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Cancelan el concierto de John Hinckley, el hombre que intentó asesinar a Ronald Reagan

Hinckley, que ha pasado 35 años en una institución psiquiátrica, intentó el magnicidio “para impresionar a Jodie Foster” y está libre desde 2016
La Razón

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El 30 de marzo de 1981, John Hinckley trató de asesinar al presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, disparándole a la salida de un hotel en Washington. La bala se alojó en su axila a solo 2,5 centímetros de del corazón. Cuando fue detenido, Hinckley confesó que su único propósito de sus actos era el de impresionar a la actriz Jodie Foster, con quien estaba obsesionado. En el juicio fue hallado no culpable por el intento de asesinato debido a su condición psiquiátrica, pero se decretó su internamiento en un centro especializado, el Hospital Psiquiátrico St. Elizabeth’s en Washington, donde pasó los siguientes 35 años sometido a estrictas medidas de vigilancia. Después, quedó bajo la tutela de su madre, hasta su fallecimiento y, en 2016, fue liberado por considerarse que ya no suponía un peligro para su entorno. Habían pasado 41 años, dos meses y 15 días.
Hinckley se crió en una familia acomodada en Dallas (Texas). En su juventud fue músico aficionado y trató de abrirse camino en los escenarios mientras estudiaba en Los Ángeles en los años 70. Sin embargo, nada le salió bien y solía escribir a sus padres pidiendo dinero y relatando desgracias y mala suerte. Daba muestras de comportamiento errático y hasta hablaba a sus padres de una novia que en realidad no existía. Así que estos decidieron que regresara a la casa familiar. Comenzó a tomar antidepresivos y tranquilizantes. Estaba fascinado con la película “Taxi Driver” (en cuya trama un hombre normal fantasea con acabar con el presidente) y también se obsesionó con la actriz Jodie Foster. Cuando supo que Foster estaba estudiando en Yale, Hinckley se mudó cerca para acosarla mientras le escribía poemas y cartas. Una de las últimas, decía: “Durante los últimos siete meses te he dejado docenas de poemas, cartas y mensajes de amor con la débil esperanza de que pudieras desarrollar un interés en mí. Aunque hablamos por teléfono un par de veces, nunca tuve el descaro de simplemente acercarme a ti y presentarme. ... La razón por la que sigo adelante con este intento ahora es porque no puedo esperar más para impresionarte. John Hinckley Jr”.
Durante su internamiento, Hinckley abandonó la guitarra pero recientemente empezó a publicar sus temas en YouTube y Spotify. Canciones con un punto excéntrico y algo confesional que iban a allanar el camino de su “Gira de Redención”. Hinckley estaba ilusionado con la posibilidad de dar conciertos y el primero, en Brooklyn, el próximo 8 de julio, estaba completamente vendido. No se sabe si se trataba del morbo de ver al fallido magnicida en directo o si se iba a concitar público genuinamente fascinado por la trastocada e ingenua creatividad de Hinckley (es inevitable la comparación con el genial músico Daniel Johnston), pero el debut de un músico de 66 años en la muy competitiva Nueva York había conseguido agotar las entradas en en Market Hotel del barrio neoyorkino.
Sin embargo, después de recibir “muestras reales de odio y amenazas”, el recinto ha decidido cancelar la actuación de Hinckley siguiendo lo sucedido en Chicago y Conneticut, donde también se cancelaron sus actuaciones. La sala publicó en Instagram un comunicado lamentando la situación: “Hubo un tiempo en el que se podían celebrar eventos como éste. Quizá puedan resultar un poco ofensivos, pero la reacción en el pasado habría sido: ‘’Es solo un tipo tocando la guitarra, ¿a quién le hace daño? Este es un país libre’'. Pues bien, ya no vivimos en esa clase de país libre, para bien o para mal”, escribieron en Instagram. El propio Hinckley aseguró que está buscando alternativas para presentar sus canciones en directo.
En su fallido atentado, Hinckley no solo hirió a Reagan, sino que hirió a un policía, a un agente secreto y al secretario de Prensa James Brady, al que dejó con una discapacidad para el resto de su vida. Desde entonces, Brady lideró una campaña para el control de armas hasta su muerte en 2014. La llamada Brady Bill fue aprobada en 1993 y establecía un plazo de cinco días como mínimo para la compra de un arma de fuego e investigaciones obligatorias de los antecedentes de los compradores.