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La tarde de la feria: corridón, Puerta Grande de Adrián y Lorenzo herido

Arturo Saldívar derrochó valor con el lote más exigente de la gran corrida de Santiago Domecq, la más importante de todas las lidiadas en San Isidro
El diestro Fernando Adrián sale por la puerta grande a la finalización de la corrida celebrada hoy miércoles en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.
El diestro Fernando Adrián sale por la puerta grande a la finalización de la corrida celebrada hoy miércoles en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. FERNANDO ALVARADOEFE

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Arturo Saldívar quiso hacer un quite y se fue al centro del ruedo, más o menos. El toro de Santiago Domecq ya había tomado la primera vara, y lo había hecho con ímpetu. Se colocó para darle una espaldina y el toro se lo llevó por delante con todo, el animal tenía ofensivos pitones. Por suerte no lo hirió, pero solo la forma de caer ya fue espeluznante. De rodillas y con la muleta plegada se fue al centro del ruedo. El animal se iba a ir a por él como un huracán y así fue. Fueron pasajes de más ¡ays! que otra cosa. El duelo verdadero venía después. Y lo había porque el de Domecq era tan exigente como agradecido. No fue cualquier cosa. Buena resultó la primera tanda diestra, la más compacta. Sorprendente la segunda porque no dudó en avivar su toreo y pasárselo por detrás, tenía mucha miga. El toro no perdonaba ni media. Y de ahí que fuera cogido hasta en tres ocasiones. Al natural se puso sin probarlo, y ya se había metido por dentro antes, lo cuajó y cuando se confió se quedó por abajo también. Tenía interés todo. En los dos mejores derechazos ocurrió lo mismo. Grandeza en la casta del toro de Santiago Domecq, que fue gran toro, y también en la honestidad de la faena de Saldívar que manchó su labor con una estocada feúcha. Era una tarde importante, pero todavía no lo sabíamos. Un corridón con muchos matices venía por delante.
El cuarto fue uno de Santiago Domecq para echar la moneda al aire. Nada era fácil ahí abajo. Todo tuvo una relevancia tremenda porque el toro pesaba una exageración. Era muy encastado, pero había que tragarlo tres infiernos y asumir una incertidumbre que pocos están dispuestos. De ahí que cada muletazo estuviera al límite. Saldívar estuvo muy solvente, apostando y sin dar la espalda en ningún momento, a pesar de que la gente se pusiera de parte del Domecq. Equilibrar ahí era harto difícil.
Fernando Adrián se puso muy de verdad con un segundo que exigía una barbaridad. Tenía casta y en la distancia le funcionaba la inercia, cuando llegaba la cercanía el animal tendría a acostarse. Había que defender la faena con esos argumentos. Puso todo de su parte y expuso hasta el infinito. Puntuó el de Domecq en la casta, no en la bravura, pero lugar al aburrimiento no hubo. Se tiró a matar muy derecho, la estocada fue más efectiva que técnica. Hubo espectáculo, a pesar de que faltó la parte estética de una tanda cuajada. La faena fue otra cosa. De ahí el trofeo.
La calidad la tuvo el quinto y Adrián apostó desde el principio cuando le dio dos pases cambiados de rodillas y toreó al natural para bordarlo. Encajado y sincero. Soberbio el de Santiago Domecq, «Contento» de nombre que pasó a la historia al ser premiado con la vuelta al ruedo. Grandioso toro por su calidad, la largura del viaje y su incesante embestida en la muleta de Fernando Adrián, que llenó su faena de buen hacer y ligazón. Tras los derechazos, una tanda de naturales acabó con algunos genuflexos. El toro fue sobrenatural. Fernando logró el trofeo que le daba el pasaporte para la Puerta Grande. El eterno sueño.
Curro Javier se desmonteró en el tercero. Y van... ¡Vaya temporada! Álvaro Lorenzo se las vio con un toraco tremendo, de grande, que se dejó hacer después. Más de uno que ligado, pero con prontitud y fijeza. Tuvo buena condición el toro. Álvaro Lorenzo anduvo firme, pero faltó acabar de entenderse con el animal. Es verdad que el toro se abría, le dejaba fuera y conciliar ese defecto en Madrid no era tarea fácil.
El diestro Álvaro Lorenzo tras sufrir un revolcón en su faena durante la corrida celebrada hoy miércoles en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.
El diestro Álvaro Lorenzo tras sufrir un revolcón en su faena durante la corrida celebrada hoy miércoles en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid.FERNANDO ALVARADOEFE
Se desmonteraron Raúl Ruiz y Curro Javier con el sexto y Álvaro apostó de veras desde el comienzo. La cogida al natural fue abrupta e inesperada. Lo hirió, pero no lo pareció. Siguió en una faena importante a ese toro de buena condición pero más sosote. Tarde de emociones tremendas. Esta corrida, tan encastada e importante, se recordará. Santiago Domecq también había hecho historia y su mayoral salió a saludar. El toreo así es grandioso.
Las Ventas (Madrid). Décimo novena de San Isidro. Algo más de media entrada. Toros de Santiago Domecq, bien presentados. El 1º, encastado y agradecido; 2º, encastado y complicado; 3º, noble; 4º, muy fiero; 5º, extraordinario y premiado con la vuelta al ruedo; 6º, bueno, a la espera.
Arturo Saldívar, de tabaco y oro, estocada trasera y caída (saludos); estocada (silencio).
Fernando Adrián, de blanco y oro, estocada desprendida y trasera (oreja); metisaca, estocada (oreja).
Álvaro Lorenzo, de pizarra y oro, pinchazo, estocada (silencio); estocada (vuelta).
Parte médico: herida en el muslo izquierdo de 15 cms de pronóstico reservado.