El renacimiento de Eva Yerbabuena: "Si no fuera bailaora habría sido ama de casa"
La artista flamenca llega a los Teatros del Canal para presentar a "una nueva Eva", dice de un trabajo revolucionado por la mano de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola
Vuelve Eva Yerbabuena a la Sala Roja del Canal. Una vez más por estos lares, aunque ni la propia bailaora flamenca sepa cuántas veces han sido. "Soy un desastre para esas cosas, soy incapaz de quedarme con ello". Y es que lo suyo, su arte, es más de "sentimiento" que de números y memorias. Simplemente, se deja llevar, aunque en esta ocasión no lo hace sola, sino de la mano de Juan Kruz Díaz de Garaio Esnaola, director de la propuesta y autor del concepto.
Fue en una Bienal, en la que este último recibió el Giraldillo por Romances, cuando comenzó a forjarse lo que ha sido una revolución en la trayectoria de Eva Yerbabuena, Re-fracción (desde mis ojos). Un montaje que surge de las preguntas, "muchas", que ambos se hicieron: "Quedamos y tratamos de averiguar dónde y cómo estábamos y qué necesitábamos realmente. Fue un encuentro para hablar". Una reunión "sin expectativas" en la que empezaron las dudas... y es ahí donde la bailaora disfruta, "donde se pueden encontrar las respuestas".
No habían trabajado juntos nunca antes, pero Juan y Eva, buenos conocedores de la carrera de la otra parte, comprendieron que era su momento, "nos encontrábamos en plena madurez", apunta ella. "Quisimos mirar hacia atrás, pero desde el presente y el futuro". Y es así como Kruz prestó su "ojos" para sacar lo mejor de Eva Yerbabuena: "Son sus ojos los que ponen los míos frente a un espejo", comenta quien no quiere "contar mucho para no condicionar al público" de una pieza "muy fuerte. Solo queremos que la gente sienta y piense".
La coreógrafa asegura que cuando se mira al espejo ve "muchísimo sentimiento, un huracán", que llega con un espectáculo con "sombras y luces. Vivencias positivas y menos positivas". Evita decir la palabra "negativo" "porque soy muy positiva", pero también reconoce que "hay un desgaste muy alto en todo el proceso". No tanto por un dolor físico o psicológico como por la búsqueda de la esencia: "Lo más difícil en el arte es hacer el 'menos es más'. Que lo mínimo haga sentir es un logro inmenso, aunque tiene su IVA, que es que te vacías. Una situación casi en trance de la que necesito respirar".
Eva Yerbabuena estará los días 27, 28 y 29 de enero en los Teatros del Canal para "presentar a otra Eva", una mujer en la que se van a reconocer "las vivencias pasadas contando lo mínimo", pero en la que, sobre todo, se va a ver a "una Eva nueva" y catapultada por esa visión de Juan Kruz, como ya hizo el artista recientemente dando una vuelta de tuerca al trabajo de Rocío Molina y Niño de Elche en Carnación. Aun así, la bailaora dice reconocerse en todo momento en este nuevo código, "profundo, de añoranza, sensible...". E, importante, "sin artificio ni poses". "No sé describirlo. Es un renacer", presenta la bailaora.
Una vuelta de tuerca que tiene "mucho" de lo que siempre ha estado en esta artista nacida en Fráncfort: "No puedo parar de buscar a mis 52 años, igual que el primer día. La misma ilusión que con 18. Y no tengo palabras para agradecer al flamenco esa posibilidad de seguir conociéndome. Lo necesito y quiero compartirlo". Lo dice una mujer que no sabe de modas, solo del propio camino de la vida. Sin "desconstrucciones": "Mis tendencias son mis necesidades. Me gusta construir, recomponer las piezas de un puzle. Sin curiosidad, me muero".
−En esa búsqueda, ¿qué ha descubierto de ti con este trabajo?
−(Ríe) Siempre me pregunto de dónde me viene esa fuerza interior que no me deja parar. Puedo estar acabada y, de repente, a las dos horas, boom, estar imaginando. Eso me inquieta. No sé de dónde saco la energía. El día que lo averigüe no estaré ya aquí. Es algo que no está al alcance de nosotros.
−¿Es su gasolina?
−Es otro estado que está por conocer. No he llegado todavía ahí. Soy una mujer a la que le encanta disfrutar de las pequeñas cosas. Si no fuera bailaora habría sido ama de casa. Me apasiona. Es de lo más difícil el poder coordinar y equilibrar el núcleo familiar. Me da mucha pena que las amas de casa no estén reconocidas en ningún sentido. No son ocho horas de trabajo, es un no terminar nunca.
Fuera de los escenarios, a Eva Yerbabuena le "encanta el orden y la limpieza" hasta un punto "enfermizo", confiesa a quien sus hijas, junto a Paco (Jarana, su pareja dentro y fuera de los escenarios), le han suplicado que "así no se puede vivir". Pero el recorrido de la coreógrafa ya tiene puestos los ojos mucho más allá del baile y la casa; ha descubierto otra pasión, "la psicología a través del movimiento": "El día que físicamente me retire, no me importaría dedicarle horas. Me fascina llegar a conocer a una persona a través de los movimientos. Me gusta ver cómo se mueve la gente, incluso con el móvil".