Lo que España le debe al reguetón
Adorado por el gran público, el género urbano latino ha devuelto el orgullo a la cultura en español
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Abril de 2023. Bad Bunny está en la cima de su poderío musical, tras tres años consecutivos de conseguir ser el artista más escuchado en Spotify en todo el mundo. Esta primavera también va a hacer historia con un nuevo récord: ser el primer cabeza de cartel del pijísimo festival Coachella, que se celebra en Indio, California (Estados Unidos). Al comienzo del concierto, cuando la audiencia se encuentra en su máximo punto de expectación, les plantea una pregunta crucial: «¿What do you prefer: me talking in english o hablando en español?». La respuesta gritada no deja lugar a dudas, así que todos los comentarios entre canciones los hace en nuestro idioma. Recordemos que no hace tanto, en los años finales del siglo XX, la juventud española se fascinaba con las banderas británicas mientras escuchaba a Oasis y Blur o idolatraba las barras y estrellas en las portadas de «Born in The USA» de Bruce Springsteen, «Gold» de Ryan Adams y «Stankonia» de Outkast, entre muchas otras.
El orgullo hispano siempre estuvo alto, pensemos en superventas como Luis Miguel y Juan Gabriel, que presumieron de no haber tenido que grabar nunca discos en inglés para llegar al público estadounidense. Luego el reguetón aportó algo crucial: una generación de artistas bilingües que prefirieron su idioma materno, en vez de el de Papá Imperio, que sobre el papel le iba a reportar más dinero. «No es que odie la idea de actuar en inglés. Es solo que me siento más a gusto haciéndolo en mi propio idioma. Pienso en español, siento en español, como en español, canto en español», explicó Bad Bunny a «Vanity Fair» en septiembre de 2023. Ese mismo año el conejito malo llegó incluso a responder en español a los periodistas que le hacían preguntas en inglés en los American Music Awards.
El reguetón hizo mucho por la difusión y el respeto a nuestro idioma, pero las redes se llenaron de memes contra el género: por ejemplo, el que dice «Antes los grupos de rock te ayudaban a aprender inglés, ahora los cantantes de reguetón te llevan a empeorar tu español». Obviamente es mentira: que los artistas usen espesos fraseos típicos del Caribe (sobre todo, de Jamaica) o que recurran a la jerga callejera no significa que su español sea incorrecto. Lo que es seguro es que la nueva música urbana está animando a muchos extranjeros a aprender nuestro idioma, que empieza a sonar más molón que el inglés (ya no decimos ni «cool»).
El año pasado, según el diario «The Economist», la música en español facturó mil millones de dólares en Estados Unidos, un 24% más que en el anterior ejercicio. Todo han sido buenas noticias desde que «Despacito» (2017) de Luis Fonsi se convirtió en el vídeo más visto de la historia de Youtube. También en 2023 la revista «Time» hizo su primera portada en español, dedicada a Bad Bunny. El profesor Juan Escourido, especializado en cultura española medieval, que trabaja en la Universidad de Carolina del Este, explicó el fenómeno en un podcast llamado «Pausa», de la periodista Marta García Aller. Allí confesó que utiliza iconos pop hispanohablantes para atraer estudiantes a sus clases, en las que subraya que el primer disco de Rosalía está inspirado en un manuscrito del siglo XIV o que las batallas de gallos, hoy pujantes en el hip-hop en nuestro idioma, tienen un ilustre precedente en las justas poéticas del siglo XIII. Aunque cueste creerlo, cursos en los que se matriculaban dos estudiantes ahora ponen la palabra «español» en el título y cuelgan el cartel de «no hay plazas».
Los esnobs califican al reguetón como enemigo de la Cultura. En cambio, Ramiro Villapadierna, exdirector de La Oficina del Español, se atrevió a decir en un programa de Telemadrid en 2023 que «Bad Bunny y Shakira han hecho más por el castellano que el Instituto Cervantes». Como era de esperar, parte de la prensa se le echó encima, pero sus argumentos suenan impecables: «¿Ha puesto más de moda el inglés escuchar a los Beatles o la labor del British Council? Los Beatles, sin duda. ¿Por qué lo entendemos tan fácilmente cuando estamos hablando de rock, de la contracultura y de Elvis Presley pero no cuando ocurre con Bad Bunny, que ha hecho mucho por el español?», se preguntaba.
Luego redondeó el razonamiento: «El mundo entero ha aprendido a decir ‘‘Bésame mucho’’ por un bolero y no por una universidad. La música es un canal potentísimo porque hoy día llevamos la música con nosotros a todas partes y además nos toca puntos emocionales. Padecemos la plaga del literalismo y cuando yo hago estas declaraciones me da la impresión de que hay gente que se pone a buscar la canción de Shakira que menos se entiende para poder replicarme. Hay que pensar en Gardel, Chavela Vargas, Serrat, Sabina…la música es una de las cosas que más une a todo el mundo en Hispanoamérica. Los políticos pueden estar insultándose y exigiéndose perdones históricos pero luego por la noche se encuentran en los espacios de socialización con música, donde escuchan tango, salsa y baladas sentimentales», destaca. El reguetón solamente ha puesto el turbo a lo que la música popular en español lleva haciendo décadas.
En 2018 fui al Wizink Center de Madrid para ver un concierto del bachatero Romeo Santos. Terminó agitando una enorme bandera rojigualda entre gritos de «Viva España». El público, donde había miles de hispanoamericanos, coreaba los «vivas» a nuestro país con entusiasmo, algo natural ya que les habíamos acogido en momentos complicados para sus respectivas patrias. Al salir a la calle, lo normal es peguntarse por qué una artista dominicano de Nueva York puede hacer esto con mayor naturalidad que un músico español de izquierda. Hoy cada verano vamos viendo un amplio desfile de superventas hispanos agitando la rojigualda en sus conciertos: Karol G, Peso Pluma, Anuel AA…
También recordamos el vibrante discurso del colombiano Sebastián Yatra envuelto en la rojigualda durante La Voz Kids. «Aquí, en España, me han dado una segunda casa. Me dieron la oportunidad de la vida, estar en este lugar», explicó al borde de las lágrimas, devolviendo el enorme cariño que le tiene el público español. Y dando ejemplo de la fraternidad que caracteriza a la Hispanidad. A pesar de los esfuerzos del progresismo por dividir a los españoles, los jóvenes actuales miran la rojigualda como lo que es: la bandera de todos.
La líder política que mejor ha comprendido este fenómeno es Isabel Díaz Ayuso, que no tiene ninguna pinta de reguetonera, como demuestran su tatuaje de Depeche Mode y los bailes que se marcó viendo al grupo británico en el festival Primavera Sound 2023. Aunque ella no sea muy fan de estos géneros, apuesta por grandes conciertos gratuitos de artistas como Carlos Vives y Manuel Turizo en la Puerta de Alcalá para celebrar el 12 de octubre. Sabe que es el tipo de cultura popular necesaria para dejar claro que Madrid aspira a ser capital mundial de la Hispanidad. Poco a poco, este tipo de celebraciones resultarán más icónicas que el desfile militar del Día del Pilar, ya que los hispanoamericanos siempre hemos sido mucho más cariñosos que belicosos.