura el esloveno que no está en sus mejores condiciones después de la caída que le hizo abandonar el Tour. Pero en las calles de Utrecht disimuló bien.Tanto que el premio se lo entregó a su compañero Gesink. El equipo neerlandés empieza dominando la Vuelta como el Tour.

Landa, animado tras la contrarreloj

«Me gusta ser realista, dije que no he venido en mi mejor momento pero esta crono me anima a intentarlo. Ya veremos en los próximos días cómo me voy encontrando. Ha sido una crono con la primera mitad muy técnica y la segunda para rodar a fondo», explicaba Mikel Landa después de acabar la primera etapa. Ya no es la primera opción del ciclismo español para luchar por la victoria, aunque el ciclismo español, en realidad, no sabe dónde mirar para encontrar un candidato.

«El sábado tendremos la primera etapa en línea y rodaremos por carreteras complicadas en las que habrá que ir muy atentos. La idea es llegar a España sin perder tiempo», asegura. El Baherin, el equipo de Mikel, llegó a 42 segundos del Jumbo Visma. Un segundo mejor que el Movistar de Mas y de Valverde. Un segundo de esperanza para el corredor alavés, que el lunes llega a su tierra.