Fernando Adrián, tras su doble Puerta Grande: «Tras el triunfo de Madrid sólo tengo un contrato»
El madrileño fue la gran sorpresa de San Isidro y abrió la puerta grande en la tradicional Corrida de Beneficencia
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Hace poco más de un año ni siquiera los aficionados a los toros podían saber a ciencia cierta si Fernando Adrián (Madrid, 20 de enero de 1992) continuaba en activo o no. El torero, formado en la Escuela de la Fundación «El Juli», tomó la alternativa en 2013, pero entre varios años en blanco y otros con algún que otro festejo, apenas sumó ocho corridas de toros en ocho temporadas y en plazas muy alejadas de los focos de las grandes ferias. Demasiado poco.
Sin embargo, este hombre de hablar pausado y voz tranquila, nunca perdió la fe y en 2021 llegó una llamada que cambió su vida, pues la Copa Chenel le puso de nuevo en circulación, se ganó el derecho de confirmar en Madrid el año pasado y esta temporada volvió a la plaza más importante del mundo para dar un aldabonazo en la mesa de los más laureados toreros de la actualidad y ganarles la partida, saliendo dos veces por la puerta grande.
Fernando, durante los años de anonimato, ¿pensó en renunciar?
(Resopla) Te preguntas si serás capaz de aguantar, si seguir o no seguir. Pero cuando vives la vocación de ser torero, de vivir por y para el toro, siempre encuentras una manera de motivarte. Alguna vez me pregunté qué quería hacer con mi vida y tenía claro que lo que me hace feliz es ser torero.
Seguro, pero el refrigerador no se llena de ilusiones.
Está claro que con una o ninguna corrida al año no se puede vivir. He estado trabajando, pero cuando terminaba mi jornada empezaba a vivir mi profesión, a entrenar con total intensidad y el compromiso de siempre. Es decir, era un torero con un trabajo, no un trabajador que soñaba ser torero.
¿Todavía trabaja?
No, ya no. Pero en 2021 yo seguía entrenando igual y trabajando. Estaba muy preparado. Cuando uno sabe lo que quiere y a dónde quiere llegar, al final la vida te da la oportunidad. Fue cuando llegó la Copa Chenel. El toro me ha enseñado que cuando uno de verdad se sacrifica y da su vida por esta profesión, al final hay recompensa. Siempre estaré agradecido a la Fundación Toro de Lidia y a la Comunidad de Madrid, porque son los que me pusieron a funcionar con la Copa. A mí y a los que han venido detrás. Son muchos toreros que, como yo, nos hemos visto sin oportunidades y ellos nos han dado visibilidad y una salida para poder mostrar de lo que somos capaces.
¿Qué ha cambiado en su vida desde San isidro?
Poco, que ya no trabajo (ríe). Nada más que eso. Si algo me ha enseñado todo este tiempo es que no te puedes dejar cegar por un triunfo ni por un fracaso, tu mentalidad tiene que permanecer invariable, la persona no tiene por qué cambiar. Pensar así me funcionó cuando pasé malos ratos y ahora no pienso hacerlo de otra manera, incluso con el dinero, pues nunca fue mi motivación. Es cierto que en lo profesional las cosas están cambiando, pero todo llega a su tiempo.
La temporada avanza y no se ve anunciado en las ferias.
Se han hablado cosas, pero de momento sólo tengo el contrato de Albacete. Pero no me preocupo por eso, yo sigo mi camino con tranquilidad, aunque sin dejar de apretar. Soy consciente de que muchas ferias estaban cerradas y que somos muchos toreros para pocos sitios. Seguramente podría encontrar mil razones para estar insatisfecho, frustrado o amargado, pero no caí en ello cuando no toreaba, menos lo voy a hacer ahora que alcancé lo que muchos soñamos. Debo tener paciencia, lo importante es hacer las cosas bien, no rápido.