LaLiga Santander
Villarreal-Real Madrid (1-1): ¿Para estar contentos?
Mariano marcó el tanto nada más comenzar y Gerard Moreno empató de penalti en la segunda mitad, El Madrid, con muchas bajas, estuvo serio en la primera mitad, pero se le hizo largo el partido
La duda es si el Real Madrid ganó un punto o perdió dos en Villarreal. Si tal como se presentaba el equipo de Zidane en Villarreal, sin Ramos, Casemiro, Valverde o Benzema, con Hazard sin minutos de juego, con Caravajal recién incorporado, con el inclasificable Mariano de delantero, si así podía competir de igual a igual con el segundo de LaLiga. Compitió y empató en un choque que se le hizo demasiado largo y en el que, de nuevo, le faltó mordiente. Fue perdiendo consistencia y no estuvo fino, por una vez, uno de sus jugadores más fiables. Con el Villarreal más entonado, salió tarde y sin calma Courtois para hacer el penalti y el Gerard Moreno empató el tanto que nada más comenzar el partido había logrado Mariano.
Es un caso peculiar el delantero del Real Madrid, un caso casi patológico de fe en si mismo. No había jugado ni veinte minutos esta temporada y en verano, como en el verano de 2019, desde todos los estamentos del club se cansaron de decirle que no iba a tener minutos: que estaba Benzema, que estaba después Jovic y por último, ya se contaba con él. Cuando todo el mundo vio en eso una invitación a irse a buscarse la vida en otro sitio, a sentirse futbolista y tener minutos en otro equipo, Mariano se lo tomó como un reto. Un optimismo incurable, dirán algunos; cabezonería incurable pensaremos otros. Lo que está claro es que si ve una oportunidad no la va a dejar pasar, en la vida y en el fútbol: el primer balón que tocó, y no fueron muchos a lo largo del partido, fue a la portería.
Jovic va de lesión en desesperación, con más ganas de irse que de marcharse, mientras Mariano ya dejó su huella en un partido que era un peligro y del que el Real Madrid salió sin dos puntos, aunque más o menos ileso. Fue rápido para marcar, serio durante la primera parte y no tuvo fuerza para mantener esa consistencia hasta el final. El plan era anular al Villarreal y guardar el botín del tanto a favor, pero no tuvo oxígeno para hacerlo.
Zidane no experimentó porque no estaba el día para hacerlo: con Mariano de delantero, Hazard a un lado y tres centrocampistas de toque, Modric, Kroos y Odegaard, situó a Lucas Vázquez de extremo. Ha pasado de lateral a delantero para que haga lo que hace siempre: dejarse la vida. Lucas corrió de un lado a otro para tapar huecos como un loco. La presencia de Carvajal, que dio el primer gol y que demostró que no hay posición pequeña en el fútbol, que también un lateral derecho influye en el devenir de un equipo, su presencia y la de Mendy, al que la banda izquierda se le queda corta, dieron seriedad y confianza al Madrid. Por el centro, Odegaard dejaba detalles de cómo ve el fútbol y de que con minutos y confianza puede dar otro aire al equipo de Zidane.
Sin Casemiro ni Valverde uno de los temores era que el centro del campo se convirtiese en un agujero negro por el que, como otras veces, ha desaparecido el Real Madrid. Pero el equipo fue solidario: desde Lucas Vázquez hasta Hazard, que se afanaba por tapar su hueco y que apenas pudo dejar detalles antes de ser sustitudo en la segunda mitad.
Kroos y Modric hicieron los sacrificios que suele hacer Casemiro y el Madrid se sintió muy cómodo defendiéndose atrás y buscando la velocidad cuando podía. Que no fue mucho.
Emery no encontraba la manera de hincar el diente y sólo logró hacer daño cuando hizo los cambios en la segunda parte y su equipo comprobó que si subía el ritmo, si volvía el partido más trepidante, el Madrid no iba a tener pulmones. Arriesgó el entrenador local y por lo menos cambió el color del choque. Si el Madrid se había agarrado a Mariano para conseguir el partido que mejor le venía, el Villarreal se fio de Gerard Moreno para complicar la vida a Varane y Nacho, que durante toda la primera mitad habían vivido muy cómodos, sin apenas retos a los que hacer frente. El delantero marcó el gol y el partido se abrió.
Zidane dio paso a Isco y también a Asensio, pero era el Villarreal ya quien tenía el mando y quien más cerca estaba desestabilizar el encuentro.
No marcó nadie y un Madrid mermado saca un punto en una situación extrema por las bajas significativas. No hay drama, pero tampoco alegría en el equipo de Zidane.
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