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Morante corta la temporada después de torear en Sevilla

No estará ni en Sevilla el domingo ni tampoco en Madrid el 12 de octubre
Morante de la Puebla
Morante de la PueblaArjona PagesLa Razón

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Acababa de hacer el paseíllo en la plaza de la Maestranza, la suya por otra parte, Sevilla, donde en la pasada Feria de Abril logró hacer historia, cortar los trofeos máximos y que la emoción hiciera que cortara las calles de la ciudad para que se lo llevaran a hombros hasta el hotel. En estos tiempos, que es hablar de otro mundo. Otro planeta. También de ahí es Morante. No ha sido una temporada fácil para el de La Puebla.
Después de tocar el cielo y que el resto lo gozáramos, a Morante se le complicó la vida a partir de la voltereta que sufrió a finales del mes de junio y con toda la temporada por delante. Se le diagnosticó una rotura de fibrocartílago triangular y lesión del ligamento escafo-semilunar de la muñeca.
Desde entonces ha ido forzando la máquina en un ir y venir en la temporada con un elevado número de contratos anulados. Reapareció en Pamplona, pero ya al día siguiente fue baja y así ha sido la tónica y la incertidumbre que ha determinado toda la campaña y más que probable sus ánimos y su compleja y maravillosa cabeza.
Ayer hizo el paseo en Sevilla después de veinte días de baja, desaparecido, refugiado. Quedaba un tramo importante. El de Sevilla, por San Miguel, y Las Ventas por la Hispanidad. (Tenía firmadas para hoy Úbeda y mañana Sevilla, Valencia, Las Ventas y Zaragoza) La suerte, como viene siendo habitual, no resultó ayer su mejor aliada, pero meció la capa como si no costara, con la gracia divina que Dios le ha dado para poner el toreo en la cima de sus desbarajustes y en la explosión de las emociones ajenas.
Se fue cabizbajo mientras Aguado cortaba un trofeo. Dejaba a su Sevilla atrás como quien le pesa cada paso que da saliendo de la plaza. Se suponía cuarenta y ocho horas después para despedir a El Juli tras 25 de alternativa. Cada zancada era una losa en esa maraña de pensamientos, en la oscuridad de una muñeca que no va, de una temporada llena de bajas, de un torero con un misterio eterno que descifrar e inmensamente necesario.