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De Robbie Williams a Red Hot Chili Peppers: todo es posible en Mad Cool

El festival arranca hoy una nueva edición marcada por el cambio de ubicación, las dudas sobre el transporte y un buen resultado de venta de entradas
Robbie Williams performs at Heartland Festival, in Kvaerndrup, Denmark
Robbie Williams performs at Heartland Festival, in Kvaerndrup, DenmarkEFE

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Todo es posible en Mad Cool. Cualquiera que conozca la trayectoria del festival madrileño sabe que esa afirmación, lejos de ser un lugar común, es la genética de un evento que se ha enfrentado a luctuosos sucesos, problemas informáticos y logísticos, negativas de artistas a salir a tocar y aforos desbordados en su corta trayectoria. Su sexta edición llega con cambio de ubicación (la tercera en su corta existencia y, quizá, la definitiva) y un riesgo en el horizonte: la movilidad del público al término de los conciertos. Después del fracaso del plan de movilidad de asistentes del Primavera Sound en su nueva localización de Arganda del Rey (más distante que el recinto de Mad Cool, en Villaverde, al borde de la M-45), el festival se enfrenta a un estreno con hasta 70.000 personas cada jornada que se presenta como el desafío que marca el éxito o el fracaso. Los abonos para la cita, que se prolonga hasta el sábado, se han agotado, pero quedan disponibles entradas de día. Miles de asistentes esperan a que salgan Robbie Williams, Lizzo, Queens Of The Stone Age y Red Hot Chilli Peppers.
El festival tuvo que llevar a cabo su mudanza de Valdebebas debido a las obras de ampliación de Ifema, que tenían lugar en la parcela donde hasta el año pasado Mad Cool extendía su alfombra verde de césped artificial. Los organizadores apostaron por adquirir una parcela que servía de trigal, de unos 185.000 metros cuadrados (casi el doble que la anterior) en cuyo acondicionamiento han invertido 12 millones de euros durante varios meses de obras y que se convertirá en el Nuevo Recinto de Festivales de Madrid, un proyecto que pretende organizar todo el año eventos musicales de gran aforo y que tendrá su segundo uso el 14 de julio, con el macroconcierto de Harry Styles que convocará a 65.000 personas. La intención es que, el año que viene, haya un segundo Mad Cool en otra fecha que podría ser próxima al principal. Un nuevo paso en la guerra de festivales que se vive en España durante los últimos años con Last Tour (BBK Bilbao) y Primavera Sound como los principales contendientes.
Sin embargo, todos esos planes se pueden tambalear ante el gran desafío de la movilidad y seguridad del público. Grandes masas de personas que salen a la vez de un recinto con muchas ganas de llegar a casa. Por eso, Mad Cool se enfrenta a su principal desafío con un plan que, sobre el papel, ofrece alternativas. En primer lugar, una estación de cercanías y dos de metro a unos 15-20 minutos a pie del recinto, más o menos la distancia que existía en su antigua ubicación. El metro es una buena alternativa para el horario de entrada, pero inviable en condiciones normales para la salida: el festival cierra sus puertas a las dos de la mañana, cuando el suburbano ya no está en servicio. Por eso, según ha informado la organización y confirmado la Comunidad de Madrid, la Línea 3 estará abierta hasta las cuatro de la mañana, con paradas en Villaverde, Legazpi, Embajadores y Sol. El coste de la ampliación del servicio lo asumirá el festival, según aseguran los organizadores. Además, la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) pondrá en funcionamiento una lanzadera nocturna, con 18 autobuses, entre el festival y Atocha con conexión en Legazpi también hasta las 4:00 de la madrugada. Las alternativas serán los taxis y VTC, pero, como ya sucediera en ediciones anteriores, el festival no tendrá parking de vehículos privados. ¿Se generarán cuellos de botella? Todo parece indicar que así será porque, a diferencia de otras ediciones, que extendían su programación hasta las seis de la mañana, cerrará cuatro horas antes. Las asociaciones de vecinos ya han levantado la voz ante la enorme aglomeración de público en una de las zonas más degradadas de la capital.
Cuestiones de movilidad al margen, el evento ha compuesto un cartel de inteligente factura. Clásicos como Robbie Williams, mujeres poderosas como Lizzo, talentos mainstream como Sam Smith, el rock que ya es la identidad de la cita (Queens Of The Stone Age, The Black Keys y Red Hot Chilli Peppers) y nuevas estrellas como Little Nas y Machine Gun Kelly, que no acostumbran a verse por estas latitudes a menos que formen parte de un cartel así. Y, además, The Prodigy, Years & Years, Liam Gallagher, Primal Scream, Sigur Rós, Franz Ferdinand y una larga lista de «letra pequeña» de lo más interesante... No ha sido un año fácil para contratar mujeres artistas, se disculpan los organizadores de antemano. De la premura de los trabajos se darán cuenta en parte los asistentes: un cable de alta tensión que no ha podido ser soterrado cruza el recinto, aunque estará fuera de servicio durante este fin de semana. Tampoco las palmeras que alegraban la vista se han plantado. Eso sí: uno de los símbolos, la noria de Mad Cool, estará a pleno rendimiento. Y, por supuesto, esos miles de metros cuadrados de césped artificial serán el trampantojo habitual que hagan del antiguo trigal un flamante recinto de festivales. Todos los detalles están cuidados en el interior. Otra cosa será cómo salir de allí. Se lo iremos contando.