Pedro G. Romero: "Envidio la idea de comunidad de Las Tres Mil Viviendas"
El actual Premio Nacional de Artes Plásticas llega a Madrid con 'La mesa que baila', donde dirige cuatro "performances": “Todos los que quieren meterse en líos, me buscan”, dice, y le encuentran
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Cuatro mesas muy diferentes. Cuatro artistas: Luz Arcas, Úrsula López, Antonio Molina “El Choro” y Leonor Leal. Y un "gurú", Pedro G. Romero; para los amigos, "Pedrogé". "Nooo", frena el artista en cuanto se le menta como referente de las generaciones que le van a rebufo (Israel Galván, Niño de Elche, Christina Rosenvinge, Rocío Molina, Rosalía, Soleá Morente...). "Eso es una exageración", continúa. "Solo soy un aficionado y ya mayor. No dejo de colaborar con todo tipo de artistas porque me interesa", reconoce quien celebra haber trabajado con Carmen Linares y Enrique Morente, "entre otros". Igualmente, sostiene que "todos los que quieren meterse en líos, me buscan".
Aunque en esta ocasión ha sido él, "Pedrogé", el que ha querido complicar la vida de esos tres bailaores más puros y Arcas, bailarina, coreógrafa y "compañera" de Premio Nacional en este 2024 del de Aracena (Huelva): Artes Plásticas, para él; Danza (en la categoría de Creación), para ella.
"No hay mucha inteligencia a la hora de gastar el dinero por parte de las instituciones públicas"Pedro G. Romero
–Han pasado ya unos meses, pero enhorabuena. ¿Ya está digerido?
–Gracias. Pues lo llevo con dignidad. Hace unos años hubiera sospechado.
–¿Sospechado?
–Sí, los reconocimientos siempre esconden algo. Pero con el flamenco he aprendido a ser hegemónico y periférico al mismo tiempo. Así es esto. Los políticos se llenan la boca con la bandera del flamenco y, a la vez, es un arte que sigue estando entre las drogas y los tiroteos de Las Tres Mil Viviendas, donde existe una vida que pone en cuestión nuestro confort. He aprendido mucho de ellos.
–¿Va mucho por allí?
–No a diario, pero tengo bastantes amigos. Es un sitio sobre el que hay mucho mito. Hay núcleos duros, aunque cuando vas con ellos es otra cosa. Hay una idea de comunidad que envidio. Allí se nota mucho. El espacio urbano está castigado pero la vida es abierta. Se respira la familiaridad y los gitanos hacen bandera de ello porque es lo que tienen para sobrevivir. Es lo que aparece en los momentos duros y las crisis.
Arcas, López, "El Choro" y Leal son las cuatro patas sobre las que se sustenta un montaje que llega ahora a Condeduque –dentro del Festival Supernova– y en el que todo nace en 'El capital', de Karl Marx. Concretamente, en un párrafo: "Se modifica la forma de la madera, por ejemplo, cuando con ella se hace una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo madera, una cosa ordinaria, sensible. Pero no bien entra en escena como mercancía, se transmuta en cosa sensorialmente suprasensible. No sólo se mantiene tiesa apoyando sus patas en el suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías y de su testa de palo brotan quimeras mucho más caprichosas que si, por libre determinación, se lanzara a bailar".
"El flamenco no se debe al genio andaluz, sino a unas circunstancias que generaron los puertos de Sevilla y Cádiz"Pedro G. Romero
Una cita que Pedro G. ha sintetizado en el nombre del espectáculo, 'La mesa que baila' (del 12 al 15 de diciembre, en Madrid), donde ha invitado a esos cuatro militantes de las artes vivas a crear a partir de esa mesa que se pone a dos patas para generar nuevas quimeras, siguiendo la metáfora de Marx. Así, cada uno hará propia esa invitación del investigador a través de una "performance" y también se hace bueno aquello que, en 2021, Manuel Borja-Villel dijo de él en la retrospectiva que el Museo Reina Sofía le dedicó: "Lo suyo es otra forma de producir conocimiento".
López, bailará entorno a una pequeñísima mesa china de té que "cabe en un bolso", apunta, y que abordará la economía colonial del siglo XVIII, cuando estos objetos empiezan a convertirse en mercancía; "El Choro", por su parte, jugará con un mueble sacado de una carbonería para darle el valor de una obra de arte, "que no es tanto la mercancía como la cualidad de objeto vivo"; Leal presenta 'La mesa que trabaja”, donde reflexionará si las coreografías violentan el orden natural ("si es que existe tal cosa") del movimiento humano; y Arcas, que se deja llevar por los espíritus familiares con una mesa que perteneció a su tío abuelo y que este utilizaba para hablar con su esposa fallecida.
Invadido por el flamenco
Es la reinterpretación de ese párrafo de Marx que, dice Pedro G., "es el que más se salva". Una referencia entre artistas y filósofos que para el artista "acierta cuando define qué es una mercancía. Después se lava las manos y nos deja tirados al convertir el libro en cifras". Como si fuera un "performance" más, el autor de 'El capital' "nos enseña y nos provoca", justifica.
Todo ello, por supuesto, invadido por el flamenco, un género "muy ancho" en la cabeza de Pedro G. Romero, como demuestran dos artistas muy diferentes como pueden ser El Choro y Luz Arcas. Para el investigador, el flamenco vive dos realidades "a la vez": "Va de lo 'mainstream' a lo más elitista". Asegura que decir que es un arte maltratado "sería injusto", pero advierte de que "no hay mucha inteligencia a la hora de gastar el dinero por parte de las instituciones públicas".
Desde su experiencia, "Pedrogé", que vive a caballo entre Sevilla y Barcelona, asegura que en ambos sitios la presencia flamenca es "muy potente y muy diferente". Mientras en el sur lo invade todo, en Cataluña cuentan con El Dorado, una peña flamenca "única", defiende. Pero también destaca Madrid como centro efervescente en la actualidad: "Se está invirtiendo mucho en flamenco. Hasta un nivel que parece caricaturesco. Hay como un sobre exceso de representaciones", comenta del "intento de sacar músculo, que no de apropiación", aclara. "Madrid ya estaba ahí antes del flamenco. Este no se debe al genio andaluz, sino a unas circunstancias que generaron los puertos de Sevilla y Cádiz y las riquezas que ahí había. Eso es lo que provoca que sean los lugares por excelencia. Pero Madrid y Barcelona, ahora mismo, son ciudades elementales del género".
Le llama la atención al artista que "los festivales más importantes de flamenco estén en Nimes [Francia] y Países Bajos. Eso es significativo. Es donde hay una mayor coherencia y donde dan al relato una potencia inusitada", asegura señalando a que "la escena taurina más interesante, en la actualidad, está también en el sur de Francia, en Nimes y Arlés". Allí, señala, "tienen librerías especializadas en toros; en Sevilla, ninguna. E igual pasa en Madrid con el flamenco, que tienen tiendas especializadas que ni en Sevilla ni en Jerez existen. Y eso la gente no lo quiere ver porque piensa que el flamenco son sevillanas y bulerías, y se quedan contentos con unas rumbitas. Hay que construir público y Madrid lo está construyendo con iniciativas como Suma Flamenca".
- Dónde: Condeduque, Madrid. Cuándo: desde hoy hasta el domingo. Cuánto: entradas agotadas.