La Paloma, o la liberación de la música de furgoneta
Aseguran que la banda nació para tocar en directo, y antes de acabar su actual gira pasarán por el Vibra Mahou Fest el próximo 9 de noviembre
Madrid Creada:
Última actualización:
No todo son normas, ni parámetros, ni basarse en objetivos. También es atractivo fluir, no pensar demasiado, hacer lo que apetezca. Ante la demostrada incapacidad de controlar lo que vaya a ocurrir, prima la plena posibilidad de disfrutarlo. Vivimos en vivo y en directo. Y aunque se haya generalizado que la música debe trascender cada vez más entre "likes" y datos de escucha, siguen quedando bandas que nos recuerdan que la prioridad reside en cuidar los conciertos. En ellos se resuelve todo: se liberan tensiones, se demuestran talentos, se disfruta del esplendor del sonido. Aún existen bandas para las que el estudio es un trámite, un paso a dar por el puro placer de dejar constancia grabada de lo que ocurre sobre los escenarios. Es el caso de La Paloma. La banda madrileña se creó, explica el guitarrista y vocalista Nico Yubero, "para tocar en directo, cuando empezamos nos centramos en tocar, en conocernos a base de ensayar y componer sin parar". Han pasado por el estudio, "pero no para mucho más que para plasmar cada momento que vive la banda. Intentamos mantenernos en constante evolución, pero siempre teniendo el concierto en la cabeza", afirma.
Viven en la furgoneta. Apenas pasan por casa, pero ello no les preocupa. La Paloma, que completan Lucas Sierra (guitarra y voz) y Juan Rojo (batería), están viviendo estos meses un fin de gira que les llevará por Vigo, Barcelona, Murcia o Madrid, donde además de actuar en La Riviera también participarán el próximo 9 de noviembre en el Vibra Mahou Fest, certamen que promete 12 horas de música ininterrumpida junto a bandas como La La Love You, Shinova, Shego o Carlos Sadness. "Siempre vamos con la cabeza puesta en seguir haciendo música nueva y mejorar el directo. Unas tareas que suponen el músculo creativo de la banda, que siempre tiene que estar a tope", matiza Yubero. Y una premisa en la que hallan el equilibrio entre la gestión de sus impulsos y emociones y la nada sencilla labor de hacer música elaborada, meditada, que se esfuerza en brillar sin perder de vista los propios principios. La clave, continúa el artista, reside en intentar ser sinceros: "No hemos pensado más allá de trabajar de canción en canción, una forma de trabajar que te aleja de un dogma estético o estilístico, y resulta más fácil y liberador seguir haciendo música".
La Paloma suena a guitarra y a batalla, a melodías desenfadadas y penetrantes, a indie rock revelador y rebelde. Más que saciar inquietudes con sus canciones, apunta Yubero que "convivimos con ellas, siempre nos acompañan. La inquietud que prima para nosotros es que las canciones vayan bien y que podamos disfrutar de ellas". Desde títulos como "Palos", en las que se repite continuamente el mismo mensaje, hasta la inconformista "La edad que tengo" o la enérgica "Tiré una piedra al aire", el vocalista recalca que lo que transmiten "es bastante personal. Han hablado de nuestros temas como melancólicos, nostálgicos, llenos de certeza o del mismo presente... todo eso encaja con La Paloma, pero el discurso varía según la percepción individual. Nos encanta que cada uno lo interprete como quiera". Se basan, por tanto, en ese sencillo placer de cantarle a lo que les pasa por la cabeza, y que ello se vea reflejado en otras mentes y tratado como dilemas y sensaciones generacionales.
"La música en español vive un momento espectacular, sin precedentes", opinan desde La Paloma. Es cierto que forman parte de un paisaje que agita y atrae al oyente. Grupos como Carolina Durante, Niña Polaca, Besmaya, Alcalá Norte o Nadie Patín han revolucionado durante los últimos años el panorama joven y emergente de nuestra música. Todas ellas, bandas con sonidos que recuerdan a los riffs de principios de los 90, así como también trasladan al más nostálgico al más profundo antro de la Movida. Con baterías incansables y sucesivos riffs de guitarra, La Paloma también se ubica como uno de esos proyectos que sí, que están ahí por el puro placer de hacer música y tocar en conciertos, pero que también miran de frente y satisfechos hacia la oleada pop o comercial de su época. Pero, de nuevo, no atienden a etiquetas ni categorías limitadoras. Son defensores desde esta banda madrileña de que "está ocurriendo en toda la Península, y con todos los estilos. Cualquier propuesta debería recibir la misma atención, independientemente de donde venga".
Son conscientes de la época en la que les ha tocado vivir. Y no la detestan, ni tratan de revolucionar sus cimientos. Agradecen la originalidad, algo que, dice Yubero, "contribuye a que la cultura progrese, y eso es crucial". Concluye asegurando que la vida y nuestro contexto actual "lo celebramos, y utilizamos todas sus herramientas, las redes sociales y las plataformas que están a nuestro alcance sin olvidar que lo nuestro es la música, y que eso es lo más importante para nosotros".