Sail GP
Sin miedo a más de 100 kilómetros por hora encima del agua
El “F50 Victoria” español ocupa la octava plaza en el Circuito Mundial Sail GP. En la prueba disputada en Singapur fue último
Igual que a los pilotos de F-1 les es complicado hacer adelantamientos en el estrecho circuito urbano de Singapur, al equipo español de SailGP le supuso una ardua tarea sortear a otras embarcaciones debido a la escasa intensidad del Monzón del noroeste. Los Gallos son octavos en la general de la temporada del Circuito Mundial Sail GP. La octava prueba, en su tercer curso, reunió a los mejores regatistas de catamaranes del mundo en su estreno en Asia.
Frente al marco majestuoso del skyline de la Ciudad del León, SailGP hizo su debut regional ante un recinto abarrotado de incondicionales. Las carreras de los catamaranes voladores consisten en navegar montados en un “misil de fibra de carbono” equipados con tecnología punta y competir sobre el agua a toda velocidad.
El “F50 Victoria” español hizo volar al “Sol de Miró”, pero la suerte no le acompañó en Singapur. “A pesar de la falta de experiencia, los novatos presentamos una mejora exponencial y cada vez estamos más cómodos. Estamos arriesgando bastante, de hecho, se ha visto aquí con las mejores salidas de nuestra temporada. En estos barcos no puedes ir con miedo yendo a 100 kilómetros por hora por encima del agua. No hay medio gas, es como si un piloto de motos va con temor a caerse. Hay que ir a fondo”, confesó el capitán Jordi Xammar a LA RAZÓN.
Esta complicada etapa se caracterizó por la influencia de una borrasca de lluvia y por un viento flojo y desigual, que obligaron a los nueve equipos a navegar en la configuración de cuatro tripulantes con el ala más grande, de 29 metros. Los grandes aparejos navegaron con una brisa que les obligó a triplicar sus esfuerzos, lo que preparó el terreno para un apasionante pulso entre los finalistas, con la posibilidad real de que se produjera algún contratiempo.
A pesar de llegar con una desventaja de cuatro puntos, Nueva Zelanda no se amilanó y logró un tercer puesto en la última regata para clasificarse para la final, dominando la carrera por las medallas y deshaciéndose de Dinamarca y Singapur. Con la tercera victoria de la temporada, se afianzaron en la segunda posición y redujeron a nueve la ventaja de Australia, defensora del título. Sólo quedan tres pruebas: la próxima en Sídney (18 y 19 de febrero), seguida de Christchurch, en marzo, y el final de la temporada en San Francisco, en mayo, donde los tres primeros equipos disputarán una regata de un millón de dólares.
María del Mar de Ros, la única CEO del circuito
La directora de los Gallos, María del Mar de Ros, es la única mujer que ejerce como CEO en el circuito. Para Ros, a diferencia de lo que sucede en otras disciplinas náuticas esta competición se distingue por dos factores. Cada equipo compite con barcos exactos -llamados F50- y que cuentan con una gran tecnología punta. Cada embarcación es un dispositivo gigante de Internet al servicio de la navegación. Hay 125 sensores en cada uno de los nueve F50. El recorrido es virtual, marcado por GPS a bordo y utilizando boyas para delimitar las puertas de giro y la línea de meta. En conjunto, estos dispositivos transmiten decenas de miles de datos en tiempo real que son básicos para el éxito de cada equipo y para la experiencia de los aficionados que siguen la competición desde tierra.
Todos estos datos generados por las embarcaciones se envían al centro de mando de SailGP en el Reino Unido para su procesamiento y se devuelven a las tripulaciones para que actúen en consecuencia. Los equipos de apoyo no sólo utilizan estos datos telemétricos entre pruebas para ayudar a sus equipos a calibrar y competir a lo largo de dos días, sino que también suministran estadísticas para las retransmisiones en directo por Internet de cada una de las tres carreras del día. España se ha convertido en el equipo mas implicado con el programa interno de análisis de datos.
Este año además se ha puesto en marcha la Impact League, que establece criterios de sostenibilidad social y medioambiental en los equipos. Se otorgan puntos por reducir la huella de carbono y aumentar la inclusión en la navegación. Esta iniciativa pionera está llamada a cambiar el rumbo de la vela, convirtiéndola en uno de los deportes más sostenibles por excelencia, según Ros. Los participantes también son premiados por promover el uso de su voz y demostrar su compromiso con la diversidad en el seno del equipo. Cada equipo es auditado externamente, y sus puntuaciones se cuentan en la tabla de clasificación después de cada evento, obteniendo los ganadores premios en metálico.
Como en toda competición, la inversión es parte fundamental. En eso, España tiene mucho que decir y Ros lo sabe bien como comentó a LA RAZÓN: “La permanencia de nuestro país en esta competición depende, de hecho, de los sponsors. Necesitamos patrocinadores. Es un tema serio porque el Gran Premio está creciendo tanto que hay muchos países que quieren entrar. Nosotros tuvimos la suerte de ser de los primeros y construir un equipo desde cero es complicado. Hay equipos que han sido comprados a golpe de talonario por particulares. Eso sería algo perfecto para nosotros, por ello no dejamos de llamar a todas las puertas posibles”.