Sara Khadem
La nueva vida de la ajedrecista iraní que compitió sin velo: se refugiará en una ciudad secreta de España
Sarasadat Khademalsharieh y su esposo, el director de cine Ardeshir Ahmadi, y el hijo pequeño de ambos se mudarán a una ciudad española que no será revelada por motivos de seguridad
La maestra internacional Sara Khadem, de 25 años, desafió a la ley islámica al competir sin velo. Un valiente gesto , en plena revolución en Irán de las mujeres que conlleva durísimas consecuencias. Sin decir ni una sola palabra, la ajedredista mandaba así al mundo un poderoso mensaje contra el régimen iraní tras la muerte de Amini en septiembre en su país y las duras represalias que han venido después contra todo aquel que alzara la voz por defender a las mujeres.
El Mundial femenino de ajedrez rápido y blitz que se disputa en Kazajistán se convirtió por sorpresa en el escenario de una nueva manifestación de protesta contra las estrictas normas religiosas de Irán. Sarasadat Khademalsharieh, maestra internacional de 25 años, desafió al régimen de los ayatolás al competir en el certamen sin el hiyab. Las atletas iraníes están obligadas a cumplir el estricto código de vestimenta de la república islámica para las mujeres, principalmente cubriéndose la cabeza cuando representan a su país en eventos internacionales.
Su actitud despertó el enojo de la federación iraní, que rápidamente salió a aclarar que la jugadora “compitió de forma independiente y “no representaba al país”. Pero aún hubo más, su desobeciencia provocó que, el presidente ultraconservador Ebraim Raisi prometiera que que “no tendrá piedad con los elementos hostiles”.
Un lugar secreto en España
Una amenaza que ha llevado a la deportista a tomar una drástica decisión: Desertará y no volverá a su país y vendrá a vivir a España con su esposo y su hijo. Khademalsharieh y su esposo, el director de cine Ardeshir Ahmadi, y el hijo pequeño de ambos se mudarán a una ciudad española que se mantendrá en absoluto secreto por razones de seguridad. La decisión de no volver a su país se debe también tras haber visto como otras deportistas han sido perseguidas en Irán tras haber apoyado las protestas por la obligación de llevar velo.
Según adelanta El País, la ajedrecista iraní es propietaria de un apartamento en España, pero no se conoce si ha obtenido un permiso de residencia en España gracias a este inmueble, o si ha solicitado, o tiene intención de solicitar, asilo político.
Sara Khadem, como se la conoce internacionalmente, finalizó el Mundial rápido en el 34° puesto, con 6 puntos en 11 rondas, se sentó delante del tablero con la cabeza descubierta, sin el velo obligatorio que deben llevar las mujeres iraníes, según la ley islámica.
Otros gestos heroicos
El gesto de Khadem, que es considerado un delito en su país, fue la última muestra de apoyo a las protestas que sacuden a Irán tras el asesinato de Mahsa Amini, de 22 años, el 14 de septiembre, mientras estaba bajo custodia de la policía moral, tras ser arrestada por llevar mal puesto el velo. Sin embargo, no es el único gesto desde el mundo del deporte.
Uno de los más emocionantes se vivió durante el pasado mundial de Qatar. La selección nacional de fútbol de Irán, que en su primer partido del Mundial de Qatar se negó unánimemente a cantar el himno nacional. Ellos callaban y la afición que estaba en el estadio, pitaba. Ante las presiones recibidas, los jugadores se vieron forzados a cantarlo en el siguiente encuentro.
Otras muchas deportistas también optaron por prescindir del velo islámico en competiciones en otros países, como fue el caso de Elnaz Rekabí, escaladora que escaló sin velo el pasado mes de octubre. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. y se llegó a afirmar que le habían quitado el pasaporte e incluso que entraría en prisión. Poco después publicaba un texto en Instagram negándolo todo, pero en un régimen tan oscuro como el iraní es difícil saber cuánta libertad tenía al publicar eso. Aunque señaló que se le había caído “involuntariamente” el hiyab tuvo que ver cómo poco tiempo después la vivienda de su familia era demolida.
El mes pasado, Irán también denunció a una patinadora de velocidad, Niloufar Mardani, tras asistir a una competición en Turquía sin llevar pañuelo en la cabeza. Mardani participó “sin autorización”, declaró entonces el Ministerio de Deportes.
Otro de los casos que ha conmocionado al mundo es el del ex futbolista iraní Amir Nasr-Azadani, condenado a muerte por apoyar las protestas en favor de los derechos de las mujeres en su país, según reportó la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales. El ex jugador, de 26 años, fue acusado de un delito llamado “moharebeh” (“enemistad con Dios”) y será ejecutado con un ahorcamiento público.
No es la primera condena a muerte de un deportista por parte del régimen iraní. Pese a los reclamos internacionales para salvarle la vida, el gobierno de Irán ya ejecutó en septiembre al luchador Navid Afkari.
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