F. C. Barcelona
Alirón, después de todo
Anoeta fue el punto de inflexión del Barça: de la pelea Messi-Luis Enrique a ganar la Liga.
El Barça, campeón de Liga. Año complicado en el Barça. ¿Conceptos contradictorios? Ni mucho menos. El equipo azulgrana ha conquistado el campeonato de la regularidad después de sobreponerse a mil adversidades, tanto deportivas como extradeportivas. Fuera de los terrenos de juego, el «caso Neymar» ha seguido su curso y ya va por la imputación del actual presidente, Josep Maria Bartomeu; del antiguo, Sandro Rosell; y del propio club, pero el brasileño, en su segundo año en la entidad, ha multiplicado su rendimiento hasta parecerse al jugador que todos tenían en mente cuando llegó a la Ciudad Condal. Y sólo tiene 23 años.
Las dificultades dentro del terreno de juego estallaron por una pelea entre la estrella, Messi, y el entrenador, Luis Enrique. «Aquí mando yo», dijo el técnico en su primera rueda de prensa, aunque ha tenido que ir cediendo en algunos aspectos, y en otros no. Luis Enrique ha acabado riendo el último. Su política de rotaciones, tan criticada durante un tramo de la temporada, ha sido decisiva por varios factores: para mantener a toda la plantilla enchufada y para que los jugadores estuvieran frescos. Seguramente le hubiera gustado que Messi «rotara» más, pero hubo lío siempre que lo intentó. Al final, el «10» y el míster han terminado por llegar a un acuerdo y el club ha sido el beneficiado. «Ya es pasado», dijo el argentino recientemente. Al final, a todos les gusta ganar.
El punto de inflexión, para bien y para mal, fue el partido de Anoeta. Allí se quedó Messi en el banquillo después de tener más vacaciones de Navidad y el equipo perdió, aunque no fuera una de sus peores actuaciones. Las consecuencias fueron muchas: Zubizarreta habló de la sanción de la FIFA por no poder fichar y señaló en parte al presidente Bartomeu. Fue despedido al día siguiente. Se unió eso a la «crisis» por la disputa entre Messi y Luis Enrique que Mathieu se encargó de confirmar. Bartomeu convocó elecciones para este verano. Más lío, pero al mismo tiempo, el equipo empezó a crecer y a ganar, ganar y ganar.
Desde ese día hasta proclamarse campeón, sólo ha perdido un encuentro (contra el Málaga, se puede considerar un descuido) y ha empatado otro contra el Sevilla. Números que le han llevado a levantar su vigesimotercera Liga. Los números de Messi, buenos hasta esos momentos, se convirtieron en estratosféricos, y a él se unieron Neymar y Luis Suárez, que comenzó su aventura como azulgrana con dudas y se ha convertido en imprescindible. Los tres forman el ataque quizá más temible del mundo.
A la vez, el despedido Zubizarreta también habrá soltado una sonrisa desde su casa. Su gestión ha tenido claroscuros, como la llegada de Vermaelen, que no ha debutado en partido oficial, o de Douglas, que desde el primer momento no dio la talla. Pero también fue él quien fichó a Claudio Bravo y Ter Stegen para la portería, los hombres que han hecho olvidar a Víctor Valdés, o a Rakitic, un dignísimo sucesor de Xavi.
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