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El Museo Thyssen hace "examen de conciencia" con una exposición sobre la colonización

Guillermo Solana, director artístico de la pinacoteca, asegura que esta muestra no "tiene nada que ver con la coyuntura política actual" y se desliga de las acusaciones que lo ponen en la órbita de algún partido político: "Nunca he recibido instrucción directa o indirecta de un ministro"

Madrid Creada:

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"No conozco a nadie en la sociedad actual que admire lo que hicieron los ingleses en la India; los belgas, en el Congo o los norteamericanos, en Vietnam". Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, inició la presentación de su nueva muestra, que definió como "la más esperada del año", con una justificación: "¿Qué tiene que ver el arte con el colonialismo? Pues para mí todo está incluido dentro del arte: la guerra, la sexualidad, la ciencia, el capital, el amor, la muerte... El año pasado dedicamos una exposición que relacionaba el arte con las ciencias ocultas: la demonología, la alquimia..., y no causó problema y, además le pareció interesante a la mayoría. Ahora hemos abierto una sobre el colonialismo, cuya huella es evidente en el arte".
"La memoria colonial", la nueva propuesta expositiva de la institución, es una lectura del pasado colonial a través de las colecciones históricas que esta institución conserva, la permanente y la de Carmen Thyssen, además de algunas piezas procedentes de la TBA21. Un conjunto de 75 obras en total que supone una relectura de crítica de estos fondos y que aspira a poner de relieve lo que hasta ahora se había ignorado, obviado o dejado de lado en la historia por parte de Occidente. "Esta iniciativa no pretende descolgar ningún cuadro de las paredes y mandarlo a los almacenes. Al contrario. Lo que pretende es rescatar algunos de los que había allí y explicar lo que cuentan".
Guillermo Solana quiso responder a las críticas que ha recibido durante estas últimas semanas y que le vinculan con posiciones ideológicas de un determinado partido político, sobre todo desde que se supo que su nombre figuraba en la lista para las elecciones europeas de Sumar. Este motivo ha despertado suspicacias entre algunos y quizá es lo que le ha llevado a explicar que "nuestro proceso de toma de conciencia viene por otras vías y que no tiene nada que ver con la configuración del Gobierno actual o con la coyuntura política que vive el país. Esto viene de mucho antes". Él mismo aclaró que el movimiento de descolonización en las instituciones museísticas comenzó "antes de que muchos aquí presentes hubieran nacido", aunque reconoció que desde hace unos años este tema se ha colado como un tema "urgente en la agenda y en las buenas prácticas de los museos".
De todas maneras, en el transcurso de este acto, no quiso dejar un solo cabo suelto y comentó de manera tajante: "Cualquier persona que conozca cómo funciona un museo y cómo se monta una exposición sabe que esta no se puede hacer en seis meses y los que digan que esta propuesta responde a una coyuntura actual o que se han dado instrucciones para que se haga, lo dice de mala fe. A lo largo de todos los años que llevo al frente del museo, nunca he recibido una instrucción, directa o indirecta, de ningún ministro". Y, apostilló: "De hecho, no he tenido ningún contacto con el actual ministro de Cultura". Algo que, a lo mejor, termine ahora, porque Ernest Urtasun ha anunciado que acudirá a la inauguración de la muestra.
Solana también quiso incidir en un aspecto que le preocupa: "En España, y en algunos medios de comunicación, desde hace un tiempo se juzga lo que sucede por la política actual. Y hay que decir que el tema de la descolonización comenzó en los sesenta. Esto, ahora, tiene que ver, más que nada, con otros procesos y se vincula con esas instituciones europeas que se han visto afectadas por sesgos o interpretaciones del pasado que terminan incidiendo en una falta de objetividad histórica. A veces se observa la descolonización como una manera de introducir sesgos en las colecciones y es justo lo contrario. Es un intento de rebajar esos sesgos que existen y están presentes".
Durante su intervención admitió que durante años tuvo dudas sobre aprobar o dar luz verde a esta exposición, pero que ha sido con el transcurso del tiempo cuando ha comprendido su importancia. La realidad es que su montaje encaja con la línea que ha tomado en los años recientes el Museo Thyssen. Esta muestra entronca perfectamente con el diálogo que la pinacoteca ha emprendido con algunas de los asuntos apremiantes que le preocupan a la sociedad y que agita las conversaciones actuales a menudo, como son la crisis climática, las migraciones o la igualdad de género. De hecho, sus últimas exposiciones han sido una sólida apuesta por la visibilización de mujeres artistas que habían caído en el olvido, el feminismo o la pluralidad en el sexo.
Quizá la diferencia, en este caso, es que Guillermo Solana ha entrado en un debate mucho más polémico, integrado por aristas más punzantes, donde todavía quedan vivas muchas reticencias, como se evidenció en las palabras que pronunció durante la presentación de la muestra: "En ocasiones se vincula la descolonización con la restitución de objetos que reúne un museo occidental. Pero la visión es más amplia. En ocasiones puede haber restituciones, pero no siempre tiene que ser así". Él mismo ahondó en este tema: "La descolonización no es sinónimo de restitución. Hay muchos que identifican descolonización con devolver obras. Esto no es para nada un asunto que resulte inocente. Muchos medios de comunicación lo hacen para provocar miedo en la gente y que se vea la descolonización como la dilapidación del patrimonio museístico".
"La memoria colonial", en realidad, ha nacido de distintos intentos y empujes. El último antes de que se desencadenara en el mundo la pandemia de Covid, que atajó, aplazó o arruinó muchos procesos. Esta exposición ha nacido de Juan Ángel López-Manzanares, comisario junto a Alba Campo Rosillo, Andrea Pacheco González (directora de del espacio FelipaManuela) y Yeison F. García López (director del centro cultural Espacio Afro). Estos dos últimos son comisarios independientes y su presencia se debe a un intento de enriquecer el recorrido con propuestas y miradas nuevas al provenir ambos de distintos ámbitos culturales. A este respecto, Guillermo Solana justificó la decisión: "Este examen de conciencia y espíritu crítico del museo se hace también con un equipo externo".
El recorrido se ha estructurado a través de seis espacios o ámbitos que tocan preocupaciones y temas de distinta naturaleza: el extractivismo y la apropiación; la construcción racial del otro; el esclavismo y la dominación colonial; la evasión a nuevas arcadias; el cuerpo y la sexualidad, y la resistencia, el cimarronaje y los derechos civiles.
Por medio de estas áreas se intenta enseñar al público cómo se han enriquecido las potencias coloniales con las materias primas procedentes de otras tierras, cómo se jerarquizaron las sociedades en el pasado en aras del color de la piel o el lugar de nacimiento de las personas; el papel social que jugaban los individuos procedentes de otros pueblos, la confundida supremacía racial que prevaleció durante el siglo XIX, el esclavismo en el que vivieron miles de personas o la visión negativa o equivocada que existía de otras culturas.
La muestra ha reunido obras polémicas, como "Grupo familiar ante un paisaje", de Frans Hals, donde la presencia de un muchacho africano ha cambiado del todo la interpretación de este lienzo de enorme factura artística, uno de los más importantes que conserva la colección. También está el controvertido "Retrato de David Lyon", de Thomas Lawrence. Las investigaciones han sacado a la luz que este personaje, y sus antepasados, se había enriquecido gracias a la esclavitud.
Juan Ángel López-Manzanares, por su parte, ha explicado la ausencia del "Mata Mua", de Gauguin, aduciendo que su presencia es fundamental en las salas de la colección Carmen Thyssen debido a que es uno de los óleos referenciales, aunque, aclaró, este cuadro está incluido en el diálogo de la exposición y aparece en el catálogo. Para subsanar esta ausencia se ha incluido "Idas y venidas, Martinica", del mismo artista. Aunque algunos han querido observar en esta maniobra un intento de desligar a este lienzo tan famoso de este discurso. Todas estas obras, de un extraordinario valor pictórico, se simultanean con piezas de creadores contemporáneos (que hacen también referencia a Gaza). Un contrapunto con la mirada de vista que poseían estos artistas del pasado, algunos de los cuales están representados por grandes obras, como Ernest Ludwig Kirchner, Otto Mueller, Pablo Picasso, Jan Brueghel el Viejo o Willem Kalf.