Molotov o el antídoto contra el «pan y circo»
La icónica banda mexicana defiende el rock como una música eterna y disruptiva, y está nominada al Latin Grammy a Mejor álbum rock
Desde la sensatez, son irreverentes, canallas, críticos, de música apocalíptica y lírica disruptiva. Randy Ebright, Tito Fuentes, Paco Ayala y Micky Huidobro son Molotov y aceptan al unísono cuando se les define como contrapunto y antídoto contra el «pan y circo». Si bien la música puede hacer tambalear al poder y a lo corrupto desde un lado humano y enérgico, lamentan que no sea tan fácil hacerlo desde lo legal. «Una canción tiene mucho poder, porque llega a masas gigantes de personas. Es una herramienta de expansión de ideas súper fuerte. Por ejemplo, yo veo cómo en los mítines políticos pagan a gente con comida y refrescos para que vayan, y aun así les cuesta trabajo asistir. De esa forma intentan ser fuerzas políticas fuertes. Pero a una banda de rock no le hace falta sobornar, llenan esos espacios sin problemas. Eso es lo que les puede hacer tambalearse», explican a este diario los músicos mexicanos desde una terraza con vistas al río Guadalquivir.
Molotov están en Sevilla al ser uno de los grupos nominados a los Latin Grammy. Junto a Arde Bogotá, A.N.I.M.A.L., Eruca Sativa y De la Tierra, son candidatos a hacerse con el galardón a Mejor álbum de rock en reconocimiento a su último disco, «Solo d’Lira». Un proyecto en el que mantienen su personalidad reivindicativa, identidad que les ha acompañado durante los últimos 30 años, en los que han pasado a convertirse en una de las bandas más importantes del rock latino e internacional. Para los músicos, si hay un género que nunca marchita, ese es el rock and roll. «Cuando paseas por cualquier barrio de España escucharás una batería o una guitarra que alguien está por ahí tocando. Hay muchos jóvenes que retoman el tocar instrumentos. El rock está donde siempre, en los garajes, las escuelas, en las calles con amigos o vecinos. No está tanto en las plataformas, pero existe, y siempre lo va a hacer, porque es una música orgánica», defienden.
Continúan, por tanto, señalando la injusticia a través de la música, y por ello no sorprende que sean unos artistas que no se dejan llevar por cualquier cosa. Ven la cancelación hacia el arte como «una pendejada. Es una falta, incluso un tipo de oportunismo. Porque no van a cancelar a una banda con 50 seguidores. Se tiende a buscar los quince minutos de fama, y hay que tener mucho cuidado con esas cosas», apuntan los artistas, zanjando que, como siempre, «seguiremos defendiendo la libertad en general».